Bernardo Congote

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Peñalosa tiene razón

Impopulares pero eficientes, reza el lema. Este es el mensaje de Peñalosa terminando su mandato. En efecto existe una contradicción entre la popularidad y la eficiencia… en sociedades perdedoras como Colombia.

Cuando el patrón social es derrotista, el que construye es enemigo. El que estudia, un sapo. Y el que inventa, un soñador.

Un alcalde como Petro, a quien se le reconoce una gran capacidad para convocar manifestantes en la Plaza de Bolívar, resultó altamente popular.

Petro quiso voltear de cabeza el sistema de aseo en Bogotá. Planeó, no ejecutó el metro (ni elevado ni profundo). Dilató las plantas de tratamiento del río Bogotá. Nos dejó con más huecos que antes. Perpetuó el fraude en la Universidad Distrital.

¿Y qué ocurrió? Se lanzó como candidato presidencial y obtuvo ¡8 millones de votos!

¡El problema de Peñalosa han sido sus obras! Terminó el Transmicable que Petro sólo había planeado. Compró los buses Transmilenio que Petro no quiso comprar. Está licitando el Metro que hace 60 años no existe. Propone convertir la carrera 7ª en avenida para todos los estratos. Por eso pocos le quieren en Bogotá.

La condición humana contrapone el amar la vida con el amar la muerte. Lo primero nos lleva a favorecer la creatividad, la novedad, la flexibilidad constructora y a votar por ganadores. Lo segundo nos inclina a hablar de enfermedades; a oponernos al progreso; a buscar la muerte y a votar por perdedores.

En Colombia cada vez más favorecemos a los mediocres por encima de los eficientes. Aplaudimos al demagogo por encima del estadista. Elegimos a Duque, por ejemplo.

Venido de Washington ocupado, por años, en asuntos ajenos a toda problemática política, fue ungido presidente por un partido minoritario que sólo tiene la guerra como logro. Y, lógicamente, el perdedor fue votado por ¡10 millones de colombianos (perdedores)!

Duque no amenazaba nuestra tendencia derrotista (Seguimos derrotados). Duque no amenazaba nuestra proclividad a destruir (seguimos destruyendo). Duque no amenazaba nuestra cómoda complacencia con la guerra (seguimos en guerra). ¡Por esto ganó las elecciones!

¿Quiénes lo rodean? ¿Hay en el gabinete algún distinguido por hablar poco y hacer mucho?

¿Acaso el comerciante ministro de la defensa? ¿Acaso el teórico ministro del desarrollo? ¿Acaso la negociante ministra del interior? ¿Acaso el imberbe ministro de vivienda? ¿Acaso el parlanchín canciller?  ¿Acaso su mediocre ministra de educación? (¿No fue ésta la misma secretaria educacional de Petro?)

Con estos ministros no se hace un caldo, como decían las abuelas. Y la mayoría de los colombianos está cómoda. El gesto mofletudo y bonachón del ocupante de la Casa de Nariño no produce frío ni calor. Inclusive invita a la compasión… en una sociedad perdedora.

¡Es el perfecto conductor de una sociedad depresiva! ¡El perfecto presidente para una sociedad temerosa de hacerse grande! ¡El perfecto actor de una tragicomedia infantil llamada colombia!

De vez en cuando se le sale el niño terrible y vocifera contra Maduro. Puede inclusive apretar el botón de la guerra. ¡Para eso fue elegido! Su lanzallamas de estos días más bien pretende servirle de teflón a su amo; se trata de pavimentarle su camino hasta el próximo 8 de octubre cuando rendirá indagatoria por delitos penales ante la Corte Suprema (…).

Así como Maduro distrae el hambre venezolana con la guerra fronteriza, Duque distrae nuestra sed de justicia prometiéndonos batallas. En ambos casos, caudillos mediocres con metas inútiles.

Tenemos por Presidente a un ineficiente lógicamente popular. Todavía no se lo saca a empellones de las plazas públicas. Sus talleres municipales son risibles ferias pueblerinas. No vemos que salgan de allí más que promesas (Así se lo enseñó su amo).

La eficiencia, la creatividad y el mérito, son enemigos de una sociedad perdedora. Las encuestas favorecen a los ineficientes, nada creativos y carentes de virtudes. ¡Y también las urnas! (Mayoritariamente inundadas de ineficientes, destructivos y mediocres).

Después nos preguntamos por qué seguimos empobrecidos. Por qué Colombia ocupa lugares intermedios en todo lo que no sea violencia o narcotráfico. Simplemente porque elegimos a los peores para que nos gobiernen.

¿A quién reclamarle: a Maduro?[i]

 

Bernardo Congote es Profesor universitario colombiano, miembro del Consejo Internacional de la Fundación Federalismo y Libertad (Argentina) (www.federalismoylibertad.org) y autor del libro La iglesia (agazapada) en la violencia política, (www.amazon.com).

[i] Http://blogs.elespectador.com/politica/bernardo-congote/Eligiendo-entre-peores  junio 19 2018.

 

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