Coyuntura Política

Publicado el Renny Rueda Castañeda

La política de la inmediatez en Colombia y el mundo. Reflexión breve sobre los hechos y el contexto.

“La riqueza y el progreso de un país se miden por la cultura de su gente”.
J. Jiménez Martínez.

El acercamiento a los periódicos o a la televisión es para la mayoría de los ciudadanos el nodo de conexión con lo que se considera sucede en el entorno. Para muchos, la construcción de su propio imaginario social y cultural implica la fusión de información externa adquirida audiovisualmente junto con las experiencias personales; la primera de estas fuentes, a triste fuerza de un alejamiento casi sistemático a la lectura o contenido de calidad, suele obtenerse a través de los medios de comunicación. Las experiencias personales, suelen ser alimentadas a través de los ciclos vitales individuales. A modo de reflexión, es de resaltar el tipo y la calidad de información que se obtiene de los medios de comunicación, más aún cuando estos, por una característica inherente a su propia condición -obtener beneficios económicos-, presentan datos que carecen de ningún análisis de contexto, y con ello, le llevan a pensar a la ciudadanía que no existe trasfondo político o ideológico en los hechos y que tan solo la política de la inmediatez, que busque ocultar transitoriamente la avalancha diaria de los “problemas” del día, es la única estrategia para abordarlos, desconociendo que solo el contexto permite entender la realidad, y que únicamente la estimación de soluciones estructurales y a largo plazo posibilita definitivamente extinguir problemas que escapan al común de la gente pero que palpitan durante décadas en el alma de una sociedad.

En gran medida, muchos de los problemas de Colombia son comunes a los de Latinoamérica. Por una condición apenas geopolítica, el país no puede escapar a condiciones que durante décadas se han incubado cultural, social y políticamente, no obstante, es necesario permanentemente llamar la atención del lector, del ciudadano, a establecer inquebrantablemente una disposición a diferenciar los hechos del contexto, y con ello, a entender el trasfondo que rodea la realidad política del país, que a pesar de sentirse exhausto con infructuosos esfuerzos de gobernantes y ciudadanos, como en la condena de Sísifo, observa impacientemente como muchas de sus realidades mas cargosas no cambian, y que las historias de delincuentes, narcotraficantes, corrupción y pobreza, renacen, trasmutadas en su dimensión o detalles, pero reincorporadas en la vida diaria, al parecer negándose a dejar de existir.

Al respecto solo existe una reflexión por hacer, y se sustenta en el hecho de que por una característica, probablemente consustancial a la cultura, la educación o al sistema, sobre el análisis del contexto y las transformaciones estructurales, se impone la política de la inmediatez; la que pretende solucionar los problemas con pequeñas medidas, con acciones que no perjudiquen intereses particulares, con normas que no ataquen el contexto, sino que exclusivamente, en una condena signada por un incesante reduccionismo, ataquen únicamente el hecho, pretendiendo curar una herida sin curar una enfermedad. Y es que de alguna manera, el país y el mundo no se libran de una enfermedad, cuyos síntomas se ven representados en la degradación de los valores, en la presentación sistemática de contenido audiovisual creado para exaltar los instintos y no estimular la razón, en la defensa tácita y expresa de lo superficial sobre lo trascendental, en la transmutación de palabra juventud con la palabra irresponsabilidad, de la palabra honestidad con la palabra ingenuidad, de la palabra hecho con la palabra realidad o contexto.

Hoy como en ninguna otra época de la historia humana, todo en Colombia y en el mundo llama a un cambio transversal y trascendental, que afronte una transformación del contexto y de la realidad política y cultural vigente, desechando la posibilidad de afectar el ánimo al sentirse abrumado por hechos de momento, que aún cuando deben solucionarse, no deben permitir ni en los colombianos ni en el resto de la ciudadanía global un desvío de sus energías a su verdadero destino, la construcción de una sociedad que se concilie éticamente con valores como la igualdad y la justicia, y que desprecie en todas sus manifestaciones los excesos de poder, la violencia, la ignorancia, la desigualdad que hoy escandaliza, la vacuidad, la reproducción de anti-valores y la indiferencia.

El autor contesta inquietudes o sugerencias en el correo [email protected]

Renny Rueda Castañeda

Comentarios