Ahora que el juez avaló el principio de oportunidad al exdirector de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), Olmedo López, podemos tener la esperanza de conocer cómo fue, en realidad, el entramado de corrupción y la lista completa de congresistas y funcionarios públicos que participaron.
Cuando se investiga un acto de corrupción, comúnmente se castiga únicamente a las fichas de quitar y poner, pero muy pocas veces se llega a las verdaderas cabezas. Solo en el caso del Carrusel de la Contratación se envió a la cárcel a los determinadores: Samuel Moreno Rojas y su hermano Iván Moreno Rojas.
Lo mismo sucedió con Odebrecht, con la Yidispolítica, con las chuzadas del DAS, los falsos positivos, el caso de Centros Poblados y demás escándalos en los que se han encarcelado a figuras menores, sin revelar quiénes idearon las maniobras ni todos los nombres de quienes participaron en estos y otros hechos de corrupción y mal proceder en la administración pública y la política.
Por lo anterior, considero necesario que se aproveche este principio de oportunidad aprobado por el juez para que Olmedo López confiese todo de una vez, y Colombia sepa hasta dónde es capaz de llegar el Congreso de la República para saciar su hambre de burocracia y poder. Porque, hablemos con la verdad: a la mayoría de senadores y representantes poco o nada les importa si son de apoyo al Gobierno o de oposición; a ellos solo les interesa negociar su voto.
No sería raro, entonces, que fuera cierto lo que indica la revelación de BluRadio, donde se divulgaron unos chats de la senadora Martha Peralta negociando cargos y proyectos para algunos de sus colegas, entre ellos su compañera Berenice Bedoya, una de las congresistas que, de dientes para afuera y ante las cámaras y micrófonos de los medios, pregona la transparencia y la coherencia, pero que, de puertas para adentro, parece actuar de otra manera.
Según BluRadio, Olmedo López confesó a la Fiscalía que desde la UNGRD se direccionaron recursos hacia un proyecto que la senadora Bedoya habría puesto como condición para apoyar temas del Gobierno Petro, entre ellos la reforma pensional.
No sería extraño, entonces, que lo mismo haya ocurrido con otros congresistas que, por ahora, están pasando de agache. Porque, al fin de cuentas, para aprobar un proyecto del Gobierno se necesitan muchos votos, tanto en comisión como en plenaria. Vaya uno a saber si también están involucrados funcionarios públicos y lobistas del Ejecutivo, que suelen reunirse por fuera del Capitolio Nacional con los legisladores para negociar, a puerta cerrada y sin dejar rastro, los votos necesarios.
El principio de oportunidad concedido a Olmedo López debe servir para destapar toda la olla podrida que se cocinó entre el Gobierno y el Congreso de la República, utilizando los recursos de la UNGRD para hacer de las suyas.