Bernardo Congote

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¿La Universidad de los Andes hacia la senificación?

Estos días revisamos con mis estudiantes unas declaraciones emitidas por la Economista Raquel Bernal, recientemente elegida rectora de la Universidad de los Andes.[i]

Quisimos evaluar qué tanto sería cierto que, al decir de la citada, “en los próximos años la demanda de educación superior se podría reducir”. Sobre todo cuando, autocríticamente, la rectora afirma que a los estudiantes de ahora “… les importa mucho si lo que aprenden les va a servir para la vida… “.

No es casual que casi al tiempo en Estados Unidos se afirme también que “un grado universitario difícilmente garantiza el éxito económico.”[ii]/[iii]

¿Cuál puede ser la explicación de estos diagnósticos? Y de ser ciertos ¿qué deberían hacer las universidades?

La rectora de los Andes aceptó que hay insatisfacción con la formación impartida, producto de lo cual ella se propone “revisar qué programas estamos ofreciendo.”

Sólo que apenas «revisar programas» arriesgaría conducir a la universidad al camino de su senificación. Esto es, a cumplir en Colombia con el hasta ahora fallido sueño uribista de reducir nuestras escuelas superiores a duplicar las tareas del SENA.

No sería exagerada esta deducción si tomamos palabras de la rectora Bernal según las cuales: “Tenemos que revisar… qué programas en este momento ya no responden a las necesidades del sector productivo, de los mercados laborales o a las necesidades de los jóvenes…”. Añadiendo adelante que se trataría de que “… el aprendizaje sea… más experiencial”.

Solución que resultaría, al menos contradictoria y, a lo más contraproducente, si tenemos en cuenta que, según la misma rectora, los estudiantes actuales van camino a un mercado donde “… cerca del 50 por ciento de las ocupaciones (actuales)… desaparecerán en la próxima década…”.

Para resolver esta dilemática coyuntura, a las universidades nos convendría entrenar jóvenes capaces de diseñar esas nuevas formas de trabajo (en sus laboratorios e investigaciones sociales) para que puedan moverse exitosamente en mercados socio-empresariales de alta complejidad.

El hecho de que Gates, Jobs, Zuckerberg o Musk, entre otros, se hayan auto expulsado de las llamadas «mejores universidades», es una campanada de alerta que, sospechosamente, todavía no escuchamos en la academia superior.

Ahora ¿Cómo entrenar para la complejidad moderna? Mostrándoles a los jóvenes que el mundo donde ejercerán profesiones camina hacia el fin de las certezas dado que “… en el curso de los últimos… decenios nació una nueva ciencia: la física de los procesos de no-equilibrio.” [iv]

Razón de peso para que la universidad se adapte a esas rupturas autoentrenando a sus profesores de modo que les transmitan a sus estudiantes caminos para diseñar las empresas donde ellos mismos van a trabajar.

Empresas que se muevan en medio de situaciones imprevistas, permanentemente inestables y caóticas, logrando romper con el pernicioso Nirvana celestial en el que, sobre todo, tienen a moverse la mayoría de las empresas del Tercer Mundo.[v]

Sembrar desde la universidad capacidades críticas para que los jóvenes profesionales diseñen reglas de juego flexibles que les permitan moverse con éxito en mercados cada vez más monopolizados.

Mercados sujetos a sistemas de precios y transacciones de factores con obstáculos, cada vez más sometidas a intervenciones del Estado también impredecibles, inestables y caóticas.

Si aceptáramos estos retos, acudir a los sectores productivos, a los mercados laborales y a los mismos jóvenes a preguntarles qué necesitan de la universidad como lo sugiere la rectora, resultaría frustrante porque en un mundo inestable e incierto no hay respuestas. ¡Habría que diseñarlas en los laboratorios universitarios!

Sería algo así como si el piloto de la nave les preguntara a sus pasajeros qué ruta tomar…

Parodiando a Prigogine, “la (empresa) clásica privilegiaba el orden y la estabilidad (competencia perfecta), mientras que en todos los niveles… hoy reconocemos el papel primordial de la… inestabilidad.[vi]

Sin embargo, la universidad actual se obstina en reproducir dogmas de los siglos XVII y anteriores, tal como lo hacen en Física los mentores de los principae newtonianos o en Economía, los que explican mercados que dizque “tienden a operar en equilibrio”.[vii]

Es por ello que las soluciones científicas y sociales que se siembran hoy en los laboratorios de investigación y en los análisis socioeconómicos, son las que producirán nuevas empresas que operen exitosamente en mercados inestables.

