Desde el momento en que Vicky Dávila confirmó lo que todos sabíamos, es decir, que aspira a manejar los destinos del país, he querido conocer cuáles son sus propuestas para que las dificultades que desde hace mucho enfrenta el sistema de salud, por ejemplo, se superen durante su eventual presidencia.
Hasta el momento no he leído nada al respecto, ni le he escuchado algo en este sentido, porque su discurso se limita al ataque a Gustavo Petro y al sector de la izquierda, como si los problemas de Colombia se solucionaran mágicamente con solo decir que el Gobierno actual no cumplió con las expectativas de sus votantes y varios de sus líderes han decepcionado a muchos de seguidores.
He esperado también que Vicky le cuente al país cómo hará para proteger las selvas del Chocó, Guaviare, Vaupés, Putumayo, Guainía y Amazonas, sin que se frene el desarrollo de estos departamentos, pero, cuidando de los territorios ancestrales. No he leído ni escuchado nada al respecto.
También, por supuesto he esperado conocer sus ideas en materia de relaciones exteriores, especialmente con los países de Suramérica, incluido Venezuela, ¿será capaz de menospreciarlos?, y sobretodo, ¿será capaz de armarle camorra a Nicolás Maduro ignorando lo que esto significa para Colombia?
Son muchas las respuestas que he esperado de Vicky Dávila, pero insisto, porque es muy triste ver que alguien que dice tener toda la capacidad para manejar un país con complejidades demasiado profundas, se limite únicamente a atacar al presidente actual, como si este fuese uno de sus competidores.
Muy equivocada está Vicky Dávila si pretende mostrarse como una buena candidata y no como una persona que tiene las soluciones para superar los problemas de un país de territorios como lo es el nuestro. Nada gana dedicándose al ataque y a demostrar que es una mujer intolerante a la crítica, que no se le puede señalar ni enrostrarle su principal debilidad: su poco o cero conocimientos sobre el manejo del Estado colombiano.
Quienes conocemos a Vicky Dávila sabemos que es un ser desafiante, que no acepta ni una sola crítica, que vive de las alabanzas y los aplausos. Por lo anterior, al menos a mí, me sorprende que no tenga en cuenta que cuando alguien ingresa a la política, inmediatamente se convierte en blanco de observaciones y que más del 60% son en su contra, y que debe estar abierta a este escenario y que además tiene la obligación de responder a cada una de estas, sin alterarse porque está la necesidad de convencer al contrario, pero con argumentos y análisis profundo, no con insultos, y mucho menos con ataques.
Pero sobre todo, tiene la obligación de demostrar que está preparada no para ser candidata, sino para ser presidenta de Colombia, porque de lo contrario, repito lo mismo que dije en una opinión anterior: estará condenada a ser un Iván Duque con faldas.
Por último, espero además que Vicky tenga claro que cuando le pregunten por sus ideas en economía, política exterior, política ambiental, seguridad, convivencia, etc., debe dar respuesta de manera fresca y espontánea, y no repitiendo como robot el libreto que le elaboren sus asesores y quienes están detrás de su intención de ocupar el primer cargo del país.
Por lo que he visto hasta el momento de Vicky Dávila, puedo decir sin ningún titubeo que es una candidata a la presidencia muy buena para los insultos y ataques en las redes sociales y con cero propuesta y conocimiento de lo que es Colombia.
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