La tesis de Carlos Felipe Córdoba está libre de plagio
Me llamó la atención la columna de opinión del periodista, Jorge Hernán Peláez, publicada en el diario La República, en donde habla sobre la nueva tendencia en Colombia con la que se desprestigia el nombre ajeno, práctica en la que este país parece tener ganas de convertirse en potencia mundial. Hace poco se dio un…
Me llamó la atención la columna de opinión del periodista, Jorge Hernán Peláez, publicada en el diario La República, en donde habla sobre la nueva tendencia en Colombia con la que se desprestigia el nombre ajeno, práctica en la que este país parece tener ganas de convertirse en potencia mundial.
Hace poco se dio un fuerte debate por un supuesto plagio cometido por el excontralor, Carlos Felipe Córdoba, en su tesis doctoral. Esta noticia se dio por cuenta de una divulgación del periodista, Juan Pablo Barrientos, un colega por el que siento un profundo respeto, quien informó sobre el supuesto fraude en la tesis para obtener el grado como doctor en Derecho de la Universidad de Jaén.
Asegura Barrientos que “La tesis doctoral del excontralor, que tiene 364 páginas, fue revisada por dos periodistas en 2022” Aquí viene mi pregunta: ¿Desde cuándo los periodistas somos validadores de tesis de grado? Hasta donde sé, a quién corresponde esta labor es a una universidad.
Por supuesto, este hecho puso a Córdoba a defender su nombre y su honra como corresponde y hoy la Universidad de Cartagena le dio la razón, y certifico lo siguiente:
“En atención a su solicitud formal, me permito informarle que, tras realizar la revisión del trabajo de grado mencionado a través de las plataformas Turnitin y Ithenticate se puede concluir que el trabajo es original y no presenta rastros de plagio”.
Hechos como estos hacen que uno se pregunte por el verdadero motivo que hay detrás de este tipo de denuncias que aparte de destruir el nombre ajeno, también hacen que cualquier ciudadano pierda las ganas de soñar con ocupar un alto cargo en el Estado, sí al final del camino se va a convertir en objeto de vigilancia extrema por parte de otros que sabe Dios con que motivación se ocuparán de buscarle el talón de Aquiles para hacerlo caer.
No estoy diciendo que no se pueda ni se deba supervisar a los altos funcionarios. Por supuesto que es necesario hacerlo porque estos son remunerados con recursos públicos. El asunto es que esta vigilancia no puede se debe hacer con el rigor suficiente para no desdibujar el oficio que como veedores ciudadanos nos corresponde.
No sé qué esté pensando hacer Carlos Felipe Córdoba ahora que pudo demostrar que en ningún momento cometió fraude en su tesis doctoral, pero lo que si se, es que cualquier actuación que ejerza para que se restablezca su buen nombre, lo hará ejerciendo sus derechos que como ser humano tiene.
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