Bernardo Congote

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«Colombia es una vividora internacional»

Una verdad del canciller venezolano por estos días. Y fue benévolo Arreaza. El balance del ciudadano DUribe recorriendo a Nueva York lo reconfirma. Pidió ayuda para la inmigración venezolana; contra las drogas; para la paz; para… Excelente ejemplo de un país con proclividad limosnera. Excelente prueba de cómo opera en Colombia la democracia de los ineptos.

Como es obvio, la limosna no es sólo nuestra regla de juego internacional. Una característica de la dirigencia gremial criolla, ha sido su capacidad para mendigar favores del Estado. Y, una del Estado, su disposición permanente a prodigarlos.

Los cafeteros, cuando llega la bonanza, se silencian y corren a guardar sus ahorros en Miami. Pero cuando llega la sequía, hacen marchas pidiendo limosna. Una perversa costumbre que nos ha llevado a todos los colombianos a sostener la impericia cafetera durante un siglo.

En Chile los exportadores crearon un fondo para enfriar los excedentes de las bonanzas. En Colombia, tenemos un fondo de mentirillas limosneras. ¡Y funciona! Colombia es un país de minorías subsidiadas. Aquí las mayorías estamos obligadas a pagar la impericia de los vividores.

Por otras épocas también salen los arroceros a limosnear. Micro señores feudales igual tan improvidentes como los cafeteros o los transportadores. Y también los azucareros. Pequeña oligarquía agraria, heredera de enanos señorazgos feudales del siglo XIX, tal como los arroceros, producen el azúcar más costoso del mercado internacional. Pero nuestros impuestos subsidian sus ineptitudes emprendedoras. ¡Ah! Uribe les regaló el etanol a los azucareros y hace poco nos pidieron ayuda para seguirlo produciendo ¡Pobrecillos!

Mientras tanto, más de 9.000 micro empresas exportadoras se baten a capa y espada para llevar al exterior sus productos, sin reglas aduaneras claras y sin subsidio alguno. También millares de tenderos abren sus tiendas sin subsidios. Miles de informales sudan de sol a sol sin ayuda.

Ahora. ¿La cultura limosnera tiene alguna contrapartida entre las masas? ¡Por supuesto! No hace mucho comenzó en Bogotá una campaña policial para decomisarles a los venezolanos su “plante” en Transmilenio. “Nos quitaron los dulces”, “nos quitaron las galletas”, se quejan ahora. Sinrrazones por las cuales se ven obligados, dicen, a “pedir una ayudita, o lo que les indique su corazón” para sus hijos, madres o esposas. Con otras palabras, se han degradado del comercio informal hacia la limosna.

¿Cuáles han sido los resultados? En alguna especulación supuse que entre el 5%-10% de las visitas a un bus se traducían en alguna venta. Ahora que los venezolanos descubrieron nuestra proclividad limosnera, percibo que los tontos que se meten la mano al bolsillo para llenar el de los venezolanos, puede oscilar entre un 10-20%. ¡Éxito total! La limosna duplicó el negocio de los inmigrantes.

A manera de balance, lo que hizo DUribe en Nueva York confirma que la limosna resume el programa político del duribismo. Les cae perfecto a sus perversidades. El movimiento duribista apalanca sus éxitos particulares en el fracaso general. En la degradación colectiva. En el pisoteo a toda regla de juego que se oponga a su nefasta visión del mundo.

Estaríamos asistiendo al perfeccionamiento del peor de los escenarios democrático – ineptos. En el submundo de los peores gobernando cada vez peor. En el submundo donde la ineptitud brilla como valor que conduce al éxito.

Un éxito degradante que deprime y se  expresa en multiviolencias de familia, de barrio, de taller, de escuela, de iglesias. Mantener a una sociedad deprimida es la estratagema exitosa de los centrodemócratas de la ineptitud.

Entre más depresión social siembran, mayor es la abstención que favorece sus triquiñuelas. Mayor la evasión fiscal que estimula la corrupción. Mayor la indiferencia ciudadana ante el delito. Es en medio de este caldo que se fortalecen los duribismos. Las ineptitudes. La habladuría como sistema de gobierno. Los consejos comunales como circo para el pueblo. Es tan perverso el duribismo, que ofrece circo sin pan.

¡Evviva la morte! Le espetó a Unamuno un generalillo español por allá en otros siglos.  Ahora también impera la muerte en nuestras democracias: la limosna, la mediocridad y el delito son los caminos. Nunca antes se había hecho más transparente el metalenguaje orwelliano. Entre nosotros, la paz significa guerra; la verdad, mentira; la prosperidad, limosna.

Nietzscheana. Uno de los máximos fenómenos que, sepamos, ha producido la revolución de las masas, ha sido el pan.

DUribista. Hacer menos, es gobernar. Hablar mucho, es gobernar. ¡La masa aplaude!

Congótica. La Iglesia ha sido la Madre y Maestra de la limosna. La piden, dicen, para Dios pero sólo se nota en las prominentes barrigas de los cardenales.

Bernardo Congote es profesor universitario colombiano y miembro del Consejo Internacional de la Fundación Federalismo y Libertad (Argentina) www.federalismoylibertad.org

 

 

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