Políticamente insurrecto

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La ‘teoría del goteo’ que propone Iván Duque, una política pro-ricos fracasada

@Perdomoalaba

Esta ‘falacia del capitalismo’ del economista ruso Simón Kuznets consiste básicamente en favorecer a los más ricos para que con sus arcas rebosantes filtren ‘riqueza’ mediante goteo sistemático a las demás capas de la sociedad, “beneficiándolas de ese crecimiento”. ¿Será la economía más fuerte si se mejoran las condiciones de los más ricos? 

Aplicando a rajatabla las políticas económicas de la mañosa tesis uribista, el Gobierno de Iván Duque se propone aumentar el ingreso tributario a través de una reforma estructural que contempla un alivio en la carga tributaria de las empresas, que trasladará al bolsillo de la clase media emergente con el impuesto sobre la renta a personas naturales que ganen más de $1.9 millones. Es decir, el Gobierno pondrá a más colombianos a tributar porque, según el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, “el que gana un poquito más, debería pagar algo“. Propone además gravar más productos de la canasta familiar con IVA.

Está demostrado que disminuir impuestos a las empresas o aplicar medidas de desregulación laboral no se traduce necesariamente en más o mejores empleos; por el contrario, aumentan los beneficios para un pequeño sector empresarial, concentrando la riqueza en manos de unos pocos (electores del Gobierno) y ampliando la brecha de la desigualdad. La reforma laboral, Ley 789 que sancionó Álvaro Uribe Vélez en 2002, prometió estimular el empleo y, contraevidente con las reglas naturales, económicas y jurídicas, extendió el día laboral hasta las 10:00 p.m. y redujo el recargo por trabajo en dominicales y festivos al 75%. La reforma deterioró la calidad del trabajo y resultó ineficaz en la creación de empleos como se probó en los trámites de las demandas por inconstitucionalidad C-038 de 2004 y C-257 de 2008.

¡No coman cuento! La ministra de Trabajo, Alicia Arango, aseguró en una reciente alocución que el “salario mínimo en Colombia debería ser mejor». Y en efecto así será. Tras la nueva tributaria, y en aras de generar un golpe de opinión que amaine los efectos de la agresiva reforma, se augura que en 2019 el ajuste del mínimo estaría entre el 10 y 12% que en la práctica no saldrá de las “arcas rebosantes” de las empresas sino del bolsillo nuestro, pues la reducción de impuestos a las empresas será compensada con la estrategia de gravar con impuesto de renta los ingresos que estén por encima del promedio nacional ($1,9 millones), tal como lo sugirió el Consejo Gremial Nacional al nuevo Gobierno en pro de la “reactivación económica entre el 2018 y 2022“.

¡No coman cuento! La ministra de Trabajo, Alicia Arango, aseguró en una reciente alocución que el “salario mínimo en Colombia debería ser mejor“. Y en efecto así será. Tras la nueva tributaria, y en aras de generar un golpe de opinión que amaine los efectos de la agresiva reforma, se augura que en 2019 el ajuste del mínimo estaría entre el 10 y 12% que en la práctica no saldrá de las “arcas rebosantes” de las empresas sino del bolsillo nuestro, pues la reducción de impuestos a las empresas será compensada con la estrategia de gravar con impuesto de renta los ingresos que estén por encima del promedio nacional ($1,9 millones), tal como lo sugirió el Consejo Gremial Nacional al nuevo Gobierno en pro de la “reactivación económica entre el 2018 y 2022“.

El resultado: concentración del 40% de la riqueza total entre el 1% de la población. Programas de asistencialismo con fines electorales que no cambian realidades ni generan movilidad social, pues el crecimiento económico por sí solo no reduce la pobreza porque quienes están en la parte baja de la pirámide no tienen la posibilidad de acceder a ese crecimiento. De nada sirve ajustar salarios por encima de la inflación si se va ampliar la base imponible del IVA y la clase media va tener menos ingresos para adquirir bienes y servicios. Toda una estrategia montada para mantener el statu quo pero siempre a favor de unos pocos rentistas de capital.

La dinamización de las economías obedece a la capacidad adquisitiva de la clase media, motor de desarrollo de un país, in crescendo en estos últimos ocho años pese a la última tributaria que nos golpeó drásticamente. La economía crece estimulando la demanda, no bajando salarios ni gravándolos. La tributaria de Duque es regresiva, beneficia a los poderosos y amplía la brecha de la pobreza, generando alarmantes niveles de desigualdad al tiempo que puede afectar el desarrollo económico deteriorando a su vez la cohesión social. Clave sería eliminar gastos innecesarios en el Estado y combatir con agresividad la evasión fiscal, la fuga de divisas y las cuentas off shore, pues no hay espacio para más carga impositiva entre las capas medias.

Contra la desigualdad, es mejor y más efectivo un sistema tributario progresivo, que por obvias razones no gusta entre este gobierno plutócrata que actúa como un Robin Hood pero al revés. Gasto social focalizado. Inversión en capital humano. Oportunidades, transparencia, formalización laboral y mejor calidad del gasto.

¿Será que a los electores ‘clase media’ de Duque les llegará el uribismo hasta cuando se les toque sus bolsillos directamente?

ADENDA: En su primera rueda de prensa al frente de la cartera que repite, Alberto Carrasquilla citó la idea del gobierno Santos de establecer unas “tarifas significativamente más altas” con el fin de mejorar la calidad del servicio que presta Electricaribe. Insiste en esa fórmula perversa de meterle la mano al bolsillo del usuario sin exigirle al privado español ampliamente cuestionado. Sin embargo, los estrafalarios deseos de Carrasquilla son matizados por sus escuderos, desvirtuando que exista una decisión en materia tarifaria, pues según el senador conservador aliado del nuevo gobierno, David Barguil, la prioridad según el ministro es “encontrar un nuevo operador que brinde el servicio de calidad que la costa necesita». Todo indica que nos espera mucha calle, señores.

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