A propósito, el conjunto Alondra no tiene administración ahora. Andan en una pelotera, que por seguro – además del “poder” que para ellos representa ser el trasero del niño dios – es por billete, siendo otra de las fuentes el cuento del “corte del servicio”.
Imagínense, que los dos ladrones – Char y Verano – asociados con las empresas ladronas de los servicios cobran por medio de Air e, y que “protección policial”. Mandan cojones sinvergüenzas.
Lo que mandan es un montón de “pelaitos pichones de tombo” que se plantan en el centro comercial comiendo, enamorándose entre ellos, leyendo sus teléfonos con un “cachaco” de supervisor que lo que hace es la misma vaina, plantado en un teléfono. No vienen todos los días, y si acaso, duran como una hora.
¡Sinvergüenzas bandidos!
Esas empresas de servicios, comencemos con Air e, los imbéciles ladrones idiotas criminales no me envían la factura electrónicamente a pesar del mandato de la DIAN, “La factura de venta o el documento equivalente electrónico que expidan los prestadores de servicios públicos domiciliarios servirá al suscriptor o usuario para soportar impuestos descontables en el impuesto sobre las ventas y costos y deducciones en el impuesto sobre la renta y complementarios. En todo caso, se deberán atender los requisitos generales legales de procedencia y demostrar la condición de suscriptor o usuario, según sea el caso.” Concepto 4621 de 2024 DIAN.
Pero espérenme, que la factura que me mandan es la del apartamento donde vivía antes y de donde me mudé HACE TRES AÑOS Y MEDIO a pesar de que he hecho todos los requisitos internos para que el envío de la factura sea la de donde vivo ahora. Y me toca pagar el día del corte SIN FACTURA. Ah!, borraron todos mis records.
Peor todavía, por mi lote hay un “cachaco” que tiene una bodega clandestina disfrazada de curtiembres donde esconden tracto mulas cargados de droga QUE TIENE UNA RED ELÉCTRICA pasando por mis terrenos SIN MI PERMISO y si lo tienen, contienen mi firma falsificada, con el visto bueno de la Inspección de Juan Mina. Cuando los reporté con la policía de la SIJIN (Carrera 38 con 74) comenzó el ataque de ellos contra mí. Hubo uno que me dijo que me iba a encarcelar porque cuando voy al lote llevo la pistola traumática para protección personal; además, los he visto ir a cobrar comisión. Porque esta agencia los protege. Ya les viene el tate quieto.
A Triple a les he denunciado también de la conexión fraudulenta que tiene el vecino de la tal fábrica de curtiembres, y no han hecho nada. En la facturación de mi apartamento, también me hacen pagar costos que le pertenecen a la dueña.
Lo mismo, que Gases del Caribe.
La correspondiente denuncia ante la Fiscalía (da risa con esta bola de criminales) y a la Superintendencia de Servicios Públicos (que a veces funcionan conformados a regulaciones y leyes), está en camino. Ojalá no sea a paso de tortuga. (Ja!)
El artículo anterior se lo envié a la administración y al consejo de Alondra, el conjunto donde vivo, y me contestó un FANTASMA (no firmó ni se identificó) diciendo que tuviera cuidado con dañar la imagen pública. ¿Cuál?, le pregunté, pero ni se identificó, porque alegó que la persona a quien yo acusaba de sinvergüenza ladrona (la dueña del apartamento) ya no pertenecía al consejo. Yo ya sabía que no tienen administración, que llevan varias semanas peleando, pero, sin embargo, le pedí que me mandara una lista de quienes eran y les rectificaba, porque los comparé a la misma altura de la dueña. Este FANTASMA corroboró que son de la misma calaña.
Ya bauticé al complejo con nuevo nombre lo mismo que a Colombia, y lo ratifico nuevamente, Alameda del Lío y Colombia, el país de la corrupción insostenible.
Ben Bustillo
Nacido en Barranquilla de padres bolivarenses y radicado en California desde 1977. Graduado de periodismo de la Extensión de UCLA en el 2003, AA en Liberal Arts y Paralegal 2016 en Los Angeles City college, MBA – Criminal Justice, enero 2019 en Northcentral University.
Creo en la libertad de expresión y por lo tanto daré cabida sin contestar a los mensajes enviados, pero no publicaré aquellos que sean ofensivos o tengan malas palabras. No soy un santo y me las sé todas, pero no son parte de mi vocabulario diario.
Alguna que otra vez publicaré comentarios que aunque no esté de acuerdo con ellos, lo hago para mostrar como piensan algunos lectores.