Políticamente insurrecto

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¿Alcanzará Iván duque los 9 millones de votos en la segunda vuelta?

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Por: Juan Diego Perdomo Alaba

El escenario político de elegir entre los extremos no es fácil, sobre todo cuando el voto en blanco no tienen ningún efecto en segunda vuelta. Tras los resultados del pasado domingo y con la sangre en el ojo, vemos todo perdido, pero no, con el paso de los días, se evidencian  detalles y hechos políticos curiosos que llevan a ver la luz al final del túnel y a hacer un análisis poselectoral en frío más alentador y menos catastrófico.

El uribismo tiene techo, es vulnerable y no es tan cierto que son la mitad más uno del país. En perspectiva, hay 36 millones de colombianos habilitados para votar de los cuales sólo un 21% votó por Duque el pasado domingo, mientras que el voto libre y de opinión logró un histórico de 9 millones, algo más del 25%. El voto uribista disciplinado no supera los 5 millones, es más o menos el de la consulta de marzo.

Veamos: Hoy el Partido Liberal, Conservador y de La U, son cascarones sin gente y el Centro Democrático (CD) lo sabe. Se podría pensar que están desgastados política, logística y económicamente. Las recientes adhesiones sólo le sirven para dar golpes de opinión y crear una sensación artificial de poder político imbatible. La campaña del neófito Iván Duque evitara la foto en público, sobre todo con algunos barones de Cambio Radical y otros tantos  ‘impresentables’. En la praxis, no obstante, ya en el poder, al CD le conviene tener bancadas aliadas para hacer coalición de gobierno y tener mayorías en el Congreso, todo a cambio de burocracia.

La maquinaria que al parecer nunca engranó, resulta que sí funcionó pero a favor de Duque y no de Germán Vargas Lleras, lo cual indica que la oficialización de esas ‘adhesiones’ cuentan entre los 7 millones y medio de votos del pasado domingo, es decir, no sumarían en segunda vuelta.

Los votos ‘compromisarios’ de Sergio Fajardo y los 400 mil de Humberto De La Calle, son propios de un centro ilustrado y reflexivo, consciencias no endosables difíciles de seducir por los extremos. Eso sí, más antiuribistas los del exnegociador liberal porque son propaz; mientras que por el lado ‘fajardista’, hay una franja que le teme más a Gustavo Petro que a Duque y por ahí habría una fuga significativa que se deslizaría hacia esa campaña. Fajardo y don Humberto, en una decisión personal y consecuente con su discurso ‘NiNi’, votarán en Blanco mientras que Claudia López, Antonio Navarro y Angélica Lozano lo harán por Petro pero sin cantar el voto a voz en cuello. El voto Verde partidista, alternativo y más flexible por ser amigo de los acuerdos de paz y las propuestas ambientales del exalcalde, exige cinco condiciones que en teoría, serían «transigibles»: no a una asamblea constituyente, respeto por la institucionalidad y la propiedad privada, meritocracia en cargos clave de gobierno, responsabilidad fiscal y Consulta Anticorrupción.

Por otra parte, dos terceras partes del Polo adhirieron ayer al candidato de la izquierda, menos el Moir de Jorge Robledo que se va en Blanco, una decisión política arriesgada pero respetable y válida que en la práctica, conviene más al uribismo porque le resta al progresismo. Tendrá un costo político enorme y repercusiones negativas a mediano plazo, pues se lo cobrarán en las urnas.

Coalición Colombia tomará decisiones por separado pero cerrando filas frente a los retos  electorales que suponen las regionales de 2019, donde intentará ganar la alcaldía de Bogotá y otras grandes capitales donde se asegura fuerte. Su proyecto político, contrario a lo que se especuló la noche del 27 de mayo, no se reventó, intentan ratificarse como la segunda fuerza política del país.

Un pronóstico apresurado, sin olas de última hora ni fenómenos masivos desbordados, promete una abstención mayor a la del 27 de mayo, algo así como unos 17 millones de votos, porque ante la indefinición del voto libre #NiPetroNiDuque que no cree en los extremos y veía en Fajardo al único que podía vencer a la ultraderecha, se abstendrá o votará en Blanco, ya que Petro le genera un rechazo emocional casi irreparable. Todo depende de cuánto ceda el exalcalde, quien ha moderado su discurso buscando seducir y captar el voto de centro, llamando a la unidad, generando confianza y esperanza entre los mal llamados ‘tibios’ que inclinarían la balanza a su favor. Nada está dicho.

Adenda 1: La derecha es cínica y acomodada, hipócrita pero pragmática; a la izquierda le cuesta unirse, es ególatra y romántica, rencorosa e inmadura; por eso jamás será opción de poder.

Adenda 2: No me gusta Gustavo Petro. Pero hay una sola razón poderosa para no mantenernos neutrales ante un escenario que demanda definición y no permite matices: los acuerdos de PAZ. Yo prefiero contarle errores a Petro que muertos a Álvaro Uribe Vélez. Ese refrán que reza «Es mejor malo conocido que bueno por conocer», se agota cuando el ‘malo conocido’ es sinónimo de guerra, corrupción, persecución y muerte.

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