Las familias que nos dedicamos a cocinar en casa
Los amigos que nos acariciamos virtualmente
Los hijos y padres alejados que nos acompañamos de alguna manera
Los tenderos que trabajaron de domingo a domingo
Los droguistas que atendieron nuestras angustias farmacológicas
Los mensajeros que nos sirvieron al sol y al agua
Los profesores que trabajamos desde casa
Los estudiantes que convirtieron su habitación en un salón de clases
Los restaurantes domiciliarios que aliviaron nuestro hambre
Los ahorros que nos permitieron nadar contra la corriente
Los banqueros que aliviaron nuestras deudas
Los empresarios que nos ofrecieron trabajo
Los que continuamos pagando aún sin recibir ingresos
Los operadores de call center que nos escucharon 24/7
Los choferes públicos que se movieron, inclusive sin pasajeros, también 24/7
Los médicos que no descansaron y no desesperaron
Los paramédicos que “bailaron con la más fea”
Los funerarios que hicieron lo suyo
Los celadores vigías de algunas noches oscuras y tenebrosas
Los empresarios que se reinventaron fabricando pañuelos mientras otros llorábamos
Los abogados que nos dieron esperanzas
Los curas que nos bendijeron con su silencio
Los políticos que gobernaron pensando en nosotros.
Los periodistas que nos informaron sobre los vaivenes diarios
Los campesinos que siguieron cultivando
Los que transportaron esos alimentos
Los que no pudieron transportar, ni exportar, ni importar
Los que no lograron trabajar
Los que continuamos haciendo deporte
Los que continuamos leyendo y escribiendo
Los que no pudieron dormir
Los que se murieron
Los que se infectaron y recuperaron
Los que sobrevivimos
¡Feliz 2021!