Calicanto

Publicado el Hernando Llano Ángel

CONTRA LA PORNOPOLÍTICA DE LA INFOCRACIA

 

CONTRA LA PORNOPOLÍTICA DE LA INFOCRACIA

Hernando Llano Ángel

Conforme avanza el debate entre Petro y Hernández y nos acercamos al domingo 19 de junio, ambos candidatos nos revelan más motivos para desconfiar no solo de la viabilidad gubernamental de sus propuestas, sino de la coherencia entre sus palabras y actos, incluso de sus propias identidades. En últimas, cada vez nos dan más argumentos para desconfiar de sus programas y de la autenticidad de sus discursos, valores y principios éticos. Están corriendo el grave riesgo de parecer impostores y comediantes en el show de la segunda vuelta. Ambos, junto a sus directivos de campaña, incondicionales seguidores y toda la parafernalia de bodegas y artilugios técnicos, troles y mentiras en las redes sociales, parecen estar empeñados en competir por quien gana la carrera presidencial deslegitimando y despellejando al contrario sin límite alguno, hasta convertirlo en un espectro en las urnas. Sus malquerientes e implacables adversarios políticos, así en el pasado hayan sido aliados, como Jorge Enrique Robledo, revela el registro civil de nacimiento de Gustavo Petro para demostrarnos que no nació en Ciénaga de Oro sino en Zipaquirá.  Pero ganó en ambas ciudades en primera vuelta. ¡Ahora falta que aparezca un registro civil de nacimiento de Rodolfo Hernández en Venezuela! Con semejante vértigo de información y desinformación nada sorprendería que pronto circulen por las redes sociales fotografías pornográficas o escenas dantescas de violencia y negociados, donde ambos o alguno de ellos figure como protagonista. De hecho, ya es viral un montaje fotográfico donde aparece Petro junto a Pablo Escobar. Un montaje que, a pesar de lo burdo y falso, es creído a pie juntillas por quienes son petrofóbicos y lo reenvían velozmente a miles de contactos. También circulan falsos montajes de audios donde los escuchamos haciendo absurdas propuestas, borrachos y hasta se editan las entrevistas que conceden. Se les inventa un pasado cada vez más turbio y criminal, sindicándolos de delitos abominables, en el caso de Petro, o de negociados multimillonarios realizados por Hernández. Se publican trinos falsos, como el supuestamente enviado por Uribe adhiriendo a Hernández. En fin, entramos de lleno en una especie de procaz y escandalosa campaña pornopolítica que busca exhibir todas las miserias, fealdades e inmundicias del cuerpo político de ambos protagonistas, siendo casi imposible discernir lo que es verdad o mentira. Cada vez más la información crea, inventa o sustituye la realidad fáctica, hasta convertirla en algo inexistente. Entonces perdemos la capacidad para decidir con juicio, objetividad y rigor sobre la realidad, pues ella es inventada, tergiversada y acomodada a los intereses de cada candidato. Las redes sociales nos convierten en electores manipulados, estimulados y radicalizados, unos contra otros, suministrándonos información falsa que nos enfrenta como enemigos, perdemos así nuestra condición de ciudadanos y miembros de una misma comunidad política que se supone es el fundamento de la democracia.  Es lo que el filósofo surcoreano  Byung-Chul Han analiza y explica en su libro Infocracia y denomina el fenómeno de la digitalización, que ha sumido la democracia en una profunda crisis de legitimidad en todo el mundo. Ello explica, en parte, el triunfo de personajes peligrosamente antidemocráticos y pintorescos empresarios outsiders como Donald Trump en Estados Unidos y Nayib Bukele en El Salvador. Es lo que estamos viendo, viviendo y padeciendo en esta campaña, especialmente por el desprecio hacia el Estado de derecho e instituciones representativas, como el Congreso, minando casi totalmente su legitimidad, enarbolando la bandera populista de luchar y erradicar la corrupción. Con semejante pretexto, lo que puede terminar erradicándose totalmente es la libertad política y la precaria vida democrática que tenemos.

¿Desconectarse de las Redes Sociales?

