La pulsión autoritaria del colombiano parece indetenible. Una voracidad infinita por ser violentados nos mueve en las urnas, en las escuelas, en los talleres, en los hospitales, en las familias…
La búsqueda del mesías que se nos inocula desde el bautismo, cuando inermes nuestros mayores nos arrodillan ante una religión fascista, produce efectos en la adultez.
Un mesías que se nos vendió víctima, ha desarrollado en nosotros una irrefrenable vocación victimaria. A este “valle de lágrimas” se viene a matar o a ser asesinado. Igual, “todos vamos hacia el cielo”.
Este no es un cuento chino. Tiene en Colombia la prueba reina. Domeñada por comerciantes que se “independizaron” para fundar aquí su propia Colombia, disfrazamos de Democracia una vulgar e interminable guerra civil.
Guerra civil inspirada por sacerdotes que conservaron su poder conquistado combinando la espada con la Cruz.
Guerra civil inspirada por serviles obispos que atizaban el crimen contra liberales (por «pecadores») y de comunistas» (por «ateos»).
Religión que ha hecho fluir la sangre, porque así dizque nos «salvó» (¡?*) su agonizante héroe colgado de un madero al lado de dos ladrones.
Estas son nuestras raíces y, por ello, damos estos frutos.
Asfixiado Uribe por sus delitos, varios miles de colombianos confirman que siguen abrazados a un destino suicida.
Las mayorías de marzo acaban de votar por un Petro que es el mismo Uribe voltiao hacia la izquierda. Y por un alias “Fico” disfrazao de oveja y dispuesto a servir como títere.
Este sería un primer balance. Probando las dificultades que trae consigo construir en Colombia una opción pacifista, razonable y productiva.
¿Seguiremos votando por un país mediocre que siga siendo gobernado por mediocres?
No todo está oscuro. De los 12 millones de votantes este domingo, 5 no tomaron partido por alguno de los uribistas.
Y esos 5 (más la mitad de los 8 millones de abstencionistas) bastarían en mayo 29 para impulsar una opción democrática que se alce contra el dinosaurio autoritario que vota fuego uribista por sus dos narices.
Desde fin del 2021 anunciamos una posible alianza Petro/Uribe. Algunos se mofaron de la capacidad alucinante del bloguero. Talvez tenían razón en aquellos octubres, pero no ahora con los datos en la mano.
Una mano que se nos viene pesada. Una mano que tira dados cargados.
Petro encarna lo peor de Uribe hacia la izquierda. También víctima de la guerra, sueña continuar las batallas perdidas de “nieves blancas”.
Y “Fico” representa lo peor de Uribe hacia la derecha. Se promete como segundón de las Cabales y los Londoños que se relamen para hacer trizas ya no solo al proceso de paz sino a toda Colombia.
Petro ofrece ser todavía más autoritario que Uribe. Tal como lo mostró cuando Alcalde de Bogotá, no resiste una crítica, no resiste trabajar con alguien diferente a él mismo. (Uribe por lo menos, nombraba ministros para enviarlos a la cárcel).
Petro la tiene clara. Por ello no olvidamos que «bajo las resoluciones firmes se yergue un puñal; los ojos llameantes presagian un crimen; … el principio del mal reside … en la megalomanía prometéica…» (Ciorán).
“Fico” promete «Orden y Seguridá». Sí. Ya sabemos a qué orden seguro se refiere el uribista disfrazao. Ese que se nos montó hace 20 años con un puñal por debajo del poncho.
Petro viene patrocinado por el nuevo señor de esta pobre manada: Gilinski.
“Fico” viene apadrinado por los palmicultores, los azucareros, los manufactureros, los grandes comerciantes y todos estos que, se dice, le tienen reservada a Duque una mansión en Miami como recompensa por los favores recibidos.
Ambos trabajarán con denuedo para mantener la confianza inversionista de los platudos (sobre todo si les prestaron para financiar sus campañas).
¿Tenemos esperanza en el Centro? Matemáticamente sí porque los votos del Centro van a definir Presidencia.
El centro tendría la capacidad de decidir en mayo si vamos o no a segunda vuelta.
Y podría decidir en junio quién hará de la Casa de Nariño su aposento desde agosto.
Amanecerá y veremos… dijo el ciego.
Congótica. El precio de la sinverguencería gavirista para hipotecarse a favor de la petrista, podría ser María Paz Gaviria-Vicepresidente. Jo Joy Jo Joy