Coyuntura Política

Publicado el Renny Rueda Castañeda

El narcotráfico. Un problema político internacional.

El debate reciente sobre la percepción de la seguridad en Colombia y  la reorganización de antiguas estructuras narcotraficantes en diversas regiones, demanda un análisis político que permita evaluar con rigor crítico la realidad del país.  El asesinato de testigos claves en diversos departamentos, la posibilidad del retorno del fenómeno de las masacres, el homicidio de candidatos y el nivel de desestabilización y amenaza de bandas narcotraficantes en numerosas zonas, son temas que deben comenzar a considerarse desde un espectro superior, en el que medios de comunicación, sociedad civil y gobierno nacional se articulen para confrontar en mayor escala el poder del narcotráfico y sus variantes.

Es inaceptable tolerar el abordaje local que distintos gobiernos han dado al tema. Entre el año 2009 y 2010, los Estados Unidos aumentó en un 8.7%, el consumo de estupefacientes logrando un máximo histórico en la demanda local de drogas ilícitas. España en la actualidad representa el mayor consumidor de cocaína en Europa (en el año 2007 superó temporalmente a los Estados Unidos),  e Inglaterra tiene el mayor número de adictos del continente.  El narcotráfico como fenómeno implica relaciones que superan la esfera local, en donde la capacidad de negociación de los distintos países asigna los roles, las responsabilidades y las víctimas.

Colombia, junto con México, Venezuela, Honduras, Perú y Bolivia, se han perfilado históricamente como las zonas que han puesto los muertos. En una mentalidad localista, ensimismados por confrontar un problema que con el tiempo se hace más complejo, ignoran como países desarrollados facilitan -e incluso legitiman- cultural y socialmente el consumo de drogas. La capacidad de presión política de los países de la región en el respaldo a la lucha contra el narcotráfico, se ve reducida a la solicitud de “ayuda”, imposibilitando la confrontación honesta y directa con gobiernos del primer mundo que dan la espalda. Ignorando responsabilidades comunes en la mecánica de combatir la creciente criminalidad y la capacidad de desestabilización del flagelo.

En el año 2011, en medio de gigantescas necesidades, el gobierno nacional ante la urgencia dispuso la cifra de más de 24.2 billones de pesos para financiar la cartera de defensa -el valor más alto de su historia-. Lo que contrasta con el hecho de la inexistencia de una relación directa entre inversión y resultados. Y de nuevo en un contexto real, llama la atención el hecho de que un país sin recursos como Colombia tenga solitariamente que invertir en dar solución a un peligro claramente internacional. En este sentido es necesario que el impacto del narcotráfico y sus consecuencias vuelva a evaluarse con severidad, y que se replantee la estrategia diplomática o política del gobierno, para que actores aparentemente ajenos pero con responsabilidades claras en la lucha contra las drogas se vuelvan elementos activos de apoyo.

Durante décadas el gobierno nacional se ha plegado a la política estadounidense iniciada en el año de 1970. Los resultados para Colombia a lo largo de este tiempo han sido desastrosos. La razón es una mezcla de incapacidad de recursos humanos y económicos y un abordaje equivocado del problema. Son más de 40 años en los que se ha asumido una tarea que por su naturaleza supera la capacidad del estado colombiano, cegando injustamente la vida de cientos de miles de ciudadanos y degradando el orden social del territorio. Es momento de que en el país se hable con la verdad y se asuma una posición de presión internacional que se concilie con los intereses de los colombianos, más que con los intereses de gobiernos extranjeros. Es la vida de miles de ciudadanos la que está en juego. Un futuro de nuevas generaciones que no se puede perder por conservar un discurso políticamente correcto que está desangrando a la nación.

El autor contesta inquietudes o sugerencias en el correo [email protected]

Renny Rueda Castañeda

 

Ver también

Los homicidios, Rodrigo Rivera y el renacimiento del narcocrimen.

Reflexiones en torno a la legalización de la droga.

Córdoba y los narcotraficantes. 31 muertos en 13 días.

La seguridad democrática, los homicidios y la supervivencia de estructuras narco criminales en Colombia.

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