Políticamente insurrecto

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Las marinas en Cartagena, un tema de ciudad no de la DIMAR

marina@perdomoalaba en Twitter

El mercado potencial que tiene el turismo náutico es inagotable. Dicen los entendidos del tema que genera empleo, oportunidades de inversión y desarrollo económico. Colombia seduce a esta industria por las ventajas comparativas que tienen nuestras costas para la llegada de este tipo de proyectos náuticos y su ubicación geográfica privilegiada al estar debajo del cinturón de huracanes.

En la actualidad existe un mercado creciente de venta de yates que por supuesto genera  nuevos negocios y no hay marinas suficientes para albergarlos. Hay más de dos millones de embarcaciones en el mar Caribe que no arriban a Cartagena por no haber infraestructura, un nicho que al vuelo, estamos perdiendo. Las únicas del Caribe son las de Santa Marta y Puerto Velero en Barranquilla sin contar la del Club Náutico de Cartagena que es igual que nada.

Las marinas básicamente son un parqueadero formal de embarcaciones, un puerto en agua o tierra con infraestructura de servicios para que yates, veleros y embarcaciones privadas puedan estacionarse, abastecerse y guarecerse. Es casi que un hotel náutico.

En vista de este mercado emergente, a mediados de 2015 el vicepresidente de la República Germán Vargas Lleras se interesa en el tema y lo promueve. Para tal propósito delega al viceministro de Infraestructura, el cartagenero Iván Martínez, su ficha junto a Natalia Abello en la cartera de Transportes, quien como asegura una fuente que pide la reserva de su identidad, al parecer hace los mandados, pero cuando se le cita al Concejo de Cartagena para hablar del tema no aparece.

Hasta entonces, poder tramitar un proyecto para una concesión de una marina era engorroso. Mucho trámite, desgaste y plata invertida sin seguridad de nada.

Con la concebida capacidad de gestión del Vice, se expidió entonces una resolución que simplificaría el trámite, la 489 de agosto de 2015 que establece los criterios para la expedición de concesiones para marinas. Al día siguiente de su expedición ¡saz! Llegaron proyectos a tutiplén.

De ahí en adelante sería la Dirección general marítima (Dimar) la encargada de revisar los proyectos, convocar a los proponentes y pasar comunicación a los entes del nivel central involucrados quienes dan el “ok” acusando así la etapa de prefactibilidad.

Según Antonella Farah, directora ejecutiva de la Asociación Náutica de Colombia (Asonáutica) hay a la fecha 35 proyectos de marinas en Colombia de los cueles 12 son en Cartagena, ninguno aprobado ni en etapa de factibilidad, asegura. Entre esos hay uno que ha causado polémica y es el que Marina Miramar quiere desarrollar en la bahía de Manga donde ya hay tres: Club de Pesca, Club Náutico y Eduardoño, marina que colinda con la Sociedad Portuaria. Dicho proyecto estaría ubicado entre el Club Náutico y el Muelle Turístico.

Julio Romero, presidente de la Asociación de vecinos de Manga (Asomanga), comenta que los mangueros no están de acuerdo con las marinas en sitios residenciales ya que no hay las condiciones de infraestructura, además porque el barrio está saturado, tugurizado. Sufre problemas de seguridad, movilidad y parqueo. Sin embargo, reconoce en ellas una oportunidad para la ciudad y sugiere ubicarlas en sitios donde generen desarrollo y crecimiento económico, pero bien pensadas y planificadas. Bazurto, El Bosque, Barú, zona norte, propone.

Entretanto, el alcalde de Cartagena Manolo Duque, en un buen ejercicio de cabildo abierto con la comunidad del barrio Manga en el paseo peatonal, escuchó atento su queja y anunció que en su gobierno, por lo menos ahí, no iban las marinas. Sin embargo, no dio alternativas.

