Como ceremonia develadora de sus propios hedores, el Centro Democrático (CD) le acaba de aceptar la renuncia a su ayer Exsenador (2002 a 2006), Exministro (2006 a 2010), Exdirector (2014 a 2016), Excandidato Presidencial (2014 y 2022), y hoy Exciudadano (por encausamiento judicial), Oscar Iván Zuluaga.[i]

Protagonista de una de las más delictivas mentiras públicas de que tengamos conocimiento, defendida a capa y espada por él, su partido y su propia familia, no habría fotografía más fiel de las entrañas de un partido político que esta renuncia aceptada por su precaria horda politiquera.

Con sus confesos delitos, Zuluaga sería, después de Uribe, un fiel retrato de las habas que se estarían cociendo en este horno seudodemocrático.

Esta renuncia sólo ratificaría la hondura de los desatinos politiqueros de ese colectivo, año tras año torciendo a su favor y a la fuerza, casi todas las instituciones colombianas.

Quedándonos con su cabeza, el número de cuyos pliegos sumariales excedería con creces el de los demás “notables” del CD daría pie a retar a alguno de sus áulicos para que invalidara siquiera una de estas causas que corren por los estrados judiciales.

Suma de estropicios que si se tratara de llevarla a balance político, arrojaría la pérdida más gruesa de la historia reciente después del Frente Nacional. (Por no hurgar en anteriores madrigueras).

El Poder Ejecutivo ejercido por Uribe le habría ocupado buena parte de su tiempo en urdir todo tipo de delitos (a los que cínicamente autodenomina “errores”).

Prueba de lo cual sus acciones más notables como expresidente, girarían en torno a sus maniobras para evadir el peso de la justicia para salvarse de las innúmeras acusaciones en su contra.

Si ello no bastara, ejerció el Poder Legislativo talvez como la única cabeza al tiempo más votada y frustrante cuando abandonó su curul para hacerle una jugadita a la Corte Suprema de Justicia, sumándole al rojo del balance centrodemocrático.

Por supuesto que sus relaciones con el Poder Judicial abundan en orificios, trapisondas, grabaciones secretas, “pérdida” de expedientes, manipulación de testigos o uso de delincuentes para torcer testimonios, suma de estropicios que no tendría par hasta la fecha en la historia política de Colombia.[ii]/[iii]

(Siendo éste Uribe el mismo cuyas ovejas se atrevieron a calificar como un “Gran Colombiano”)

Por lo anterior, obligaría agradecerle a Zuluaga reconociéndole la importancia de haber sido el primer miembro del notablato uribista capaz de sacar sus trapos al sol.

Por fin, después de tantos años de gestas mediocres que tuvieron en Iván Duque su expresión plena, alguien del CD fue capaz de salirse de la madriguera para desnudar cómo se cocieron las habas en ese horno crematorio de la civilidad.

Congótica. ¡Celebramos la renuncia de Zuluaga!

Congótica 2. Desvirtúe alguien que si el CD, cuyos voceros defendieron las mentiras de Zuluaga, le acepta hoy la renuncia, está aceptando su propia responsabilidad en el delito.

Congótica 3. Pero desvirtúe alguien si resulta ingenuo esperar que alguna vez el CD renuncie a la política.

Congótica 4. ¿Lo lograremos por la ruta electoral?

[i] https://www.elespectador.com/politica/centro-democratico-pide-que-se-investiguen-campanas-presidenciales-pero-no-la-de-duque/

Jul 07 2023

[ii] Bushnell, D. (2002). Colombia una nación a pesar de sí misma. Bogotá: Planeta

[iii] Guillén, F. (1996). El poder político en Colombia. Bogotá: Planeta.

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