Cuando aparecieron en el Comité de Paro (CP), alentaron alguna esperanza. Ahora que el CP se ha expresado, produce vergüenza la presencia de universitarios en ese organismo.
La sociedad espera que, si una minoría llega a la universidad, marque alguna diferencia. El universitario, por defecto, posee herramientas para marcar diferencia en el marco de su familia; en el de su vecindario; en su ciudad. Y, por supuesto, en su país.
Pero lo que estamos viendo en Colombia, desalienta. No sólo porque el CP se vino, inicialmente, con 13 propuestas que, confrontadas una a una, no resisten el menor análisis metodológico o conceptual. Sino porque, la cereza de este postre pestilente resultado un paquete de ciento cuatro peticiones (¡104!) cuya sola magnitud resulta deprimente. El CP, con universitarios a bordo, ha aceptado regresar a la Real Audiencia colonial.
Evaluando la forma y fondo de esta torta de peticiones, no sorprendería viniendo de los sindicalistas. Están acostumbrados no a formular peticiones sino ¡pliegos de peticiones! (Vaya y venga). Tampoco de la indignación campesina. Por lo menos durante un siglo han sido aplastados con numerosas reformas agrarias inútiles y, ello les daría algún derecho a patrocinar pliegos de peticiones. (Resultaría inclusive, decente aceptarlo). Y menos sorprendería de las minorías indígenas. Desde la Conquista nuestros amos hispano-católicos llegaron hasta cortarles la lengua a sus ancestros (¡Se hace tardía la hora para que hablen y mucho!)
Pero…¡¿los universitarios?! ¿Estos privilegiados sociales están acompañando, silenciosos y carentes de autocrítica, a sindicalistas, campesinos e indígenas en la formulación de un tsunami de peticiones que, por ello mismo, está llamado al fracaso? ¡Eso es vergonzoso!
En la Universidad trabajamos por entrenar metodológicamente a los estudiantes. Que puedan precisar cuál es el problema en cuestión; cuáles sus antecedentes; cuál el marco teórico analítico; cuáles son otros trabajos que enriquecen el diagnóstico y, desde aquí, formular la hipótesis que se propone probar o falsear.
Pero al firmar en el CP un documento con 13 propuestas y 104 peticiones, sin que se conozca al menos un salvamento de voto, los universitarios se han probado inferiores. No solo a sus colegas de comité, cada uno con relativas justificaciones por el estropicio, sino inferiores a los elementales deberes que les competen a quienes ondean pancartas en las calles llamándose “educados superiores”.
No ha sido difícil probar que las primeras 13 propuestas del CP, abundaban en contradicciones y lugares comunes[i]. Y tampoco sería difícil desbaratar algunas de las 104 peticiones que han salido a la luz[ii].
¿Cómo es posible que algunos universitarios hayan aceptado caer en la trampa de la conversación propuesta por el ocupante de la Casa de Nariño? ¿Por qué aceptaron irse a “botar corriente”? ¿Dónde está la dignidad universitaria que les sobra, por ejemplo, a los campesinos?[iii]
¿Cómo es posible que algunos universitarios, que tienen a cuestas casi dos decenas de años “educándose”, hayan firmado un documento mendigando algo? [iv] ¿Acaso su condición de “educandos superiores”, no les coloca en un espacio que, mínimo, los lleve a proponer diálogos en medio de los cuales unos argumentos (los suyos y los de sus colegas del CP) se crucen contra otros (los del régimen)?
¿Cómo es posible que, entre las 13 peticiones suscritas por universitarios, sea imposible discernir entre las que se proponen voltear al país y las que se proponen enderezarlo?
¿Cómo entender que algún universitario mendigue la nacionalización de Ecopetrol cuando su mayor porcentaje ya está nacionalizado? (¡)
¿Cómo es posible que un universitario sea incapaz de acompañar esa mendicación, probando de dónde saldrían los recursos para pagar los 15 billones de esa total nacionalización? (¡)
¿Cómo se atreve algún universitario a mendigar la prohibición del fracking cuando apenas se están aventurando sus pruebas piloto? ¿Sospecha siquiera este “educando superior”, del gran valor que posee la experimentación para diagnosticar y resolver un problema? (¡)
¿Cómo patrocinan universitarios el bloqueo a una reforma pensional que les permitirá a ellos mismos dejar de ser las víctimas de un sistema que, hoy, ya tiene en alto riesgo su propia posibilidad de pensionarse? (¡)
¿Cómo mendigar el bloqueo de alguna reforma laboral que permita aumentar las posibilidades empleo y emprendimiento de los universitarios una vez se hagan profesionales? (¡)
¿Cómo mendigar algunos universitarios que Colombia salga del grupo de los 34 países más poderosos del planeta, la OCDE, la aplicación de cuyas reglas de juego les permitiría a ellos mismos elevar su capacidad de innovación y emprendimiento?
Probablemente el mayor logro de los jóvenes protestantes haya sido esforzarse por que la protesta se civilice. Se acompañe de cantos. De pintura y baile. Eso está bien.
Pero si comparamos este micro resultado con el esfuerzo ciclópeo que hacemos, por ejemplo, para financiar la educación superior pública; o para financiar jóvenes que tengan acceso a la privada o para ofrecerle exenciones tributarias a las privadas, estamos ad portas de una victoria pírrica.
¡Qué vergonzosa se prueba esta expresión política de los universitarios actuando en el CP!
Congótica. Reto, afectuosamente, a alguno(s) de los universitarios del CP a que, por este mismo blog, controviertan alguno(s) de los argumentos o datos expuestos ([email protected]).
Congótica 2. Me encantaría probar que los universitarios colombianos se distinguen cualitativa y cuantitativamente del peor que, desde la Casa de Nariño, los ha seducido invitándolos a “botar corriente”[v].
Congótica 3. Los estudiantes que protestan en Colombia están probando hallarse a años luz de sus pares chilenos.
El autor es profesor universitario colombiano, miembro del Consejo Internacional de la Fundación Federalismo y Libertad de Argentina www.federalismoylibertad.org y autor del libro La Iglesia (agazapada) en la violencia política (www.amazon.com) y escribe el blog argentino: www.federalismoylibertad.org/agenda/artículos
[i] https://blogs.elespectador.com/politica/bernardo-congote/las-cacerolas-piden-quien-ofrece-algo
3 diciembre 2019
[ii] “Puntos llamativos de las 104 peticiones…”. Diario El Tiempo, 21 diciembre 2019, Pg. 1.3
https://blogs.elespectador.com/politica/bernardo-congote/conversatorio-duribe-botar-corriente
27 noviembre 2019
[iv] Petición: Acción de pedir // Pedir: Rogar o demandar a otro que dé o haga algo. Por antonomasia, mendigar.
[v] http://blogs.elespectador.com/politica/bernardo-congote/nos-gobierna-peor
24 julio 2019 (22.472 visitas).