Desde el punto de vista individual, una solución simple y radical es desconectarse totalmente de las redes sociales, pero es imposible porque ellas son ubicuas, están en todas partes al mismo tiempo, alimentan la prensa, la televisión y la radio, que se convierten en ecos y plataformas de ellas. Una forma más sensata y realista es aguzar nuestro juicio y análisis hasta límites rayanos con el escepticismo y la incredulidad agnóstica, contrastando al máximo todo lo recibido con diversas fuentes de información y sometiéndolo a la prueba de fuego de los hechos constatados y plenamente probados. Obviamente ello resulta extenuante y demanda demasiado tiempo. Requiere tomarse muy en serio la democracia y el ejercicio de votar, siendo conscientes que estamos decidiendo no solo sobre nuestros intereses, necesidades y deseos, sino especialmente sobre lo que afectará la vida y la dignidad de todos como de las futuras generaciones. Por eso los candidatos tienen la enorme responsabilidad de decirnos quiénes son realmente y no inventarse personalidades imaginarias con cualidades y virtudes magnánimas que no tienen, para exhibirnos púbicamente sus caretas de candidatos y no sus verdaderas caras e identidades. Identidades que están definidas por sus pasados, pero especialmente por el presente, con sus intereses personales, familiares y empresariales, como también por sus aspiraciones futuras. Esas identidades, todos los sabemos, están siendo reconfiguradas por sus asesores de imagen y marketing político. Convendría saber quiénes son ellos, cuáles candidatos han asesorado en otros países y han llevado a la presidencia de sus Estados, como es el caso de KAYROS GROUP y su presidente Víctor López, asesor español en las campañas de Donald Trump y Nayib Bukele, quien trabajó para la campaña de Rodolfo Hernández hasta el 25 de enero y continúa en contacto con ella, según comunicado del grupo español. Por lo pronto, ambos candidatos deberían presentar públicamente sus declaraciones de renta, sus eventuales conflictos de interés, sus principales ejecutorias públicas, su núcleo de amistades y relaciones profesionales, empresariales, sus principales acreedores, y obviamente con quiénes eventualmente gobernarían, para beneficio de qué grupos o sectores sociales específicamente y cómo nos rendirán cuentas periódicas de sus responsabilidades gubernamentales. Todo lo anterior podría ser sometido a examen y verificación por un grupo de universidades públicas y privadas, designadas de común acuerdo por ambos candidatos y rendirnos un informe antes del 19 de junio. Así tendríamos los ciudadanos más elementos de juicio veraces para decidir nuestro voto y no ser manipulados por la desinformación y publicidad mentirosa que circula y abunda en las redes sociales. Porque una decisión tomada con información falsa, corrompe por completo nuestra voluntad ciudadana y aborta la legitimidad democrática. La sustituye por la mentira infocrática que es un cáncer que produce la muerte lenta e imperceptible de la democracia. Basta recordar la elección y lección dejada por Trump contra la democracia. Suele pasar cuando algunos empresarios, con su lógica pragmática y gerencial, incursionan en el complejo mundo de la política y la confunden con el mercado, donde lo más importante es la ganancia, la eficacia y no la legitimidad democrática y la justicia social.  ¿Estaremos ad portas de que ello suceda el próximo 19 de junio? Al parecer, solo nos quedan dos opciones. La exclusivamente ética, que rechaza ambos candidatos porque no los considera dignos de la Presidencia y no confía en ellos. Es la opción del  voto en blanco. También tenemos  la otra opción, la totalmente política, que asume el riesgo  de votar por alguno de los dos. De un lado,  Petro, indultado por su pasado guerrillero. Del otro,  Hernández, actualmente imputado por los oscuros antecedentes del fallido contrato de Vitalogic.   Para esclarecer su responsabilidad debe comparecer  ante el Juzgado 10 Penal del Circuito de Bucaramanga  a una audiencia el próximo  21 de julio. Por todo ello y para votar a conciencia, conviene leer la siguiente rigurosa investigación de La Silla Vacía: «Sí hay pruebas de que Rodolfo Hernández participó en un entramado de corrupción». Estamos, pues, entre un rebelde indultado y un empresario imputado, una auténtica encrucijada ética y política.

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