La unión familiar, la unión laboral, la unión colegial, la unión empresarial, en fin, probablemente arriesgan caer en la fantasía.

Dice algún diccionario que unir es “Hacer que una cosa esté al lado de otra, o en contacto con ella formando un todo.”

Probablemente acierta en lo primero y yerra en lo segundo. Una cosa o persona puede estar una al lado de la otra; pero ¿formando un todo? O sea, ¿amasando?

Ciertamente la masa es la definición perfecta de ese tipo de “uniones”. 500 o 1000 granos de maíz, por ejemplo, pueden cocinarse, molerse y amasarse en un todo que se llama “arepa”.

Pero soñar con que la sociedad humana sobre todo caracterizada por una maravillosa diversidad, como un todo o por regiones pueda ser amasada como sueña Petro, resulta deprimente.

Razones por las cuales, la pesadilla de Petro llamada Unión Nacional, estaría pereciendo no sólo porque Petro mismo divide y está dividido sino porque plantearla para atacar al “enemigo” hace que nazca muerta.

En editorial especial de EE, advierte que hablando de una Constituyente llamar a la unión no significa “eliminar lo que nos diferencia”; y también acierta diciendo que las uniones, cuando viables, nacen de las diferencias no a pesar de ellas.[i]

Lamentablemente el editorialista se devuelve hasta 1991 cuando podría aprovechar también la reciente experiencia del proceso de paz con las FARC en 2016.

Ningún otro experimento pacificador en la historia de Colombia, como el último citado, habría sido tan fecundo en ideas y ejecutorias que, para mejor, terminaron fortaleciendo la Carta del 91.

De modo que tanto Petro como sus detractores se equivocarían tanto llamando a otra Constituyente como llamando a una fantástica unión nacional.

Incapaz de gobernar, esto es de trabajar con lo que hay, Petro como buen narciso-destructivo contabiliza ya casi dos años tratando de hacer realidad el país con que soñaba escondido en los socavones urbanos del M19 (Es que el propio Pizarro le estaría halando las patas).

Enajenado totalmente de la realidad de los demás 44 millones de colombianos, el frustrado y frustrante Petro no ha sido capaz siquiera de rescatar un proceso que esté funcionando para fortalecerlo, hasta el punto de que ni siquiera pondera el incremento logrado en el recaudo impositivo.

Mirando para el jardín de los vecinos Maduro, Bukele u Ortega, no sólo los ve como jardines ¡¡¡¡ sino más verdes¡¡¡ que el nuestro.

La apelación a otra Constituyente por tanto, venga de donde viniere, sólo amenazaría desgastar los dos años que le quedan a Petro y en esa misma medida, multiplicaría las frustraciones de sus cada vez menos adeptos.

Pero también multiplicaría las alucinaciones de sus opositores, llamándose los paisas a poner de a millón de pesos para acabar una autopista regional a cambio de tocar las puertas del diálogo con quien administra legalmente, el presupuesto de la Nación.

O peor, aprovechando las pesadillas de Petro para desempolvar, esos mismos paisas, una fantástica “república de Antioquia” que no pudieron sacar adelante ni Belisario, ni Gaviria ni menos el mayordomo, para sacarla ahora sacarla con cesárea desde el vientre enfermo de Petro.

¡Por favor! No es sólo el Presidente. ¡Son también sus opositores los que están fallando! El remedo democrático que nos gobierna, merece algo mejor que unas cacatúas que mal dicen del género femenino criollo haciendo politiquería adentro y afuera.

Por ello mismo el bloguero rescata de dicho remedo, el carácter y rigor que viene mostrando el Presidente del Senado tanto plantándole cara al Ejecutivo para que legisle sus “reformas” o dañándoles la parranda a sus colegas en la semana tonta que se nos viene.

Congótica ¡Enhorabuena Presidente Name!

[i] https://www.elespectador.com/opinion/editorial/no-nos-dejemos-dividir-mas-busquemos-lo-que-nos-une/

Marzo 24 2024

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