Colombia - USA flags

El gobierno del primer presidente de color en Estados Unidos en su última etapa ha logrado reconciliar dos de los archienemigos que el país ha mantenido, no solo con una guerra verbal y de guerra fría por muchos años, sino que también ha sido mantenida por demasiado tiempo en ese limbo oscuro de represión evolutiva del pensamiento.

Si comparamos el tiempo que ha durado la problemática de Estados Unidos con Cuba – 53 años aproximadamente – son más o menos de la misma edad del conflicto colombiano con las FARC, 51 años; sin embargo, los estadounidenses han sido mucho más rápidos en encontrar y resolver avenidas de avance al restablecimiento de relaciones diplomáticas, que los dirigentes de las FARC y los negociadores colombianos para firma un acuerdo de paz.

Con Irán, el Secretario de Estado John Kerry y su equipo negociador, han mantenido un ritmo de avance muy superior al que se lleva en Cuba por los negociadores. Lo relevante es que han encontrado acuerdos, que aunque no los mejores como ellos mismo dicen, han entrado en una etapa evolutiva de comunicación avanzada entre antiguos rivales. De eso se trata, de encontrar soluciones.

Ambos procesos tienen sus enemigos que en este tiempo de elecciones sirven de plataforma para arengar sus seguidores; ambos países se enfrentan a una consulta electoral, en el 2015 Colombia, y en el 2016, Estados Unidos.

Los detractores de los convenios logrados con la dirigencia cubana son los republicanos – como siempre – y algunos de los refugiados cubanos que por pertenecer a una de las generaciones que han asimilado las costumbres estadounidenses, les cuesta trabajo aceptar una resolución que no sea arreglado por un medio bélico. Estos cubanos, pertenecen mayormente al mismo partido político, el republicano.

Con los iraníes, los contrarios son el mismo partido republicano y Benjamín Netanyahu, primer ministro israelita, que a pesar de no haber ganado una guerra total a sus enemigos, ambos continúan con arengas belicosas como base de su poderío político. Aparentemente prefieren permanecer ciegos a la realidad de que la guerra no es una solución a cualquier antagonismo; es la prolongación del mismo.

En Colombia tenemos identificados a los que prefieren continuar con la disyuntiva: el expresidente Álvaro Uribe, su partido político Centro Democrático y el procurador de la nación (?), Alejandro Ordóñez, quien descaradamente refleja que no trabaja para el país, sino para su benefactor, el expresidente Uribe. Sus oposiciones son muy similares a la de algunos republicanos en Estados Unidos, sin peso ideológico, perorata de amargados por ser rechazados por un núcleo de mayor captación intelectual en lo que se refiere al avance pensador de la humanidad lejos de las matanza inicuas.

No se trata de ser santista ni adorar y elevarlo al estatus de santidad; a lo mejor y lo más seguro es lo que él pretende; pero un pensador lo que entrevé es el contenido y resultado de su propósito, que es de resolver de una vez por todas la contienda con los patibularios.

¿Se imaginan levantar una generación sin el estigma de una guerra interna? ¿Se imaginan el proceso de avance que esa mente pueda tener sin estar ocupando espacio en sus cerebros con ideas temerosas, menos corruptas por un sistema devaluado por acciones de dirigentes egocéntricos? Soñar, no cuesta nada; pero la esperanza es la última que se pierde.

@realtor1986

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