Es muy cierto que la política está llena de sinvergüencería, bellaquería, cinismo y descaro, no vamos a fingir sorpresa, pero debo decir con toda sinceridad que lo que se ha denunciado en el Concejo de Bogotá, sobrepasa los límites de la tolerancia.
En las sesiones de la Comisión Permanente del Plan de Desarrollo del Concejo de Bogotá de los días 7 y 8 de mayo, los concejales Julián Triana, Heydi Sánchez y Clara Lucia Sandoval, manifestaron su molestia porque al parecer, algunos de sus colegas estarían en la lista de intervenciones, pero con la particularidad que aparecían registrados cuando aún no habían llegado a la sesión.
Quedó entonces la duda de si estos cabildantes estarían enviando a sus asesores al recinto para que ingresen a los computadores que se encuentran en sus curules para registrarlos y así pedir la palabra, asegurándose de quedar en los primeros lugares para intervenir.
Vienen entonces mis preguntas, ¿es la primera vez que este hecho se presenta?; ¿Quiénes son estos concejales?; ¿lo saben los presidentes de las comisiones y lo sabe también el presidente del Concejo de Bogotá, Juan Javier Baena? Y sí lo saben, ¿ya pusieron la respectiva denuncia ante los órganos de control lo mismo que en la Fiscalía para que investiguen?
Sí esto es cierto y sí es verdad, no entiendo porque la mesa directiva del Concejo de Bogotá no ha tomado medidas, porque es claro que se estaría fraguando el delito de suplantación de personas y de fraude en el registro de las sesiones, cosa que no se puede permitir bajo ninguna circunstancia.
No se trata de que los presidentes de las comisiones y de la plenaria asuman la función de “coordinadores de disciplina” como lo dijo la concejal Heydi Sánchez cuando se presentó la queja al inicio de la Comisión Permanente del Plan de Desarrollo del día 8 de mayo, sino de hacer cumplir las reglas y de hacer respetar la norma. Suficiente ya con tener que tolerar que estos personajes se registren para retirarse a los 10 o 15 minutos de una sesión que suele durar 3 o 4 horas.
Pero tengo más preguntas: ¿Qué papel juegan los secretarios generales en las sesiones? ¿Es que acaso se limitan a observar lo que les dice la pantalla sin verificar que la persona que se registra es efectivamente el concejal que corresponde? No puede ser que los secretarios generales se limiten a mirar un computador sin antes alzar los ojos y corroborar, para de esta manera evitar que se valide un fraude.
Y por supuesto, también pregunto: ¿Dónde están los delegados de los órganos de control que acompañan las sesiones? Me da la impresión de que estos funcionarios se olvidaron cuál es su misión y parecen haber delegado su tarea de vigilancia e inspección, en Consejo Como Vamos, a quien los concejales le tienen pavor. Por algo será.
Es hora de que la Procuraduría, la Veeduría y la Fiscalía investiguen sí esta queja corresponde a una realidad y tomen las medidas respectivas, no solo con los concejales que podrían estar ejerciendo estas malas prácticas sino además sobre los asesores, que vale recordar, son funcionarios públicos.
Este tipo de actuaciones no se deben permitir, y como ciudadano felicito a los concejales Heydi Sánchez, Julián Triana, Clara Lucia Sandoval y Sandra Forero por poner el tema en la lupa de la opinión pública, y no prestarse a acolitar las malas prácticas de algunos de sus colegas.
Oscar Sevillano
@sevillanoscar