A los diez millones que no votamos por Usted.
A los que criticamos sus escasas capacidades ejecutivas durante su alcaldía en Bogotá.
A los que afirmamos que la dupla Duque-Petro del año 2018 fue una competencia entre los dos peores.
A los que criticamos su postulación como candidato “anti-establecimiento”, pasando de agache que Usted acumula casi 30 años dentro de él (viviendo de nuestros impuestos).
A los que advertimos de sus escasas habilidades como Economista, como que apenas aparece como estudiante de una Maestría y un Doctorado sin títulos probados.
A los que advertimos de haber sido Ud. financiado por uno de los cuatro reyes magos criollos, ejemplares de la más penosa platocracia.
A quienes, de paso, hemos denunciado que sus patologías populistas apuntan a proteger a los ricos y hacer más pobres a los pobres, mientras destruye o expulsa a la clase media.
A los que develamos que su presunto “fomento al capitalismo” arriesga ser una farsa porque Usted, hasta hoy, ha actuado y se ha declarado como un “saltimbanqui antineoliberal”.
A quienes dudamos de que la promoción del capitalismo sea coherente con su invento de una “economía popular” inexistente en alguna parte credible del planeta.
A los que advertimos en febrero 2022 que la dupla Petro-Hernández que compitió en junio, amenazaba ser un “uribismo del mismo”.
A quienes consideramos amenazas, más que promesas, las suyas de ofrecerles “pensión digna” a los adultos mayores, “techo digno” a los pobres, y el “acceso de todos” a los hospitales (sin explicar de dónde sacará recursos para pagar tantas “dignidades”).
A quienes dudamos de que la reforma económica signifique, sólo una nueva reforma tributaria.
A quienes esperamos que la Educación no les dé más recursos a las universidades públicas sino que les exija administrar adecuadamente los que tienen disponibles.
A quienes buscamos que la educación pública SUPERE a la privada, en manos confesionales de dudosa trayectoria histórica. Y, por tanto, a que los profesores públicos dejen de ser enemigos del progreso educativo.
A quienes dudamos de que los ministerios de la “paz” o de la “igualdad” tengan algún sentido distinto de distraer al populacho con inventos burocráticos.
A los que probamos que «erradicar el hambre» arriesga ser pura carreta.
A quienes defendemos la eliminación de la miseria campesina y no subsidiando a los campesinos hundidos en el minifundio miserable, mediante reformas agrarias fracasadas.
A quienes sugerimos que casi todos sus planes amenazan sumar su nombre al nefasto listado de los Castro, los Ortega, los Bukele, los Maduro, los Uribe, los Bolsonaro o los Kirchner latinoamericanos.
A quienes tememos que su apertura hacia Venezuela, disfrazada de acercamiento humanitario, sea un tamal que traiga por dentro la importación a Colombia de las misiones populares venezolanas (¿“organizar al pueblo” lo llama Ud. en su discurso de posesión?).
Que con Maduro Usted ciertamente pueda importar gas, pero semejante a lo de Europa con el populista Putin, el gas venezolano se convierta en un chantaje geopolítico que nos arrodille ante Diosdado Cabello y sus secuaces.
A quienes hemos probado que su populismo le devela a Usted como un “jesuita agazapado”. Alguien que sigue al pie de la letra los fracasados mandatos de una Iglesia que aparece rica pero defiende a los pobres; latifundista mientras ataca los ricos; pacifista mientras atiza nuestras guerras civiles y humilde mientras se asfixia en la pestilente soberbia de sus obispos.
¡Tápenos la boca, Presidente Petro!
Congótica. El título del blog fue propuesto por la esposa del bloguero.