Los que sobran

Publicado el @Cielo _Rusinque

La lista cerrada, una apuesta histórica por la equidad.

Se aproximan las elecciones y una de las dos decisiones más trascedentes del Pacto Histórico —entendido como metodología de gobierno de las fuerzas alternativas democráticas para dar inicio a las grandes transformaciones que necesita Colombia—, es la forma en que serán conformadas las listas de candidatos al Congreso de la República.

Desde que esta apuesta se lanzo el pasado mes de febrero con el “Manifiesto 55/86” es mucho lo que en torno a la conformación de esas listas se ha especulado. En la proclama del Pacto se hizo un llamado a la concertación de todas las fuerzas progresistas, social democráticas y verdaderamente liberales de Colombia para devolver a los ciudadanos los derechos perdidos y los jamás conquistados, en ultimas “el derecho a tener derechos”, garantizando la consolidación de la Paz verdadera, total y completa que hace tantos años buscamos y para lograrlo, se estableció como primer cometido la elección de un Congreso renovado que bajo un programa consensuado con las organizaciones sociales logre liberar la nación de sus verdugos, entregándola a sus mayorías y dando cumplimiento a las promesas hasta hoy incumplidas de la Constitución del 91.

La convocatoria fue abierta a todas las ciudadanías libres representativas de los diferentes sectores sociales de Colombia comprometidos con el cambio, en especial a los jóvenes, lideres y lideresas sociales, ciudadanías libres excluidas e indignadas, activistas de todas las regiones, de todas las orientaciones sexuales y grupos étnicos y socio-económicos de Colombia así como a las mujeres como fuerza de la vanguardia de la nueva política.

No obstante lo anterior, sobre esta ambiciosa propuesta, hay una amplia discusión en torno a cual de las formas de conformación de la lista del Pacto —abierta o cerrada—,otorga mayores garantías de representación a todas esas mayorías que han sido tradicionalmente excluidas de la política, para lograr derrotar esos clanes familiares y fuerzas políticas tradicionales que han sometido históricamente al resto de la ciudadanía. Algo que implica una amplia dosis compromiso, responsabilidad y realismo.

En ese sentido, desde la reforma política del 2003 se implemento la cifra repartidora que aplica para asignar curules en proporción a la votación obtenida por los diferentes movimientos, partidos y grupos significativos de ciudadanos que alcancen el denominado umbral que ya había sido establecido en el Art 263 de la Constitución Política, usando una variante del Método belga denominado D’Hont adoptada por varios países de América Latina. El umbral se calcula con base en los votos validos y define la cantidad de votos que debe ser obtenida para poder aplicar la cifra repartidora. El cociente electoral surge de la división de votos validos por el numero de escaños por obtener.

Ahora bien, cualquiera que sea la forma de lista adoptada, el número de escaños obtenidos dependerá de la votación general que obtenga la lista. No obstante lo anterior, existen ostensibles diferencias en las posibilidades de participación que otorgan cada una de las formas de lista.

A grandes rasgos, la lista abierta permite que las curules sean obtenidas por quienes tienen la mayor votación y la cerrada permite establecer mecanismos de “acción afirmativa” o “discriminación positiva” para que las curules sean obtenidas en función a un orden preestablecido, que esta llamado a asegurar apuestas como la paridad de genero y la llegada de nuevos liderazgos que de otra forma no tendrían mayores posibilidades de ganar por no contar con la financiación, visibilidad o apoyos que se necesitan para poder competir desde una perspectiva de equidad.

Se ha dicho en favor de las listas abiertas que: es el sistema más democrático, asegura el trabajo igualitario de todos los aspirantes, impide la llegada de los “manguitos” y la arbitrariedad de la selección mediante “bolígrafo”; también que, las mujeres tienen como llegar por ellas mismas y que no necesitan para hacerlo de un sistema cerrado y cremallera, para terminar se dice que: “la experiencia” siempre ha demostrado que se ponen más curules en las listas abiertas y que las cerradas solo son garantía en aquellos sistemas democráticos que cuentan con partidos políticos muy bien estructurados.

Sin embargo, se desconoce que nada más democrático en una coyuntura como la que estamos enfrentando y la posibilidad “histórica” de lograr un verdadero cambio, que procurarnos un mecanismo como la lista cerrada que elegida con base en criterios objetivos y transparentes previamente determinados se enmarcaría dentro del espíritu de la convocatoria y expectativas de verdadera representación que se han generado entre la ciudanía que históricamente en razón a la falta de garantías electorales materiales, ha sido excluida de facto de los órganos de elección popular.

Por otra parte, se desconoce el objeto y naturaleza misma del Pacto Histórico en el que uno de los principales desafíos es lograr mayorías en el Congreso que además sean representativas de esa diversidad existente en nuestra sociedad.

Para terminar, para enamorar a millones de colombianos con un Pacto llamado a cambiar el rumbo de nuestra historia, tenemos que contar con la elocuencia de quien habla con honestidad y no obra con mezquindad. La motivación de los aspirantes al Congreso no puede ser una apuesta individual. Se trata de jalonar entre todos unas mayorías representativas de toda nuestra diversidad y que tengan la capacidad necesaria para dar las batallas que solo un congreso mayoritario, paritario y digno, junto a un gobierno alternativo podrá ganar.

Comentarios