Coyuntura Política

Publicado el Renny Rueda Castañeda

Hacia otra democracia. V/X – Democracia y tecnología

El progreso técnico y su legado surgen como una alternativa que puede revolucionar el orden político actual. La familiaridad de las nuevas generaciones con los dispositivos de comunicación en las últimas décadas ha contribuido decisivamente a la lenta construcción de una ciudadanía que interacciona aceleradamente. La comunicación a través de los dispositivos tecnológicos, reemplaza en tiempo real las limitaciones del espacio, y construye una esfera de discusión que aun siendo abstracta, y habitando servidores lejanos o dispositivos portátiles, es más real que la construida por los medios de comunicación y las grandes corporaciones de difusión de información.

La tecnología crea un lenguaje común. Una forma de entender el mundo a partir de la cual millones de intereses pueden darse encuentro en una solución informática que facilita la toma de decisiones colectivas y el debate. El grado de adaptación del individuo con ella ha llegado a que incluso desde los primeros años de vida, la persona adquiera una intuición propia, casi consustancial, que le facilita guiarse con una razonable certitud a través de programas e información en red. Incluso a pesar de la influencia de grandes casas editoriales, intereses privados que se auscultan bajo la fachada de medios de información como noticieros, periódicos, revistas, portales de internet, o emisoras de radio, hoy en día las personas están al alcance de información que hasta hace unos pocos años hubiese pasado como inadvertida, o incluso “confidencial”, debido a su carácter político. El mundo vive una revolución silenciosa, la tecnología es su vehículo. Ante un futuro aun pletórico de incertidumbres, las nuevas generaciones tienen la capacidad de actuar en una dirección distinta.

En el plano del ejercicio de la participación, deliberación, práctica ciudadana, administración de lo público, la exploración de formas de democracia más inclusivas y de base tecnológica, pueden dotar a la persona de un instrumento real en el que las voces no se superpongan de acuerdo a una posición de poder. Pueden construir una agenda deliberativa o incluso legal que represente las voluntades de sujetos en tiempo real. Reemplazar la vocación equivocadamente llamada representativa del orden político institucional actual, por una arena de debate participativo, desde donde las demandas, los intereses y las voluntades sociales hagan limpio tránsito en igualdad de condiciones al plano de la toma decisiones. No en un simbolismo que se repite cada cuatro años, sino en un hecho tangible, articulado con la esfera más familiar de la persona, capaz de ser ejecutado numerosa y permanentemente por el individuo. Una construcción vigorosa de la esfera pública. Una aniquilación del privilegio de tener voz por tener poder, con ello el comienzo de un embrionario orden democrático futuro.

La democracia no existe aún. Es un proyecto. En el horizonte que configura los deberes políticos de este tiempo, la discusión sobre la construcción de formas de vida democráticas debe ocupar un carácter preeminente. El debate público hoy sufre una distorsión que ha enfermado la vida como propósito. Legitima la destrucción del medio ambiente a niveles de frenética irascibilidad, incrementa la desigualdad global, justifica procesos de saqueo y explotación a una escala industrial, se avizora ingobernable detrás de intereses financieros y económicos. Junto con la permanente acción abocada a solucionar los problemas que urgen, el debate sobre la instauración de un orden democrático serio configura un peldaño más en el proceso civilizatorio real. La reproducción de una narrativa que pretende hacer pasar por democracia el acto del voto es una impostura insólita actual que se reproduce con una facilidad alarmante. Un engaño. Es un deber humano y especialmente moral de las nuevas generaciones plantear un debate permanente frente al tema. No permitirse intimidar por la dimensión de la empresa. Saberse capaces de abordar proyectos políticos que den un sentido distinto a la historia humana.

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