Escucho con atención a Carlos Antonio Vélez[i]. Por años se ha construido como uno de los pocos que piensan el fútbol. Buena parte de sus colegas apenas lo utilizan como loras repetitivas, hinchas o voceros pagados.
En el caso de Vélez, de cuando en cuando emprende con persistencia digna de elogio, alguna campaña radial constructiva. Ahora está proponiendo que, en el fútbol de selección, después del año 2001 <<ya es hora de ganar algo>>.
El fútbol colombiano ocuparía uno de los peores lugares en la escala de nuestros logros deportivos de significación. Durante décadas ha estado por debajo del ciclismo, del tenis, de los bolos, de las pesas, de la natación y del atletismo donde, entre otros, hemos sido campeones mundiales repetidamente.
Y llama la atención que casi todos los deportes en donde Colombia triunfa son de carácter individual. Y a la par, casi todos donde resulta perdedora, son de carácter colectivo. ¿Esta observación sugiere algo?
A Francisco Maturana casi lo extraditamos, años atrás, cuando nos hizo ver que en el fútbol <<se juega como se vive>>. Dejando claro que es el único ostenta haber sido doblemente campeón con el Atlético Nacional y la Selección Colombia, a muchos no les gustó cuando empezó a decir verdades.
¿Cuál fue el problema de Maturana? Haber desnudado que nuestra forma de jugar al fútbol reflejaba nuestros problemas sociales. En efecto, un fútbol ineficiente (sin procesos) e ineficaz (sin resultados), por décadas no ha hecho sino mostrar lo que en verdad somos como sociedad: muy poco.
En la academia, por ejemplo, resulta tarea épica lograr que los estudiantes trabajen en grupo. Ni siquiera se logra incentivando el trabajo colectivo. A lo sumo, se logra que cada miembro del <<grupo>> escriba un pedazo de un documento y, antes de la fecha de entrega, cada miembro <<del grupo>> le envía a uno de ellos el documento para que pegue unos pedazos con otros.
Miremos hacia nuestras <<empresas>>. Sin despeinarse, el presidente del gremio de los exportadores acaba de mostrar que en Colombia sólo nueve (9) de las aproximadamente once mil (11.000) empresas exportadoras, vende el 50% de las exportaciones (aproximadamente USD 35.000 millones anuales durante los 2.000).
¿Miramos hacia nuestros llamados <<partidos políticos>>? Habiendo nacido hace más de 200 años, no hay uno solo que, primero, merezca el adjetivo de <<político>> y, segundo, que contabilice logro notable alguno. Diferente, por supuesto, a haber protagonizado una de las guerras civiles que, iniciada en el siglo XIX y todavía viva, aparece como de las más largas de la historia moderna.
¿Y nuestras <<iglesias>>? Entronizadas católicas y protestantes en el ejercicio de lo que les avergüenza llamar <<política>>, lo único que hacen es recibir favores estatales para enriquecerse sus miembros. Por supuesto sin devolver impuesto alguno sobre sus lugares de culto ni, menos, sobre sus jugosos ingresos limosneros.
¿Y qué decir de nuestras <<escuelas>>? Los bachilleres gastan 12 años en centenares de colegios públicos y privados que les gradúan sin haber logrado crear en ellos solidez ciudadana alguna ni, menos, capacidades alfabéticas básicas. Nuestros mal llamados <<bachilleres>> se gradúan en verdad como meros analfabetas funcionales.
¡Ah! Y cuando llegan a las escuelas universitarias, pocas de ellas dignas de merecer el adjetivo de <<superiores>>, se ven abocados a que, buena parte de las privadas reciben jugosos ingresos para defender prejuicios confesionales religiosos que se oponen abiertamente a todo intento de construir ciencia o formar científicos.
Y las públicas, muchas veces gobernadas por exalumnos de aquellas privadas confesionales, padecen sacrificios mendigando del Estado los presupuestos suficientes y, una vez obtenida la limosna, mostrarse ineptas para administrarlos con eficiencia y eficacia.
Colombia, en suma, es una agrupación humana a la que le queda grande el calificativo de <<sociedad>>. Sin razón por la cual, el deporte colectivo por excelencia, el fútbol, en Colombia como en otros países, no hace sino desnudar nuestras graves falencias colectivas.
Doctor Vélez: si se tratara de que en Colombia hubiera que ganar algo, deberíamos empezar por ganarnos, trabajando por supuesto, por ganarnos el calificativo de <<sociedad>>. Por ahora, apenas estaríamos dejando de ser una tribu, objetivo que buena parte de la humanidad en general comenzó a lograr hace ya seis mil años.
Congótica. El domingo 1 de septiembre, mientras televisaban el partido entre Nacional y Millonarios, uno llamado <<clásico>> con apenas dos goles (lo supe después) cambié el canal para disfrutar ese sí clásico entre Djokovic y Wawrinka en el US OPEN de tenis.
El autor es profesor universitario colombiano, miembro del Consejo Internacional de la Fundación Federalismo y Libertad (Argentina-www.federalismoylibertad.org) y autor del libro La Iglesia (agazapada) en la violencia política (www.amazon.com)
[i] “Planeta Fútbol”, Antena 2 RCN, Colombia.