Hablemos con la verdad: doña Segunda no es la pobre viejecita sin nadita que comer.
Hablemos con la verdad: doña Segunda no es la pobre viejecita sin nadita que comer.
El episodio que hemos visto en los últimos días por cuenta de las lágrimas de doña Segunda y la indignación de algunos colegas periodistas y de políticos de oposición, demuestra que con tal de decir algo o atacar a alguien, en este caso al Gobierno Nacional, especialmente al presidente Gustavo Petro, no se dan cuenta del ridículo que hacen.
Hacer ver a doña Segunda como la pobre señora que tiene un pequeño local que a duras penas la da para tomarse un café con un pan todas las mañanas, fue un error garrafal, y pone en duda la palabra de aquellos periodistas indignados que se condolieron con ella, porque quedó claro que no tienen ni idea de que no se trata de un local que no es pequeño sino de una casa de tres pisos que no luce precisamente como luciría una vivienda de estrato 1 en Ciudad Bolívar o en el barrio más pobre del municipio de Soacha, y que tampoco han ido a este lugar, ni siquiera para tomar un vaso con agua porque de ser así, a lo mejor sabrían que no se trata de un negocio que se acerque a lo que se conoce como economía popular.
Por supuesto aquí no podía faltar la presencia de aquellos políticos de oposición que con tal de ganar like en las redes sociales, tampoco caen en cuenta en el ridículo que hacen, invitando a los colombianos a saltarse la norma que ellos inventaron en el pasado cuando eran Gobierno.
La factura electrónica se reglamentó en el Gobierno de Iván Duque, es decir en el período donde el Centro Democrático puso al presidente de la república y Cambio Radical le dio su apoyo total. ¿Les indigna que el Estado haga cumplir una norma que ellos mismos se inventaron?
No es posible que con tal de atacar a Gustavo Petro no se den cuenta del oso que hacen al ser quienes expiden las leyes y mostrarse indignados porque una entidad del Estado como la DIAN, las hace cumplir.
Por qué entonces no se indignan cuando la DIAN en coordinación con la Policía Fiscal y Aduanera incauta mercancías de contrabando en los san andresitos de Bogotá o en los diferentes puertos de Colombia, donde si hay personas de la tercera edad que viven del rebusque.
¿Cuándo será que la política en nuestro país se dejará de manejar con ese de grado hipocresía y falsedad que tanto molesta al colombiano del común?; ¿por qué será que últimamente se ve o se escucha a uno que otro colega periodista “adolorido” por determinadas situaciones que ni conoce ni lo conmueven, pero que, con tal de ganar simpatías como político en campaña, se muestra del lado de quien llora?
Ni las lágrimas de doña Segunda eran de verdad, ni se va a quedar en la ruina por los días de sellamiento, ni la DIAN estaba haciendo algo ilegal. Hablemos con la verdad: esta señora no es la pobre viejecita sin nadita que comer.
La DIAN hizo lo que debía hacer que es hacer cumplir la norma. ¿Qué acaso no es eso lo que piden los congresistas? ¿Cómo es que ahora se indignan porque esta se aplica?
¿El mundo al revés?
@sevillanoscar
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