Si Ud. cree que 1 + 2 son, exactamente, dos, contágiese de dengue.

Si cree que el universo funciona como un perfecto reloj;

Si cree que todas las personas somos iguales ante la ley;

Si cree que la Tierra es plana;

Si cree que Uribe o Trump son Dios;

Si cree que la Dictadura es el sistema perfecto (o también la Democracia);

¡Contágiese de Dengue!

Un día cualquiera amanece Ud. con 38o de fiebre y con una disposición a morirse;

Al otro día, cuando cree que está mejorando, le espera un día peor;

Y si además, sintiéndose peor, cree que a punta de líquidos y acetaminofén se va a curar, está jodido;

Si piensa que el Dengue sólo es un dolor que parece partirle la cabeza;

O que el Dengue amenaza con reventarle el estómago;

O que de tanto ir al baño en la clínica, evitará ganarse una infección urinaria;

Infección que, aunque Ud. no lo crea, le llevará a orinar diez o doce veces diarias, preferentemente en las noches, claro está;

O si en la clínica todos le miran (médicos, pacientes y enfermeras) le miran sin saber qué decirle;

Y si, peor, termina preso en un cubículo de aislamiento creyendo que “mañana lo sacan”; o que lo saca pasado;

O si encerrado de urgencias rodeado de enfermeras, siente que va a verse atendido rápidamente, no se engañe porque le dicen (sin prueba alguna) que hay otros 23 peores que Usted;

Si su familiar le pregunta si se ha sentido mejor, Ud. les responde que sí sólo hasta esta noche;

Y si le reclaman porque no les responde sus afectuosos wasapes y fasebules, mándelos al carajo;

En medio de esta suma de incertidumbres, lo que más llama la atención es la seriedad ritual de los doctores que le dicen, un día que sus plaquetas están subiendo para que, al otro día, le digan que están bajando;

O la seriedad con que unos afirman que cuando sus plaquetas bajen a 25.000 será internado en la UCI (de donde nadie sabe si saldrá vivo o muerto);

O la “seguridad” con la que, habiéndose infectado hace once días, le dicen que no hay problema porque el virus solo dura activo “unos cinco”;

O la seguridad con la que le dicen que debe estarse perfectamente quieto porque el virus se desplaza por su cuerpo cuando Ud. se mueve; pero, al tiempo, la sensación de que Ud., quieto en su cama después de once días, siente que el Hp virus no hace sino estragos a placer;

Hoy sobre su aparato urinario;  mañana sobre sobre el hígado; pasado mañana, sobre el culántrico; pasado, sobre las raíces del pelo o las plantas de los pies;

Y si todo está dizque “pasando”, otro día cualquiera Ud. amanece con sus testículos inflamados y llama al médico este, “sorprendido”, le dice que no se afane porque se debe a la infección urinaria;

Si en algún momento de su vida anterior creyó haber estado a “un paso de la muerte”, inféctese de Dengue porque los pasos son varios;

Si Ud. (todavía) cree en Dios, ¡inféctese de Dengue y póngase a rezar que de nada sirve!

(A lo mejor su diosito, como mucho, está esperándole con su sonrisita tontarrona a las puertas del cementerio con una factura por pagarle al cura).

Congótica. ¿Por qué no hay vacuna contra el Dengue? ¡Porque sólo nos infecta a los miserables!

Congótica 2. A no ser y lo deseo fervorosamente, que el muy filantrópico Gates ¡se contagie de Dengue!

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