En jaque

Publicado el Luis Gabriel Rodríguez de la Rosa

La no oposición para Ser Gobierno

El pensamiento alternativo compone desde el principio un reto abrumador y una especie de ruptura interna tanto personal como partidista, y más aún como colectividad. El desafío al que se enfrenta un gobierno alternativo se puede disfrazar de obviedades precisamente porque su elección legitima todas aquellas acciones que buscan el cambio de políticas, de enfoques y de prácticas pues es esa la razón que le permitió llegar al poder.

Es por ello que un gobierno popular se construye desde el día cero y también se enfrenta a todos los embates que sus propias prácticas del pasado reciente crearon en el ejercicio de la oposición de la que tanto tiempo hicieron parte. En Colombia, a partir del ascenso del Presidente Petro, se evidenció la necesidad de una primera decisión obligatoria: el Pacto Histórico debe dejar de pensar como oposición política.

Seguramente es un cambio de paradigma para todo un escenario político que nunca había gobernado en el orden nacional, pero es tan necesario que ya las acciones del Pacto Histórico son insuficientes cuando se limitan al ejercicio de la crítica, de la réplica y la solicitud de escucha frente a los problemas sociales, así les cueste entender el nuevo contexto.

Superando la emoción de la victoria electoral, la coalición ya no está para diagnosticar: debe gobernar y ayudar a construir gobierno. Ese nuevo Gobierno hoy tiene una apuesta de orden mayor para cumplir su mandato; y en ese intento ha propuesto los Diálogos Regionales Vinculantes para recoger los insumos que servirán de base en la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo, una metodología de abajo hacia arriba para responder a las necesidades de la gente en los territorios, razón por la cual es claro que se acaba de abrir una puerta por parte del propio Presidente para iniciar los diálogos vinculantes.

La gente está expectante y seguramente se quiere sentir parte y no utilizada, por lo que es prudente recordar que los líderes de esas conversaciones no son otra cosa más que facilitadores. El protagonismo debe ser de la gente, no de los dirigentes y mucho menos de los partidos. El ejercicio de diálogo y acercamiento seguramente será interesante, máxime por la experiencia de los líderes regionales quienes hoy ocupan espacios de poder pero que se han construido desde las comunidades, conocen su sentir e incluso han sufrido los abusos que han recibido, como en el caso propio de la Vicepresidente Francia Márquez.

Sin embargo esa comunicación por sí misma será insuficiente si el Pacto no comprende que debe ejecutar y pensar como Gobierno, dado que esto no se reduce a un tema simplemente metodológico de recolección de datos; se fundamenta en las posibilidades reales de cumplimiento a la población. El ser gobierno es una condición no solo jurídica sino política para hacer realidad el cambio que se eligió y que claramente aún no se entiende por parte de algunos, pero que debe ser, reitero, una decisión urgente y obligatoria. El gobierno y su bancada no se representa en escándalos públicos a través de redes sociales, en propuestas mediáticas sin respaldo técnico, en comités de aplausos, y mucho menos en la justificación recurrente de los errores en público.

Las cartas ya están sobre la mesa: la victoria electoral se obtuvo y la oposición ya no es un ejercicio que hoy le corresponde al Pacto Histórico. Sería decepcionante gobernar con la mala praxis que tanto se criticó, con promesas incumplidas, justificando todas las complejidades mirando el retrovisor; o mucho peor, demostrando inmadurez política. Es la hora de Ser Gobierno.

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