Si Usted lo decide, colombiano(a), Ingrid y Gaviria pueden hacerse alma y cuerpo de un nuevo Poder Ejecutivo republicano.
Después de más de dos siglos de oprobiosa discriminación contra la mujer, Colombia tiene el deber político de elegir una Presidente de la República: Ingrid Betancourt.
Doscientos años de una vida que llaman “republicana” manchada en sangre por los machotes gamonales libero-godos que nos hundieron en una eterna civil, ¡pueden comenzar a terminar en 2022!
Ninguna persona como la colombiana Ingrid Betancourt, tendría el talante suficiente para resolver las múltiples tensiones entre La guerra y La paz.
Impulsar la guerra desde una finca en Medellín le ha resultado fácil al “domador de las bestias”.
Impulsar la guerra para que mueran los campesinos del Ejército y la Policía, ha sido fácil mientras los hijos de los guerreristas estudian en los Andes o en la Javeriana y, luego, se hacen “empresarios” favorecidos por el Estado.
Construir la Paz sería el ejercicio misional pleno de una víctima de la guerra. Y no cualquier víctima porque, como pocos de sus pares, Ingrid cayó presa en el campo de batalla ¡haciendo política! (no tomando whisky en un club social).
Tal como lo probó de manera ejemplar Mujica en Uruguay, exguerrillero tupamaro, Betancourt en Colombia, víctima de la guerra, podría fracturar la sangrienta historia de Colombia.
Y si los colombianos también elegimos a Gaviria en marzo 2022 -en la consulta previa del Centro Esperanza-, esta dupla podría ganar la Presidencia en primera vuelta.
Y si no, entraría a una segunda vuelta a la que la fórmula podría fortalecerse con la mejor de las tercerías.
La dupla presidencial Betancourt – Gaviria inspiraría las mejores energías nacionales.
Y podría atraer al ejercicio del poder público a grandes colombianas(os) que a diario construyen patria desde el anonimato de sus importantes trabajos.
La “Mujer Cafam” 2021 podría ser nuestra excelente Ministra de Salud.
Y la hoy directora de lanzamientos de la NASA, podríamos atraerla para que liderara el Ministerio de Ciencia y Tecnología.
Eduardo Pérez, nominado como Mejor Maestro del Mundo, bien podría prestarnos algunos servicios como Ministro de Educación
El Director del Banco de la República saldría de un abanico de candidatos excelsamente entrenados en las Ciencias Económicas desde la Universidad de los Andes o la Universidad Nacional o la de Antioquia.
Y la Dirección Nacional de Impuestos bien podría caer en un impoluto empresario que invite a sus colegas a pagar más, no menos, impuestos (estimulando a la masa laboral a que también contribuya a construir patria sin quejidos).
¿Y quién si no Angélica Lozano podría ser la Ministra del Interior? ¿Quién mejor que ella para conducir desde el Ejecutivo a las minorías en que promete quedar fragmentado el próximo Congreso?
¿Quién si no Iván Marulanda podría ser excelente Ministro de Comercio Exterior, concentrado en apuntarle a fracturar el narcotráfico con soluciones pacificadoras y económicamente viables para la producción-exportación de hoja de coca y marihuana?
¿Quién si no Mariana Pajón podría ser la Ministra Canciller de la República?
¿Quién si no Marcela Eslava o Maristella Sanín podrían darnos su mano enderezando al Departamento Nacional de Planeación?
¿Quién si no Juan Fernando Cristo sería un excelente Ministro de la Defensa Ciudadana frente a la degradación de los aparatos militar y policial?
¿Quién si no Yesid Reyes o Rodrigo Uprimny podrían, por primera vez, hacer un digno Ministerio de Justicia?
¿Quién si no Usted, lectora (lector) tiene en sus manos el destino de Colombia el próximo 2022?
¿Quién si No Usted, podrá elegir voto a voto, al binomio Betancourt-Gaviria como candidatos de la coalición Centro Esperanza y, de esta forma, como probables Presidente/Vicepresidente de Colombia?
¿Presidentes de SU país?
¿Quién si no Usted tiene la posibilidad de trocar el degradado “Oh gloria inaccesible / Oh júbilo mortal” (estrofas del himno real de Colombia), por un Oh Gloria Posible / Oh Júbilo Colectivo?
¡Despierta Colombiano! ¡Despierta Colombiana!
Por primera vez en tu vida quejumbrosa actúa como PROPIETARIO(A), no como vulgar inquilino(a) de la República.
Congótica. Ingrid: la lucha contra la corrupción la ganaremos cuando CADA UNO paguemos los impuestos debidos.
Congótica 2. Si lo logramos, cada contribuyente vigilará con celo inusitado para dónde y cómo se invierten SUS impuestos.
Congótica 3. Ingrid y Alejandro: ¡No descuiden la conformación de sus cuadros en el Congreso!