Ya se están apagando los aspavientos. Los ventorrillos pidiendo perdones, investigaciones y reformas, pasan a páginas secundarias[i]. Y se está diluyendo la tinta derramada porque, otra vez, sangre civil indefensa se derrama a manos del estamento armado.
Contabilizamos varias décadas de cada vez peores estropicios militares y policiales contra civiles. Décadas al cabo de las cuales se ha derramado impunemente sangre de miles de civiles en campos y ciudades[ii].
¿De qué han servido los aspavientos y alharacas? De muy poco porque en Colombia buscamos el origen de esta avalancha río abajo y no buscamos río arriba.
En Colombia la violencia policial y militar contra civiles nace río arriba. Probablemente de la Iglesia Católica que, en connivencia con un Estado confesional, posee el monopolio instructivo de militares y policías[iii].
Diversos hechos prueban que el adoctrinamiento que ejerce la Iglesia en los batallones, necesariamente tenga acciones en los comportamientos violentos delictivos de cada vez más numerosos miembros de las fuerzas armadas y policiales.
Ello ocurriría porque la escala de valores de ese credo es probadamente necrófila, basada en pecados, culpas, odios y venganzas que no en vano, la han llevado a erigir como heróica la figura de un agonizante cuya herida abierta mana agua y sangre colgado de un madero[iv].
¿Y cómo entran estos valores a los armados? Porque en las Fuerzas Militares y Policiales de Colombia, opera desde hace décadas un departamento de la iglesia católica llamado Obispado Castrense dedicado a instruir a las fuerzas armadas.
El tal obispado tiene oficinas centrales, probablemente en algún lugar del Cantón Norte en Bogotá. Y opera sobre todo en los batallones donde se “educa” a la oficialidad, mediante sacerdotes castrenses que imparten doctrina.
Desde el Cantón Norte despacharía el Obispo Castrense, Monseñor Fabio Suescún. Un Monseñor que, además, tendría asiento (probablemente con voz y voto) en el Estado Mayor de las Fuerzas Militares, entre otras, dirigiendo esta guerra civil[v].
Lo anterior lo confirma, por ejemplo, el Coronel que dirige la Doctrina del Ejército. Habilidoso estudios de la Biblia, como cualquier obispo publica diatribas según las cuales el llamado sagrado libro consagra y justifica la guerra en el nombre de Dios[vi].
Lo anterior probaría que la Escala de Valores con que se adoctrinan nuestras fuerzas militares y policiales provendría de la más rancia doctrina católica.“Dios y Patria” reza, por ejemplo, el escudo de los policías que golpearon hasta matar a Javier Ordóñez.
Resulta indignante – por decir lo menos- que la sociedad, de forma por demás hipócrita, indague por la capacitación que reciben los armados proponiendo reformas que nunca eliminan el papel de estos muy católicos adoctrinadores.
Cuando en Badillo se perdió la Custodia de la iglesia, el maestro Escalona escribió un vallenato de lujo al que llamó precisamente «La Custodia de Badillo». En ese canto apeló para que buscando la joya perdida “comiencen del cura pa´bajo a requisá”.
Pues bien. Si se habla de revisar la forma cómo están capacitándose nuestros uniformados, sería interesante averiguar por las responsabilidades que les cabrían a sus capacitadores. Convendría precisar responsabilidades desde la Iglesia Católica para abajo.
No sobraría invitar al Obispo Castrense y a sus sacerdotes adoctrinadores, a que definan su responsabilidad en la persistencia, atrocidad, sevicia y premeditación con que sus adoctrinados cometen todo tipo de crímenes y delitos en Colombia.
En este, como en otros asuntos: ¿Cuándo empezaremos a hacer y responder la pregunta correcta?
Congótica 1. El Obispado Castrense es un ente dirigido por el papa de turno directamente desde el Vaticano en Roma.
Congótica 2. Colombia está sometida a esta manipulación gracias al Concordato que mantiene vigente desde 1887 (con la complacencia de los mismos olivos y aceitunos que prometen reformas huecas para resolver el problema).
Congótica 3. Los datos disponibles indican que existen obispados de ese tipo en unos treinta y nueve (39) países donde opera la iglesia católica, Colombia entre ellos por supuesto.
Congótica 4. La autodenominada Mater et Magistra, no sólo sería la iglesia más rica y ostentosa conocida sino, peor, la adoctrinadora militar y policial más poderosa del planeta.
[i] https://www.elespectador.com/noticias/bogota/destruir-a-bogota-no-va-arreglar-la-policia-claudia-lopez/+
Sep. 10 2020
Jun 26 2020
[ii] Nuestra sospechosamente limitada memoria, olvida que durante el gobierno dictablando de Rojas Pinilla, aupado por libero conservadores de todos los pelambres, la policía chulavita se hizo protagonista de la muerte de civiles liberales en todo el territorio nacional.
[iii] Congote, B. La iglesia (agazapada) en la violencia política. Charleston: Edición propia. Páginas 318-341. Disponible en www.amazon.com (USD $69).
[iv] Ibidem, Congote, B. Págs. 17 a 85
[v] Ibidem, Congote, B. Páginas 318-341.
[vi] https://blogs.elespectador.com/politica/bernardo-congote/me-indigna-la-indignacion-ejercito
26 jun 2020
El blog se refiere al Coronel Pedro Rojas, Director del “Centro de doctrina del ejército” que en mayo 2020 escribió: “Así dice Dios: ‘La batalla no es de ustedes, sino mía” en el Diario El Tiempo, mayo 2 2020, Pg. 1.13