Recientemente expresó que Cartagena necesita un plan maestro de marinas. Pues un buen comienzo sería estudiar el Plan nacional de turismo náutico, presentado en 2013, que tiene entre sus objetivos diseñar una red de marinas, muelles  y bases náuticas con posibilidades de competir con los países líderes del área Caribe y Pacífico. El Plan, financiado por el Gobierno Nacional, se propone la construcción de 10 marinas en el Caribe colombiano, en el que Cartagena es fundamental para ese corredor náutico.

Ahora, el argumento de los amigos de las marinas en todos los cuerpos de agua de Cartagena no puede ser compararla con Mónaco y otras ciudades fuertes en ese tipo de infraestructuras marítimas porque somos una urbe, que por compleja, está mal planificada, desordenada. Con altísimos problemas de densificación, caos vehicular y seguridad. Estamos casi apiñados. Concentrar proyectos dentro de la ciudad aceleraría su implosión. Urge entonces un proceso de renovación urbana y finalización de proyectos que se le debe hace décadas y que por falta un plan de desarrollo prospectivo a 20 0 30 años nada pasa. Es ahí donde aparecen los Dionisios irresponsables a regar obras inconexas sin ningún tipo de planificación previa y con plata prestada.

¡Claro! por supuesto que se necesita una marina y hasta dos y tres. Pero NO en zonas residenciales. La directora de Asonáutica precisa que el turismo náutico es el que mayor empleo genera en el mundo, y así exagere, no es falso que sí brinde oportunidades y genere nuevos desafíos. La idea es que esas oportunidades lleguen con contundencia a la población menos favorecida, que no sea solo discurso. Un yate por ejemplo invierte hasta el 10 % de su valor en mantenimiento y “engalle”, y sus dueños son derrochones, gastan. Dejan plata a donde llegan.

Más del 50% de los tránsitos anclan en áreas de fondeo y sólo el 25 utilizan las marinas de la costa de Colombia debido a la falta de infraestructura. Uno ve por ejemplo botes fondeando en la mitad de la bahía sin control ni vigilancia, foco propicio para la prostitución de menores y el narcotráfico. En Manga habrá mal contados 50 sin pagar un peso. Julio Romero cuenta que las embarcaciones llegan y se van sin ningún control de Migración. Le ha pedido a la Dimar un censo de estas y no lo tienen. Una marina por ejemplo formalizaría su entrada.

El vicealmirante Pablo Emilio Romero, director de la Dimar quien hace un par de días dijo desafiante que era vergonzoso que Cartagena estuviera rezagada en el tema de marinas, debería entender que la ciudadanía no es su subalterna que le acata órdenes y que aun cuando se le concedió el monopolio de estas licencias, está en el deber de socializar los proyectos de cara a la ciudad porque es aquí donde impactará.

Entonces la invitación es en primer lugar, a no darle la espalda al mar y sacarle un provecho responsable sobre la base de la sostenibilidad costera donde el componente ambiental sea primordial. Dejar de lado las prevenciones y servir un debate juicioso, productivo y constructivo con la debida información y pedagogía sobre el tema, ya que es poca la sensibilización que se ha hecho sobre la cultura náutica en Cartagena, quizá por un desinterés absurdo, pues estamos rodeados de agua. Sin secretismos ni guardados. El colmo sería que como siempre, en Bogotá se tomen las decisiones y que seamos los últimos en saber qué se nos va a imponer por capricho de unos pocos.

ADENDA 1: No soy tan joven pero tampoco cuento con la edad para saberlo. Cuándo carajos la ciudadanía cartagenera  se dejó quitar lo que hoy es el deplorable parqueadero del Centro de Convenciones, un lugar bellísimo que por su vista y ubicación debería ser un parque lineal multipropósito para el disfrute de propios y visitantes.

ADENDA 2: El transporte multimodal público acuático debe retomarse con ahínco. Recuperar nuestros cuerpos de agua y adaptar infraestructura, Cartagena lo necesita.

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