Hace como tres días me enteré de su muerte, y pensé que se trataba de Gabriela. La primera idea que me vino fue que “el hijo de la sirvienta” debe estar contento por su testamento distribuyendo los dineros robados. Pero averigüé más, y rectifiqué que quien había fallecido fue la Chiqui.
Ella era prima hermana mía, hija de Rafael y Carmen (mi madrina) Angulo, ambos fallecidos y participantes del robo de ganado que hizo Celia (mi madre) a la herencia de Bustillito (mi padre). A propósito, Rafael y Carmen, eran primos hermanos dobles. Imagínense la deformación genética que tiene esta familia.
Pero a quien le vendrá pronto una serie de demandas es a Reynaldo, quien con Sany Logan – que se pudra en el infierno con Rafael y Carmen Angulo – me impidieron la venta de esas 200 – 300 reses que había en la sucesión en la finca de nosotros en el playón.
Mi poca experiencia con esta casta se remota específicamente con Chiqui cuando se alojó en mi casa en Los Ángeles con su hija Berta por varios días, y luego su hijo con su familia. Los atendí, llevé a comer, lugares de distracción y hasta al aeropuerto ida y vuelta. Ni las gracias me dieron. Pienso que por eso fue que la Chiqui resolló desde el infierno, porque sabía lo que me deben sus hijos y sus hermanos, y de alguna forma, me guió al episodio del domingo 28 de mayo del 2023.
Ayer domingo, dudé varias veces en si salir a comer a la calle, hacer compras o no, pero una fuerza indescriptible, me hizo dirigir al centro comercial Viva en Barranquilla.
Hice las compras primero, las llevé al carro, regresé al área de restaurantes buscando comida china, no me apeteció ninguna de los dos restaurantes que hay, ni de ninguna otra clase. Decidí subir al segundo piso – casi nunca voy – recorro con mi mirada los letreros, cuando vi a Berta, mi hermana del tal dios.
Hago paréntesis rememorando el día y analizando con un grado de estoicismo, concluyo que la chiqui me estaba guiando a ese lugar. Reitero, la noticia de su muerte la había leído unos días atrás – no recuerdo donde. Y no la traía en el pensamiento; la única idea premeditada que llevaba era la de encontrar un restaurante donde almorzar.
Pero a quien vi fue a Berta. Cada vez que la veo le digo todas las verdades y más que se merece de parte mía en los tonos más vulgares, que son los que ella entiende. En mi acaloramiento verbal, paso la mirada sobre un grupo de personas, reconozco algunas caras, y veo al deformado mongólico Fernando Corcho. Me atacó físicamente, pero lo evadí ágilmente y salió corriendo como el buen payaso que es. Hubo otro idiota – no sé quién era – que repetía estúpidamente estirando sus brazos “agárrenme que le voy a pegar”.
El evento era una misa – deduzco al repasar varias horas después los pocos minutos que tomó el episodio – y me imagino que era para la chiqui; esta es una costumbre pagana de fanáticos obsesionados por la curiosidad sexual que les provocan los curas a ciertas mujeres de esa parte de la familia. Y lo mejor o peor, es que sus conciencias las tienen tan negras por sus actuaciones que ellos mismos consideran pecaminosas, haciéndolos tomar un camino y que “piadoso” para que su maldito dios los reciba y que en el cielo. ¡Estúpidos!
El mongólico degenerado Fernando Corcho gritó – “llamen a la policía que él es un criminal” – refiriéndose a mí.
Analicemos ese cargo: entro y salgo de Colombia y Estados Unidos sin ningún tipo de problemas. Rosa y Fernando no lo pueden hacer. Fernando, porque violó las leyes migratorias de Estados Unidos. Rosa, porque la denuncia que tiene ante los departamentos de impuesto e inmigración puesta por mí, que se cuide, porque va directo para la cárcel.
En cuanto a los actos criminales, Rosa, Fernando, y Anabel falsificaron un poder de Celia en compañía del abogado que los asesoró en la sucesión de bustillito, para transferirse lo que en la sucesión de bustillito le asignaron a Celia.
Peor todavía, el notario tercero transfirió el título COMPARANDO LA FIRMA DEL PODER CON UNA COPIA DE LA CÉDULA DE CIUDADANÍA DE CELIA, porque ella NUNCA firmó, ni el traspaso, ni el poder ANTE el notario. Además, hay un testigo que afirma que, en una conversación de Celia con su hijo Guillermo, le juró que nunca lo había firmado. Habrá que sacar a Guillermo y a Celia del infierno para atestiguar ante la fiscalía y procuraduría.
Y Berta, fraudulentamente testificó ante la fiscalía, que Celia había firmado ese poder cuando Celia ESTABA EN ESTADOS UNIDOS A LA FECHA DE ESA FIRMA – tengo pruebas y fueron presentadas a la fiscalía (como también puedo probar que el fiscal la hizo desaparecer con otras más.) A propósito, testimonio de una persona fallecida es inadmisible, ya que se hace irrefutable. Esta miserable, en compañía de dos fiscales, conspiró en prevaricato por acción y omisión.
Y tú, Fernando Corcho degenerado mongólico, COMPRASTE el título en la Universidad del Norte, lo mismo que Rosa (tu mamá) que para trabajar en la DIAN (de donde se robó un montón de dinero) necesitaba título universitario, presentó uno falso de la Universidad Libre en ABOGACÍA (no puedo usar la palabra DERECHO) porque esta maldita está más torcida que las ramas de un bejuco.
Así que, mongólico, ¿quién es el criminal? O mejor dicho, ¿quiénes son los criminales?
Resumiendo, no hay dudas en mi mente (no soy religioso ni partidario de comunicaciones sobrenaturales) de que quien me guio a ese lugar específico donde los paganos celebraban sus idólatras ritos, fue la Chiqui Angulo, quien resolló desde el infierno utilizándome como vehículo comunicativo de lo que seré para ellos desde ahora, su némesis hasta después de muerto porque los perseguiré hasta el siempre de sus vidas.
Ben Bustillo
Nacido en Barranquilla de padres bolivarenses y radicado en California desde 1977. Graduado de periodismo de la Extensión de UCLA en el 2003, AA en Liberal Arts y Paralegal 2016 en Los Angeles City college, MBA – Criminal Justice, enero 2019 en Northcentral University.
Creo en la libertad de expresión y por lo tanto daré cabida sin contestar a los mensajes enviados, pero no publicaré aquellos que sean ofensivos o tengan malas palabras. No soy un santo y me las sé todas, pero no son parte de mi vocabulario diario.
Alguna que otra vez publicaré comentarios que aunque no esté de acuerdo con ellos, lo hago para mostrar como piensan algunos lectores.