
Por: Juan Diego Perdomo Alaba – @perdomoalaba
En abril de 2016 el entonces director de Valorización Distrital, Jorge Luis Marimón anunció que el puente ‘tarima’, más conocido como el ‘Puente mocho’ ubicado en el plan 500 A del barrio El Socorro en Cartagena de Indias, sería intervenido a mediados de ese año tras la aprobación de recursos de regalías por $ 12.500 millones para su terminación, tras cuatro años de abandonadas las obras por el presunto incumplimiento de pago del Distrito al contratista.

Este apremiante proyecto pretende adecuar y terminar el puente de marras; ampliar en siete metros y revestir en concreto rígido 393.39 metros del canal Emiliano Alcalá de aguas pluviales; construir seis sumideros, cuatro boux coulvert y ejecutar otras obras complementarias como medida “paliativa” para evitar las inundaciones en el sector, consecuencia del desbordamiento del canal.

Según lo anunciado por el Distrito, las obras irían desde la esquina del conjunto residencial Portales de Santa Mónica hasta Portales de San Fernando y empalmarían con un boux colvert que se construiría en Alameda La Victoria.
Ocho meses después, el 21 de diciembre, el alcalde Manolo Duque llegó al barrio El Socorro a oficializar el inicio de obras de ampliación del canal, pero los vecinos del sector lo recibieron con rechiflas y arengas, y bastante molestos e inconformes, le exigieron a voz de cuello no iniciar los trabajos ya que nunca se les socializó ni conocieron los diseños ni detalles de la obra, y lo poco que se filtró, a juicio de algunos profesionales de la ingeniería que residen en el sector, no soluciona en nada la histórica problemática de las inundaciones. “Queremos un proyecto acorde con las necesidades de la comunidad, no queremos más improvisaciones, ni puentes mochos, ni canales abiertos”, decía uno de los quejosos. El Alcalde acogió las observaciones, reprochó al Secretario de Valorización no haber socializado la obra entre los afectados y se comprometió a no arrancar trabajos hasta no socializar el proyecto: “Nosotros no podemos comenzar una obra sin el consentimiento y aprobación de la comunidad”, dijo.

“No nos mientas, Manolo, recuerda que primero es la gente”, gritó uno los líderes del mitin comunal.
El Distrito no responde
Los integrantes del Comité de afectados por las inundaciones producto del desbordamiento del Canal Socorro – Ricaurte y la Veeduría Ciudadana del barrio, han enviado derechos de petición al Distrito solicitando explicaciones sobre los diseños de la obra y según los peticionarios las respuestas no han sido satisfactorias. En un reciente recurso de insistencia, fechado el 2 de abril de 2017, los vecinos del barrio le solicitan al alcalde Duque responder de “forma concluyente sobre el destino del proyecto de ampliación del canal que permita aclarar la situación ante la inminente llegada de los embates del invierno”, y reiteran asimismo “que el tema de inundaciones infortunadamente además de pérdidas materiales ya ha cobrado vidas humanas y que mientras no se dé una pronta solución bien planeada, efectiva e integral a la problemática, se continúa poniendo en riesgo la vida de los ciudadanos y desconociendo su ‘derecho fundamental a la vida’”.
Se prendieron las alarmas: ¡La obra va!

En la noche del pasado viernes 21 de abril llegó un camión con un conteiner -especulan los vecinos- con maquinaria y herramientas de obra civil descargado en la zona deportiva del colegio Emiliano Alcalá Romero más conocido como ‘Techo Rojo’. Alfredo Valencia, presidente de la veeduría ciudadana de El Socorro, quien ha hecho seguimiento permanente al tema, denuncia que, según le informan fuentes de la Alcaldía, este lunes 24 comenzarían a talar los árboles que bordean el canal para iniciar las obras de ampliación. “Y al parecer habrá presencia policial para reprimir posibles manifestaciones ¡¿acaso estamos en Venezuela?!”, acota indignado el veedor.
Carlos Carmona, nuevo secretario de Valorización Distrital, precisó que la obra fue trasladada a la secretaría de Infraestructura quien ejecutará el proyecto y aclaró: “Las diferencias de aspectos técnicos que existían con la comunidad ya fueron solucionadas”; Valencia, lo desmiente: “El Secretario falta a la verdad, la comunidad desconoce el proyecto que se va a ejecutar, que entre otras cosas, está viciado de ilegalidad y carece de ingeniería de detalle”. Advierte igualmente que la comunidad se opondrá al inicio de obras “y si es necesario usaremos las vías de hecho”.
Alcalde: evítele malos ratos a esta comunidad, las cosas no pueden ir a las malas. Las obras se hacen bien o no se hacen. Ellos no se oponen a los trabajos, por el contrario, les urge que el canal sea intervenido, el invierno es inminente y muchos sufren al ver sus casas anegadas, sus bienes perdidos y sus vidas en riesgo. La adecuación del puente es perentoria pues se ha convertido en un peligro mortal para peatones y conductores. La confianza ciudadana no se gana chocándole el puño al niñito de Olaya o abrazando a la viejita de Nelson Mandela para la foto; el ejercicio de lo público se fundamenta en la participación social y la construcción de poder local, la interlocución real y efectiva con la comunidad, lo que yo llamo un ‘Gobierno deliberativo’. Socialice la ingeniería de detalle, desengavete los planos; llegue al barrio y acuerde los diseños con la comunidad, no asalte su inteligencia, al final, es esta quien gozará de una solución definitiva al problema o padecerá la frustración de ver, una vez más, otra ‘chambonada’ en su barrio. Gane confianza, alcalde, la necesita.