Frente a este reto, la idea de sugerir que las universidades recurran a los desorbitados mercados existentes (e inclusive a los jóvenes) para preguntarles “qué necesitan”, apenas conduciría a duplicar mal en la universidad lo que hace el SENA colombiano.

Todo porque las empresas y los mismos jóvenes, con dificultad identifican sus problemas actuales y, mucho menos, los que se les vienen encima esperando, con razón, que las soluciones nazcan desde las escuelas superiores.

De acuerdo con lo anterior, si a los miles de jóvenes que hoy se entrenan en el SENA, les sumáramos otros miles que sin autocrítica ni autotransformación, compitan con ellos desde nuestras universidades, sólo estaríamos cavando un abismo suicida que profundizaría, no resolvería, la crisis de la formación que, por ello mismo, mal se autodenomina “superior”.

Enfrentados a que con un cartón profesional que sólo los habilita a resolver mediocremente algunos problemas presentes pero poco para moverse en las saludables incertidumbres e inestabilidades del cercano futuro, se podría entender por qué disminuiría hoy la oferta de empleos universitarios y crecerían las cifras de jóvenes que se suicidan durante su entrenamiento. [ix]

Y explicaría también por qué durante décadas como “país en desarrollo”, en Colombia no logramos salir de ese status depresivo sino que nos mantenemos como una economía que crece apenas vegetativamente sufriendo (en medio de múltiples y explicables violencias) las incertidumbres que nos traza el mercado global moderno.

Si este diagnóstico fuera falso para Colombia, obsérvese por ejemplo que son sólo unas centenas las empresas exportadoras manufactureras colombianas y que el monto de sus transacciones externas no habría crecido en términos reales durante los últimos cuarenta años.[viii]

Grupillos de empresas y gremios especializados en quejarse “porque la pandemia”, “porque las guerras”, “porque los gringos”, “porque los chinos”, sólo para lograr que sus amigos politiqueros les sigan otorgando privilegios tributarios que les permitan sobrevivir amodorradas en medio de magras ganancias y pésimas productividades.

Empresas mediocres que cada cuatro años destinan ingentes recursos a patrocinar al siguiente presidente que les garantice, a cambio de ese plato de lentejas, continuar disfrutando de sus miserables privilegios de clase.

Rectora Bernal:

  • ¿La respuesta de la universidad a estos retos sería degradarse a invadir el cortoplacista mercado de la formación técnica?
  • ¿Dedicarse a entrenar habilidosos en manejar herramientas antes que en diseñar nuevas?
  • ¿Dedicarse a lo que el SENA hace bien en lugar de asumir el reto de formar profesionales que asuman con éxito los complejos retos de una modernidad saludablemente incierta, inestable, irreversible, desigual y desequilibrada?

Congótica. Rectora Bernal: Colombia necesita que su universidad y las demás, sean laboratorios de innovación y crecimiento y no caminos que profundicen la ruina de las empresas y el suicidio o frustración de sus profesionales.

Congótica 2. El bloguero es Master politólogo egresado de la Universidad de los Andes.

[i] “En los próximo años…”, en diario El Tiempo/A fondo, edición de mayo 3 2022, Pg. 2.7. Entrevista de Mateo Chacón Orduz.

[ii] “Education Has Less to Do with Inequality Than You Think”, Paul Krugman, The New York Times /Opinion /Columnists, edición digital de Abril 29 2022.

[iii] Good times for someone but not the typical male graduate. Credit…Census Bureau.

[iv] Prigogine, I. (1997). El fin de las certidumbres. Madrid: Taurus, Página 9 y ss.

[v] North, D. (1993). Instituciones, cambio institucional y desarrollo económico. México: FCE, Capítulo VIII entre otros.

[vi] Ídem., Cit. Supra, Pág. 10. (Paréntesis y negrilla del blog).

[vii] Congote, B. y Téllez, M. “Cómo mejorar la enseñanza y el aprendizaje de teoría económica aplicando algunas herramientas cuánticas.” Bogotá: Revista Tecnogestión, 14(1). Universidad Distrital, ISSN 1794-676X, Vol. 14 No.1 (2017), Pp. 103-114.

[viii] Congote, B. (2020). “Las realidades mineras impulsan el comercio internacional. El caso de Colombia (2008-2017).” Bucaramanga: I + D Revista de Investigaciones, 15(1), 71-79.

[ix] https://blogs.elespectador.com/politica/bernardo-congote/se-suicida-universitario  Septiembre 15 2019

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