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Publicado el Hernando Llano Ángel

!FELIZ CUMPLEAÑOS, NANO!

¡FELIZ CUMPLEAÑOS, NANO!

Hernando Llano Ángel.

El martes 27 de diciembre cumplió Joan Manuel Serrat 79 años  –ya casi hace 40 años tuvo 40, como cuando cantaba «Hace 20 años que tengo 20 años»— y el viernes 23 de diciembre se despidió de los escenarios en el Palau Sant Jordi de su natal Barcelona. Culminó así  una gira alrededor del mundo, como en su canción “El titiritero”, por cerca de 70 escenarios. En esa canción ya nos anunciaba su destino: “su patria es el mundo, como un vagabundo va el titiritero… de feria en feria, siempre risueño canta sus sueños y sus miserias. Vacía su alforja de sueños que forja. En su andar tan largo nos baja una estrella que borra la huella de un recuerdo amargo. Canta su romanza al son de una danza”. Sin duda, el Nano bajó de los escenarios, pero se quedó instalado y enclavado en la vida y el corazón de muchas generaciones, en el escenario inexpugnable de los recuerdos y la memoria, del cual nunca saldrá. Su legado es mucho más que musical y poético. Logra integrar el sentido develador de la poesia con el excitante de la música. Es un legado que enriquece la vida de todos confiriéndole mayor sentido y valor, dotándola de alegría y exaltada belleza, con plena coherencia ética y compromiso indeclinable por la dignidad de los pueblos y la libertad personal. Lo demostró en su último concierto, donde alternó canciones en su natal catalán y el universal castellano. Empezando con una canción identitaria del pueblo catalán “Temps era temps” (“Erase una vez”), en donde evoca a la delantera del Barça de la temporada 51-52: “Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón”, hasta la inmarcesible “Mediterráneo”, que toda España considera como la mejor canción de su historia.

Serrat vital, poético y ecológico

Sin por ello, dejar Serrat de denunciar en otra canción, “Plany al mar” (“Lamento al mar”) , que lo hemos dejado convertir en un basurero: “Parece mentira que en su vientre se hiciera la vida. ¡Ay, quién lo diría sin rubor! Miradlo hecho un basurero, herido de muerte. De la manera que lo desvalijan y lo envenenan, ¡ay, ¡quién lo diría que nos da el pan! Miradlo hecho un basurero”. Y señalar que ello ha sucedido y continúa aconteciendo cada día “por ignorancia, por imprudencia, por inconsciencia y por mala leche. ¡Yo que quería que me enterrasen entre la playa (¡ay, quién lo diría!) y el firmamento! Y seremos nosotros (¡ay, ¡quién lo diría!) los que te enterremos”. Pero antes de interpretarla, recordó a todos los asistentes en el Sant Jordi que el Mediterráneo hoy está convertido en un sarcófago de miles de migrantes africanos cuyos sueños reposan en el fondo. Quizá por ello, en tono grave, ya cantaba desde 1971 que el mediterráneo tiene en su piel “el sabor amargo del llanto eterno que han vertido en ti cien pueblos de Algeciras a Estambul” y que “a fuerza de desventuras tu alma es profunda y oscura”. Difícil encontrar otra canción que logre una fusión tan perfecta de lo más íntimo, nostálgico y romántico: “Y escondido tras las cañas duerme mi primer amor, llevo tu luz y tu olor por dondequiera que vaya”, con lo más trágico e inexorable: “Ay, si un día para mi mal viene a buscarme la parca, empujad al mar mi barca con un levante otoñal y dejad que el temporal desguace sus alas blancas, y a mí enterradme sin duelo entre la playa y el cielo”, para  agregar aquello que define lo mediterráneo como expresión vital y hedonista: “Soy cantor, soy embustero, me gusta el juego y el vino, tengo alma de marinero. Qué le voy a hacer, si yo nací en el Mediterráneo, nací en el Mediterráneo”. Por eso “Mediterráneo” alcanza una dimensión popular y universal, pues no existe ser humano ni pueblo alguno que no se sienta identificado con esa lírica, romántica y hasta épica descripción. Dimensiones que, por lo demás, están casi siempre presentes en todas sus canciones, variando obviamente en su contenido e intensidad. Esta versatilidad le permite a Serrat ser intergeneracional, porque le canta al amor desde la ternura de los adolescentes, en “Palabras de Amor”, pasando por el amor inolvidable de la imaginaria “Lucía”hasta la desdichada “Penélope”.

Un poeta cantor de poetas

De allí también su profunda afinidad con la obra de Miguel Hernández, quien cantó a la Libertad y el Amor en poemas intensos, hermosos y desgarradores como “Nanas de la cebolla” y “Para la libertad”, en los que fusiona la pasión personal, conyugal y paternal por su hijo recién nacido, estando entonces el poeta encarcelado, con la lucha colectiva de su pueblo contra la brutalidad liberticida del bando franquista. De la misma naturaleza es la afinidad de Serrat con Antonio Machado, en su popular y hermosa  versión de “Cantares”,  que “toma como punto de partida tres estrofas de los “Campos de Castilla” del poeta sevillano, en torno a los cuales compone el resto de la canción”. Una canción que resume bien el periplo musical y poético de Serrat, pues al igual que Machado, podría el Nano afirmar: “Nunca perseguí la gloria, ni dejar en la memoria de los hombres mi canción”. Pero ambos lograron algo superior, nos dejaron versos sabios e inmortales como: “Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar” y “caminante, no hay camino, se hace camino al andar, golpe a golpe, verso a verso. Caminante, son tus huellas el camino, y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante, no hay camino, sino estelas en la mar”.  Solo falta que el Nano, ahora ya liberado de escenarios y giras, vuelva los ojos hacia la obra de Pedro Salinas, y nos regale en su voz algunos de los poemas de «Razón de Amor», «La voz a ti debida» o «Largo lamento». Sería Fantástic.

Posdata: Para disfrutar el cumpleaños con el Nano y escuchar sus canciones, cliquear los enlaces que aparecen en rojo.

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