Políticamente insurrecto

Publicado el

«Cualquiera menos Petro»

Por: @perdomoalaba

En este enrarecido domingo electoral que pasó, un conocido me llamó para que lo acercara a su puesto de votación, pues allí no tenía donde parquear. Dejó su carro frente a mi apartamento y lo llevé en mi moto hasta el lugar. Cuando salió le pregunté por quién había votado y dijo que por ‘Fico’. Y me confesó: No te dije antes porque no me hubieras llevado. ¿En serio votaste por el candidato de un genocida?, le repliqué.

Su respuesta la traigo a cuento por que refleja perfectamente el cuadro psicológico del antipetrismo, un sentimiento netamente emocional de miedo: «No me importa, votaría por cualquiera menos por Petro».

Y es que el antipetrismo en Colombia es tan fuerte, que puedes enfrentar a Gustavo Petro contra el mismísimo Hitler y la gente le vota al genocida y dice: No me importa, Petro nunca será presidente.

No nos digamos mentiras, este domingo más de 11 millones de personas le dijeron no al proyecto político del líder del Pacto Histórico. Creo entonces que en estas próximas dos semanas la elección no la determinan las propuestas o los debates sino las emociones, lo que en comunicación política llaman ‘estrategia de contraste’.

Contra Federico Gutiérrez, Petro la tenía más fácil pues los votos de Rodolfo Hernández se repartían. Con este en segunda, aunque aritméticamente no podamos asegurar que los de aquel se volquen en bloque, está visto que gran parte ya están en el haber electoral del ingeniero santandereano. Por otro lado, los votos de Fajardo no son propios, ya que allí confluyen varios liderazgos y esos casi 900 mil se podrían deslizar a ambos lados, pues el antipetrismo está en todas partes, tanto en la derecha como en el centro y hasta en la izquierda, recordemos que Jorge Robledo no lo puede ver ni en pintura.

Muchos se estarán preguntando a qué se debe este escenario tan dantesco. Ya con cabeza fría y las emociones reposadas, identifico que esta serie de sucesos políticos inusuales demuestran, en definitiva, lo dañino que son los ‘ismos‘ en una democracia tan frágil como la nuestra. Claro, el fenómeno es munticausal, pues la corrupción, el desgaste de los partidos políticos, el establecimiento cómplice de un país en crisis y con 27 millones de colombianos en la pobreza, entre otras, encumbran ofertas caudillistas, populistas y personalistas que entierran proyectos políticos sensatos, responsables e inteligentes, pero que poco conectan con la psiquis de una ciudadanía cansada, rabiosa y hastiada de los mismos con las mismas.

Yo también soy un ejemplo del daño que nos dejan los ismos. Mi voto por Gustavo Petro, con todo y mis reservas, es más que todo antiuribista. Y aunque no lo queremos aceptar, el país sigue enfrentado entre dos ismos, petrismo contra uribismo; ahora,  usted puede ver el vaso medio lleno o medio vacío a través de este ejemplo que le voy a dar: Sume los votos de Petro y Rodolfo, dan 14.5 millones de personas que quieren un cambio, en distinta forma pero lo anhelan. ¿Votos antiuribistas? Llámelo como quiera. Lo cierto es que podemos concluir que el uribismo ya no es la mitad más uno del país pero, sin duda, sigue definiendo elecciones. Y los de Petro, esos 8.5 millones, recogen no sólo al voto petrista sino el de la izquierda o centro izquierda, aunque, a decir verdad, estás elecciones trascendienron lo ideológico.

Pero ¿Cómo hacer para que esa narrativa binaria que nos persigue desde el Frente Nacional hasta nuestros días deje de ser la que defina el futuro de un país urgido de reformas profundas para su desarrollo social y económico? Aunque ratifico mi apoyo en segunda vuelta por Petro, creo que ya va siendo hora de que superemos los ismos para dejar de votar con rabia, resentimiento y en contra de. Colombia merece más.

La ética de la responsabilidad, como decía Max Weber, evalua las consecuencias previsibles de una acción. Apelo a eso. Rodolfo Hernández Suárez, el favorito a llegar a la Casa de Nariño, es un fenómeno de coyuntura sin plan ni norte. Un salto al vacío. El ‘plan C’ de Álvaro Uribe, quien necesita un aliado para consevar sus espacios de poder y garantizar su seguridad jurídica. Nadie que profese admiración por Hitler y evoque con nostalgia y agradecimiento a Uribe Vélez, puede asumir las riendas de un país diverso y con dos pendientes de responsabilidad histórica: La implementación de los Acuerdos de Paz y su reconciliación.

El voto de Rodolfo se queda con él. Es poco probable que su elector antiuribista se vaya con Petro sólo porque Mafe Cabal anunció votarle. Estar montado con el que puede ser el próximo presidente de Colombia genera una presión psicológica que incide. Tampoco descartemos el voto en blanco como opción de última hora.

Como reflexión final, creo que es posible revertir la realidad este próximo 19 de junio si cada uno de los 8.5 millones que le votamos a Gustavo Petro, traemos a un ciudadano a la causa. Imposible no es.

Comentarios