Políticamente insurrecto

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Un paro contra el paro

Por: Juan Diego Perdomo Alaba

La ‘gente de bien’ va a marchar este domingo en Cartagena de Indias con el lema: #YoProtejoMiPaís

Para aquella, siempre aporofóbica, urge que todo siga como va. O como iba. Que no se toque nada. Que no les toquen nada. Les incomoda que esos ‘otros’ incomoden. Sí, lo ‘otros’, los del pie de la Popa pa’ allá. Esos que se quejan por todo y quieren todo regalado.

Y es que pensar el país desde el privilegio es un ejercicio tan inane como egoísta, es como estar en una burbuja donde todo pasa pero lejos, donde el hambre no se siente, donde el calor no sofoca.

El capitalismo, amigos, tiene que ser esclavo de la democracia y no al revés. Y la democracia real se halla es con OPORTUNIDADES y sin hambre. Y eso es lo que esos otros, y me incluyo, pedimos a gritos en las calles. ¿Está mal exigir un revulsivo nacional para equilibrar la cancha?

Yo soy pobreza oculta queridos lectores y ‘gente de bien’, dejo de recibir dos meses mi sueldo y pasamos hambre mi mamá, mi hijo y yo. Apoyo el #ParoNacional no sólo por mí, sino por mi vecino, por los menos favorecidos, por el trabajador, el empresario, el emprendedor; por la misma fuerza pública, por el que piensa diferente. ¿Está mal alzar la voz y protestar en favor de un país donde quepamos todos sin matarnos?, ¿eramos Finlandia antes de este estallido social?

A eso nos llevó el resentimiento y la mezquindad de un político de finca, a dividirnos entre ‘gente de bien’ y ‘terrorismo vandálico’, a protestar y marchar por un país más justo, equitativo y con oportunidades, y a que otros con nevera llena marchen en silencio contra esos que marchamos, exigiéndonos que no jodamos más porque necesitan ir a la playa tranquilos o al supermercado sin tener que recibir la mala noticia de que los lácteos están escasos ‘por los bloqueos’, mientras una familia que vive al otro lado de la ciudad lleva toda una vida sin saber que es un yogurt.

Rompamos esos esquemas mentales que nos instalaron hace 19 años y pactemos un nuevo contrato social. Desde el privilegio y el fundamentalismo ideológico no se construye país. La diferencia nutre, enriquece, asesinarla para imponer un sólo relato es típico de dictaduras y Colombia es mucho más grande que eso.

Si quieren saber de qué estoy hablando, saquen dos horitas para verse la película chilena Machuca (2005), está en Netflix.

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