Unos lo votaron. Otros no. Pero todos estamos hartos. A DUribe lo votó buena parte de la élite. 10 millones votaron contra Santos ¡por pacificador! No podía ser que a los violentos que, decían los duribistas, pelearon una guerra solos, se les perdonaran sus crímenes. Las FARC no libraron guerrilla alguna, afirmaron una y otra vez. Sólo mataron inocentes de las élites eclesial, militar, agropecuaria y financiera. Las fuerzas armadas durante 60 años no libraron guerra alguna. Se gastaron en presupuesto más grande de la historia apenas en aventurillas hollywoodenses por la selva, los ríos y las montañas. Era una pantomima, osan sostenerlo todavía mientras, doblegados, piden turno por decenas ante la JEP.
Esa misma élite amanece con sus calles llenas de piedras, guijarros y vidrios rotos. Los barrios más elegantes de las ciudades están siendo ocupados violentamente por los centenares de paros que se ha ganado este desgobierno. La pequeñez mental de la Casa de Nariño ha cerrado las puertas de la negociación con el ELN disparando atentados, masacres y secuestros. Las acciones del grupo financiero más nombrado han caído 13% en pocas semanas, producto de sus protuberantes errores gerenciales. Al desviar sus utilidades para construir obras civiles, olvidó aquello de “zapatero a tus zapatos”. Y puso a dudar a las bolsas, socios y ahorradores.
Los gremios se han alzado, todos a una, contra la reforma tributaria del jovenzuelo que fue elegido porque “no iba a subir impuestos”. Unas son las palabras de campaña y otras las de gobierno, se ha atrevido a afirmar sin inmutarse. Los fabricantes de huevos, de arepas o de enlatados; los campesinos que siembran o comercializan frutas y legumbres; las aerolíneas, los transportadores, los estudiantes, todos se levantan contra el reformismo duribista.
Sus ministros andan de pueblo en pueblo cargándole las maletas. DUribe sigue en campaña electoral. Adoctrinado por el innombrable, los talleres comunales siguen llevando circo sin pan a las plazas públicas. Hoy como antier. No recordamos algún indicador que muestre cuántas de las obras que el mayordomo del Ubérrimo “ordenó” ejecutar de pueblo en pueblo, fueron construidas.
Vendedor de ilusiones como el que más, este paisa que viaja de pueblo en pueblo con carriel y poncho terciado vendiendo vermífugos y curas para todo, sólo era un blanco móvil. Disfrazado de cura, de pastorcito, de oso o de abuelito, nos preguntamos hoy qué sentido tuvo oponerse a esta figura tan deleznable. A este narciso destructivo. Al mayordomo que, obviamente, sólo necesita sirvientes. ¡Qué fiasco!
¿Era esto lo que prometieron cambiar del gobierno Santos? ¿Fue esto lo que movió 10 millones de votos favorables y 10 millones en contra? ¿Era este el gobierno soñado? ¿Para esto vociferaron día tras día las palomas, cabales, obdulios y demás miembros de esta empresa política dolosa? Sí. El duribismo hace ahora en la Casa de Nariño lo que hizo por fuera de ella. ¡Nada! Habla, vocifera, inventa decretos que no aprueba, miente, calumnia. ¡Conspira contra sí mismo! ¡Qué estulticia!
Durante ocho años presentaron a sus presos como víctimas. Buena parte de los muchachos del gobierno de los falsos positivos, de las chuzadas, de las coimas, de la yidispolítica, del agroingreso seguro, están presos o huyendo. Pero a los opositores se nos señaló siempre de mentirosos porque, decían ellos, no estaban presos sino que iban de paseo por los juzgados y las cárceles en sus tiempos libres.
Por los 80, se decía del candidato liberal Virgilio Barco que no sabía hablar correctamente. Y llegó a la presidencia y, en verdad, no supo hablar correctamente. Este mismo país ha elegido ahora a un adolescente para presidente. Y ahora que pasa por la Casa de Nariño, porque ni siquiera vive en ella, el presidente adolescente habla como adolescente, actúa como adolescente y yerra como adolescente. Alguien debe gritar: ¡El Emperador está desnudo! como lo hizo el niño de Andersen.
¡Qué tontería haberse opuesto a tan poca cosa política! ¡Qué desgaste de energías, de artículos, de entrevistas, de blogs! ¡Qué bobada haber argumentado contra los cabezahuecas! ¿Cuál es ahora el discurso de las palomas y cabales? Ninguno. Pero ¿acaso tuvieron algún discurso? Los tontos fuimos quienes dedicamos alguna letra para controvertir esta masa informe de palabras huecas que sigue siendo masa, informe y hueca.
¡Qué hartera de desgobierno! ¡Qué hartera hacerle oposición a este saco de aserrín! ¡Qué desperdicio escribir contra la nada! ¡Qué estúpidos hemos sido los veinte millones de votantes! (Entre tanto, los 16 que no votaron y se quedaron viento TV o “mamando ron” en elecciones, ahora se ríen en nuestra cara). Tienen razón.
Congótica. ¿Por qué DUribe no decreta el estado de emergencia económica y emite su reforma tributaria por decreto? Porque su cabeza está ocupada en los huevos. Con IVA incluido.
Bernardo Congote es profesor universitario colombiano y miembro del Consejo Internacional de la Fundación Federalismo y Libertad (FYL-Argentina) www.federalismoylibertad.org