Todos, o por lo menos la mayoría, están pensando en quién ha de ser la persona que se quedará en la Presidencia de la República una vez pasen las elecciones en nuestro país; sin embargo, pocos se han preguntado quiénes llegarán al Congreso de la República y cuáles son sus ideas e intenciones.

Estoy de acuerdo con quienes opinan que Colombia debe ser presidida por alguien que cuente con las capacidades intelectuales y laborales necesarias, y con un liderazgo indiscutible, porque la historia de junio de 2018 y de junio de 2022 —de tener que elegir entre lo menos peor— no puede repetirse. Pero eso no es lo único: también hay que escoger buenos congresistas.

Lo que se vio en el Congreso de la República durante estos últimos cuatro años no puede repetirse. Pocos senadores y representantes se esmeraron en presentar al país iniciativas y debates de control político con calidad. La mayoría de los temas que se discutieron en el Legislativo se dieron porque el Gobierno de Gustavo Petro los puso a consideración, y no porque hayan surgido de la iniciativa de los parlamentarios.

En cambio, sí se vio todo un espectáculo de senadores y representantes que, preocupados por los likes en las redes sociales, se dedicaron a insultarse unos a otros, dejando la sensación de que el Congreso en Colombia es un escenario en decadencia.

Es muy triste que durante estos cuatro años no se haya visto un solo debate que merezca destacarse por la altura de sus argumentos, como sí sucedió en el pasado, cuando discusiones de gran nivel obligaron al Estado a reversar proyectos o a poner mayor atención en la aplicación de determinadas políticas públicas.

Hablo de debates que en otros períodos fueron temas de intensas discusiones, como Interbolsa (Simón Gaviria), paramilitarismo en Antioquia (Gustavo Petro), Odebrecht (Jorge Robledo), Carimagua (Cecilia López), universidades de garaje (Claudia López), el proceso de paz del Caguán (Germán Vargas Lleras), etc.

El país espera ver de nuevo estas discusiones y proyectos de ley como la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, que nació como consecuencia de una audiencia pública en la que el Congreso de la República escuchó a las personas cuyas vidas fueron destruidas por el conflicto armado.

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Esto es lo que el país necesita y quiere ver de quienes llegan a la Cámara de Representantes y al Senado de la República. Lo que menos nos interesa a las personas del común es ver a los congresistas asistir a plenarias y comisiones para armar camorra con insultos y gritos a sus colegas, con el fin de ser titulares de prensa o portada de revistas, porque les queda grande pensar en un problema que aqueje a los colombianos y proponer soluciones.

Tan importante es elegir un buen presidente como lo es también elegir buenos senadores y representantes.

Oscar Sevillano

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