Abril suele ser un mes negro para la iglesia. En el abril de Gaitán, la turba se reventó contra la Iglesia Católica. Después de la una de la tarde de aquel 9 en 1948, la turba se lanzó a incendiar las iglesias y colegios católicos de la ciudad. La turba venía de Las Cruces y del 20 de julio, no de Chapinero o Teusaquillo. La turba era el pueblo. Y se levantó contra un crimen cometido por autores desconocidos que casi todos reconocían.
Paseando por encima de sus cenizas, el curato salió a echarle la culpa ¡al comunismo! De modo que, del 8 al 9 de abril, un fenómeno sobrenatural habría sacudido a las clases populares de Bogotá: el 8 la masa se habría acostado liberal gaitanista, pero el 9, según el curato, se habría levantado comunista. Mmmm…..
El cuento ha durado por décadas, tal vez porque ha servido para tapar verdades sobre el papel incendiario de la iglesia. Por ejemplo, que ya en 1839, la Iglesia avivó una guerra civil porque el presidente Márquez dispuso eliminar los conventos que albergaran menos de ocho religiosos. O también tapar que, hacia 1876, cuando llegó una misión alemana a modernizar la educación, la Iglesia incendió una guerra civil porque esos métodos, presuntamente eran ateos. O tapar que, en la Guerra de los Mil Días, el luego Beato Ezequiel Moreno llamó a asesinar liberales porque el liberalismo era pecado. O tapar que Gaitán amenazaba la estabilidad de las élites, la Iglesia incluida[i].
¿Y que pasó este 25 de abril de 2019? ¿Por qué razón fue víctima de asonada la catedral? ¿Por qué terminó pintada de colores? ¿Por qué, otra vez, se fue la turba contra la iglesia mayor del catolicismo criollo? ¿Por qué quedó marcada por gritos adoloridos? ¿Acaso no ha sanado la herida de Gaitán? O mejor, ¿será que la turba, generación tras generación, sigue rechazando el (agazapado) papel incendiario de la Iglesia en Colombia?
¿No dice su misma prédica que quien a hierro mata a hierro muere? ¿Cuánto tiempo más las sotanas victimarias van a seguir apareciendo como víctimas de la violencia en Colombia? ¿Cuándo la Iglesia va a acudir voluntariamente ante la JEP para develar su corresponsabilidad en el descuadernamiento social de Colombia?[i]
¿Acaso su obispo Vidal Perdomo no habría servido de patrocinador del atroz paramilitarismo en Córdoba? ¿Acaso unas monjitas cartageneras no albergaban a los heridos del ELN por allá en sus cálidos conventos? ¿Acaso los curas Pérez y Laín, cuidadosamente importados desde España, no fundaron e incendiaron con el ELN? ¿Acaso las FARC no se han confesado católicas por todos sus poros?[ii] ¿Acaso el misionero Stendhal, muy amigo del cura Garcíaherreros no sirvió, autorizado por El Innombrable, como correo selvático de las guerrillas durante años?[iii]
¿Será que estas pedradas, las balas de pintura, los disparos de madrazos que llovieron esta semana contra la catedral de Bogotá sólo reproducen al abril de 1948? ¿No habrán sido lanzadas por conocedores de la historia, capaces de identificar a la iglesia como el gran poder agazapado que ha patrocinado la lucha de clases en Colombia? ¿Una lucha de clases en la cual, ella, forma parte de la clase más alta?
Nuestra acosada memoria histórica guarda el inventario de las joyas eclesiásticas. También guarda el inventario de sus tesoros pictóricos. El párroco de una iglesia vecina del Bronx en Bogotá, se ufanaba hace poco de que en ese lugar se guardan pinturas cuyo valor económico es inconmensurable. ¿Acaso no es la iglesia dueña de los mejores terrenos en la mayoría de los 1100 pueblos de Colombia? ¿Acaso, disfrazada de educadora, la iglesia no es dueña, al lado de sus iglesias, de inmensos y valiosos terrenos urbanos de las grandes ciudades colombianas?
¿Acaso quien esto escribe alucina?
¿Acaso este otro bogotazo, tendría, otra vez a la Iglesia como víctima inocente y no como victimario agazapado?[iv]/[v]
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El autor es Politólogo, Economista y profesor universitario colombiano. Miembro del Consejo Internacional de la Fundación Federalismo y Libertad (Argentina.www.federalismoylibertad.org) y autor de La iglesia (agazapada) en la violencia política. 2011. (www.amazon.com)
Congótica. El pueblo, libre de pecado, sigue tirando y tirando piedras.
Congótica 2. La iglesia podría pagar la restauración de esa catedral en reparación por los daños que nos ha inflingido a los colombianos por décadas.
[i] Congote, B. (2016). ¡Que la iglesia pida perdón! Carta abierta dirigida al Episcopado Colombiano.
[ii] Ídem. Págs. 287-292.
[iii] ¿Y qué decir del monseñor Duarte Cancino? ¿Del monseñor Serna? ¿Del cura Gallardo? ¿Del Obispado castrense que ha hecho la guerra por dentro del Ejército y la Policía?
[iv] Congote, B. (2004). Anatomía religiosa de la guerra. De qué manera una red de valores religiosos inoculados en la Colombia temprana, son también un dispositivo de la violencia política contemporánea. Bogotá: Universidad de los Andes. Tesis de Maestría. Departamento de Ciencia Política. Fuente: Congote, B. (2011). La Iglesia (agazapada) en la violencia política. Charleston (EU): Disponible en www.amazon.com
[v] Congote, B. (2011). La Iglesia (agazapada) en la violencia política. Charleston (EU): Disponible en www.amazon.com