Con los pies en la tierra

Publicado el Observatorio de Tierras

¿Qué está pasando en el Amazonas en 2023?

Por: Silvia Rosero

De acuerdo con el reporte Living Amazon (2016) de la organización Fondo Mundial para la Naturaleza, más conocida por sus siglas en inglés WWF, la Amazonía está en grave peligro debido a la expansión de la agricultura intensiva, la ganadería invasiva, las concesiones mineras y un aumento acelerado de hidroeléctricas en esta zona.

En la última Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP) 27, en Egipto, a pesar de ser el epicentro para que delegados de cientos de países se congregan para deliberar y tomar acciones para prevenir el calentamiento global. En esta ocasión, la COP27 se llevó a cabo apenas unas semanas antes de otra reunión crucial para el medio ambiente: la COP15, enfocada en la biodiversidad. En ambas conferencias se buscó soluciones para abordar la «doble crisis climática» por el calentamiento global y la perdida de especies. De hecho, se estima que la Amazonia alberga el 10% de la biodiversidad del planeta. Y los países que tienen terreno en la Amazonia son Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela

Sin embargo, el único representante de aquellos países que habló del tema fue Lula da Silva, que en pocas palabras dijo que la cuidaría, sin estrategias o planes claros. Después de eso, estuvo la propuesta del bloque amazónico por el gobierno de Colombia que no sonó mucho y quedó ahí. Esta última COP, en donde ni siquiera el 37% de los lideres negociadores presentes eran mujeres, trató más sobre las consecuencias en energía de la guerra entre Ucrania y Rusia y los temas que ya parecieran paisaje en este tipo de discusiones, seguido de la inminente necesidad de hacer una transición energética en Europa para no depender de los planes de Putin.

Por otro lado, el Pacto de Glasgow (COP26) propuso un incremento del doble de la financiación destinada a apoyar a los países en desarrollo para la adaptación ante los efectos del cambio climático y para mejorar su resiliencia frente al mismo. Aunque no se cubren todas las necesidades financieras de los países más pobres, esta medida representa un aumento significativo de la financiación disponible para frenar el desgaste del planeta, lo que actualmente solo representa el 25 % de los fondos destinados a temas relacionados con el clima.

El 75 % restante se dedica a tecnologías verdes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero como las cosas no son color de rosa, los países desarrollados arribaron a la reunión de Glasgow (COP26) sin haber cumplido su promesa de dar 100.000 millones de USD al año para los países en desarrollo. Dichos países ahora están redirigiendo la mayor parte del dinero de ayuda de cooperación a solventar la crisis con Ucrania. Me pregunto si en esa redirección se les están olvidando los temas urgentes de la doble crisis climática para la Agenda 2030.

La deforestación y la degradación de los bosques en la Amazonia son responsables del 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Además, la Amazonia puede pasar de ser un sumidero de carbono a ser una fuente de emisiones si se sigue degradando y deforestando.

La deforestación de la Amazonia afecta a las comunidades locales que dependen de ella para su subsistencia y cultura. Además, la deforestación puede provocar conflictos y tensiones entre las comunidades y las empresas que operan en la región.

Es decir, se requiere mucha inversión tanto nacional como extranjera, que se dé efectivamente el pacto de Glasgow porque la Amazonía no puede ser dejada de lado en estos momentos de crisis porque ella es precisamente el corazón de este planeta. La Amazonía está muriendo ante nuestros ojos y nosotros humanidad seguimos con unas necesidades irracionales, de poner por encima del corazón del mundo poderes económicos y políticos olvidando en el proceso la vida de nuestra tierra. En la medida que esta redirección de esfuerzos sigue avanzando, la vida en la Amazonía va disminuyendo, la vida de este planeta se va perdiendo.

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