Los pésimos gobernantes sobreviven echando humo. Con el agravante de que el pésimo colombiano fue elegido por 10 millones para incendiar a Colombia.
Como guerrerista profesional que es, saltó el primero a “protestar” por la guerra entre Rusia y Ucrania; y, aprovechando el humo de la guerra, logró que Biden lo declare “aliado externo” de la OTAN (organismo de la guerra multinacional).
Un broche de cuero este para el ciudadano de marras. Un premio por haber hecho trizas el acuerdo paz; torpedear el proceso de reinserción insurgente y sabotear la JEP.
Durante cuatro años se dedicó a pisotear los derechos de las víctimas. Y se hizo acreedor a los peores paros nacionales de que tengamos cuentas en los últimos años.
¡Fueron peores que el paro nacional agrario que hizo temblar al mayordomo del ubérrimo!
Peores en violencia; peores en maltrato ciudadano; peores por la manipulación que hizo de la comunidad invitándola a “conversar” para burlar los acuerdos (por eso el primer paro (2019) condujo al segundo (2021).
Y peores en la degradación o extinción de decenas de vidas y esperanzas juveniles.
Al final de los veinte años uribistas nuestra guerra sigue viva. Terminado por asfixia este régimen, los últimos cuatro años vomitaron la peor violencia haciendo que policiales y militares inundaran de sangre casi todas las ciudades.
Esas mismas fuerzas que todavía se llaman “heroínas” (¡de una derrota!). Esas mismas fuerzas cuyos uniformes se echó encima el incendiario aplaudiendo en las calles sus disparos contra los ciudadanos.
En medio de esta guerra creció Estefanía. Ella no es ucraniana. Tampoco es rusa. Es una veinteañera expulsada de Argelia, Antioquia (¡el departamento de los trizas!) gracias a la violencia apadrinada por el partido de los trizas.
“Llegaba Karina y preguntaba si alguien había visto al Ejército o a los ‘paras’. Si alguien lo negaba no se la perdonaban, de una lo mataban, en frente de nosotros.” [i]
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“Vi muchos asesinatos, demasiados. Fui testigo de cómo mataban familias completas. A ellos no les importaba nada, la tarea era aniquilarlos. A los jóvenes se los llevaban;… nos cansamos de eso y tuvimos que abandonar el campo.”
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“Estaba uno tranquilo en la escuela o en la finca y de un momento a otro comenzaban los tiroteos, los bombardeos. Los helicópteros sobrevolaban y soltaban ráfagas de metralleta y en tierra la guerrilla respondía. A nosotros, en medio del fuego… nos tocaba escondernos… vivíamos con la muerte”.
Congótica. Los helicópteros colombianos (igual que los aviones rusos), tiran a matar en territorios ocupados por civiles.
Congótica 2. El partido de los trizas ha “pasado de agache” esta violencia sin que conozcamos que algún joven hijo de los Uribes, Valencias, Cabales o Londoños haya “defendido la Patriaaaa” en esta guerra civil.
Congótica 3. Tampoco sabemos que algún joven hijo de los Petros o Hernández haya peleado nuestra guerra. (Tenemos entendido que están bien “resguardados” en el extranjero).
Congótica 4. Estefanía Herrera ha ganado su propia guerra sin ayuda diferente a sí misma.
Congótica 5. Campeona de la Vuelta al Tolima (2022), ha logrado convertirse desde una desplazada por nuestra guerra a hacerse invitar para correr el Giro de Italia femenino este año 2022.
Congótica 6. ¡Ella sí que es una Heroína!
[i] “Estefanía Herrera…”, en diario El Tiempo/Deportes, edición de marzo 10 2022, Página 2.11.