Coyuntura Política

Publicado el Renny Rueda Castañeda

La corrupción. Los contratistas de Bogotá también lo son de la nación.

“Que tal, el mundo al revés, el presidente Uribe y yo, responsables
de la debacle
y de la irresponsabilidad en el manejo de
los recursos del Grupo Nule, eso es totalmente Inaudito…”

Samuel Moreno. 22 de Octubre 2010.

Pretender limitar responsabilidades políticas, al alcalde de Bogotá, con ocasión del carrusel de contratación, las demoras en el proceso de construcción de la Fase III de Transmilenio, y el desastre financiero del Grupo Nule, es una aproximación incompleta de un problema que en la actualidad se replica bajo distintas formas a nivel nacional. Muchos de los contratistas actuales de multimillonarias obras de infraestructura, como los Nule, hacen uso de su grado de influencia sobre los gobiernos nacionales y locales para hacerse con partes del presupuesto, con la diferencia de no ser puestos en el ojo del huracán y así continuar con su respectiva irregularidad, y en demorado tránsito, luego de distintas prórrogas cumplir a medias obligaciones adquiridas en los contratos.

Contratistas que actualmente participan de las obras de Bogotá, son parte activa de otros procesos a nivel nacional, y asignar responsabilidades a Moreno, sin hacer una crítica severa a la anterior administración nacional y local, y al sistema de normas, incentivos y sanciones, y regulación general en materia de contratación, es faltar a la verdad.

La imagen de lo que implica el empresarismo en Colombia, se ha empobrecido y distorsionado tanto, que pretende hoy en día elevar a calidad de líderes a personas que solo mediante amistades y con dineros públicos, construyen opulentas fortunas a espaldas de obras a medio terminar, vías y proyectos de infraestructura violatorios de condiciones técnicas, o burbujas de especulación financiera.

En la actualidad, junto con los Nule, en multimillonarios contratos y proyectos de infraestructura, empresas como ODINSA, también con responsabilidades en la calle 26; el consorcio OPAIN, encargado del proceso de modernización del aeropuerto El Dorado; o Transvial –que registra un escandaloso retraso del 99% en la construcción de la red matriz de surtimiento de aguas entre los municipios de Soacha y Ciudad Bolivar-; exhiben como denominador común, dilaciones que en ocasiones superan el doble del tiempo originalmente estimado en los contratos, causando con ello tanto el colapso del proceso de desarrollo de Colombia como pérdidas millonarias para la nación y los ciudadanos.

Sugerir que la corrupción, y con ella, la selección amañada de ofertantes a procesos de contratación, solo ocupa a los Bogotanos, es una mentira burda. El trato mesurado que en los últimos días han recibido los Nule, forzando el desplazamiento aéreo de personal de los organismos de control a Panamá y los Estados Unidos, es un insulto a los millones de ciudadanos que construyen país a partir de trabajo duro, mal remunerado y honestidad.

Junto con los Nule, están implicados funcionarios públicos tanto de la administración de Moreno, como del gobierno de Álvaro Uribe, que en aras de la justicia, de llegarse a comprobar su participación en actos de corrupción, han de ser condenados y castigados con todo el rigor jurídico y político que quepa en nuestra legislación, sin olvidar el insólito contraste, que mientras que en Colombia, los corruptos obtienen un trato de deferente consideración, en otras latitudes, son incluso condenados a cadena perpetua, como en el caso del ex presidente Taiwanés Chen Shui-Bian, en septiembre del año 2009.

Señora contralora Sandra Morelli, señor procurador Alejandro Ordoñez, en este momento del país, los colombianos exigen que se llegue hasta el fondo de estas investigaciones, y que se tomen con rigor, sanciones ejemplarizantes contra aquellos implicados a quienes se les demuestre su culpabilidad.

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Renny Rueda Castañeda

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