Bernardo Congote

Publicado el

¿Huyendo hacia el enemigo?

En la Argentina, el actual presidente Mauricio Macri aspira a ser reelegido. Y rompiendo el tablero, llamó como compañero de fórmula vicepresidencial al opositor peronista más carismático del país, el hoy senador Miguel Ángel Pichetto.

 

Finalizando su primera rueda de prensa semanas atrás, Pichetto dejó traslucir cierto voluntarismo eclesial católico. Propuso que el proceso de cambio por emprender, debería contar también con la iglesia. Porque, argumentó a favor de ella, que habría <<mantenido firme su compromiso protector de los pobres>>[i].

La propuesta de Pichetto no se debería pasar por alto. No extraña que personas de cierta sindéresis como el citado, caigan en las redes eclesiales. Des educados por estos lares en escuelas católicas, inclusive los más avezados no piensan, no preguntan y no cuestionan algo de lo que atañe a una iglesia politizada como la vaticana. Sinrazones por las cuales muchos políticos arriesgan caer en trampas ¡y halarnos a los demás hacia ellas!

La iglesia impulsaría una red de valores degradantes. Su partido político es ella misma, agazapada bajo la idea de que <<protege a los pobres>>. Esto le habría permitido moverse a placer (léase: recibiendo privilegios impositivos, educativos y políticos) en las aguas más turbias del planeta. Y una sociedad que busca el cambio aliándose con ella, lograría lo que ya sabemos: que las cosas cambien para no cambiar.

Podría ocurrir que aliarse con la iglesia significara huir hacia el enemigo. Si hubiera dudas, su tramoya distractora mejor elaborada habría sido el Concilio Vaticano II con su famoso aggiornamento. Ahora. Ella sí que protege a los pobres… ¡para que se mantengan pobres! O sea, para que la pobreza no cambie.

La iglesia podría ser el mejor ejemplo de un aparato de poder terrenal disfrazado de consignas celestiales. Su poder, materializado en el Estado Vaticano, es inusitadamente fuerte en lo económico (sus tesoros tangibles y financieros son tan notables como inconmensurables); en lo militar (<<instruye>>mediante sus llamados Obispados Castrenses, a policías y militares de aproximadamente en 40 países del planeta) y en lo diplomático (el llamado nuncio apostólico vaticano suele ser la cabeza del cuerpo diplomático en algunos países, incluso en los que el Estado se proclama laico)[ii].

Paradójicamente sus fortalezas políticas serían, a la vez, su talón de Aquiles. La iglesia católica habría hecho metástasis en un Estado Vaticano funcionalmente dictatorial. El llamado <<papa>> ejerce el poder ejecutivo del Estado mediante elecciones secretas en las que el eufemísticamente llamado <<pueblo de dios>> no tiene influencia alguna; y, en calidad de tal, su dictadura le permite controlar el poder judicial vaticano (vía un sinuoso derecho canónico), como también la emisión de unas leyes que operan en todo el micro planeta católico. Tal vez ni Putin, ni Erdogan, ni Xi ostentarían, hoy, tanto poder como Bergoglio (¡El buenazo de Francisco!)[iii]/[iv]..

Con base en lo anterior resultaría cuando menos peligroso que, como podría ocurrir en Argentina, El Vaticano pudiera acompañar el fortalecimiento de algún proceso democrático. Ello equivaldría a <<buscar al Demonio para fabricar las hostias>>. La iglesia vaticana, tal como lo ha probado por siglos, sobre todo en Latinoamérica, ha sido proclive a secundar todo tipo de formato dictatorial y, por consiguiente, sería opositora de oficio frente a cualquier proyecto civilista. No en vano su parto de los montes habría ocurrido de la mano del autócrata Constantino, por allá en el siglo IV.

Pero entonces: ¡¿quién protege a los pobres?! ¡La democracia haciéndolos ricos! La prosperidad ha mostrado ser la enemiga más contundente de la pobreza y, por ende, del poder eclesial católico. Para la muestra, su debilidad creciente en los países más prósperos de Escandinavia, la otra Europa, Asia o América del Norte.

Dado que Latinoamérica es el último bastión donde el llamado <<pueblo de dios>> conserva las mayores tasas de pobreza y miseria, este habría sido el argumento suficiente y necesario para nombrar papa al argentino Bergoglio. De esta forma, la iglesia en Latinoamérica sólo estaría protegiendo el flujo continuo de limosnas que salen, sobre todo, del bolsillo de los miserables.

La iglesia se alimentaría de la pobreza. Nunca habría protegido ni protegería, genuinamente, a pobre alguno. La pobreza habría sido la mejor aliada del llamado proyecto divino católico. De allí que, protegiendo la limosna que le dan los pobres, confirmaría peligrosa toda posibilidad de aliarse con ella para algún proyecto transformador. Ni ayer, ni hoy, ni mañana.

Parafraseando a Serrat, con la iglesia vaticana habría que tener claro que <<si no fuera tan dañina, produciría lástima>>[v].

Congótica. La moralina del Estado Vaticano sería la herida abierta cuya pus habría logrado miserabilizar al occidente cristiano (¡la Revolución Francesa incluida!).

Congótica 2. La revista BOCAS publicó este mes el siguiente aviso publicitario: La Fundación Grupo Social es una fundación rara. (¿Qué tendría de raro que la Compañía de Jesús S.A. hubiera capitalizado a su famosa>>Lechuga>>, junto con otras de sus riquezas, para formar un singular emporio financiero?). No entiendo.

*Versión ajustada de un artículo publicado por el autor del blog en la Argentina, titulado La Iglesia: ¿Primera pifia de Pichetto?, disponible en

http://www.federalismoylibertad.org/la-iglesia-primera-pifia-de-pichetto/

 

El autor es profesor universitario colombiano, miembro del Consejo Internacional de la Fundación Federalismo y Libertad (www.federalismoylibertad.org), y autor de La Iglesia (agazapada) en la violencia política (www.amazon.com).

Junio 2019

[i] Video disponible en YouTube.

[ii] El autor expone ampliamente estos argumentos en su libro: (2011). La iglesia (agazapada) en la violencia política. Charleston, EU: Edición propia. Disponible en www.amazon.com

 

[iii] Libro, Cit. Páginas 87 a 186.

[iv] El citado libro es, al tiempo, un resumen de la investigación académica: (2001-2004). Anatomía religiosa de la guerra. Bogotá: Universidad de los Andes, Departamento de Ciencia Política. Tesis para obtener una Maestría de Ciencia Política.

[v] Serrat, J. <<Los macarras de la moral>>. Canción.

Comentarios