El pasado 22 de abril entró en vigor el tratado más grande a nivel de Latinoamérica y el Caribe para fortalecer la democracia ambiental. La organización Asociación Ambiente y Sociedad se unió a El Espectador para demostrar por qué se trata de un asunto que les importa a todos los colombianos.
El asesinato de Berta Cáceres es uno de los más reconocidos sobre violencia a líderes ambientales en Latinoamérica y el Caribe. / Pixabay
El jueves pasado, 22 de abril, fue una fecha clave en temas ambientales. No solo se celebró a nivel internacional el Día de la Tierra, sino que entró en vigor el Acuerdo de Escazú, un tratado internacional a nivel de Latinoamérica y el Caribe que busca fortalecer la democracia ambiental.
Aunque el Acuerdo de Escazú se empezó a negociar desde el 2015, su nombre se hizo más popular durante los últimos años. En el 2018, en Costa Rica, se adoptó el tratado y, de hecho, en el 2019, Colombia se unió a los países firmantes. La semana pasada, tres meses después de ser ratificado por México y Argentina, el Acuerdo finalmente entro en vigor. Por esta razón la organización Asociación Ambiente y Sociedad (ASS) en alianza con El Espectador, realizó el foro ¿Por qué el Acuerdo de Escazú es un asunto que nos debería importar a todos?
Durante una hora, y conmemorando también el Día de la Tierra, se conversó sobre por qué se debe celebrar la entrada en vigor de Escazú, a pesar de las trabas que ha enfrentado en Congreso y que Colombia aún no lo ha ratificado.
Para contextualizar sobre el escenario Vanessa Torres, subdirectora de ASS, comenzó explicando que Escazú busca regular y articular los derechos socioambientales y derechos humanos con tres estrategias: acceso a la información, la justicia y la participación ciudadana. Además, viene con la innovación de fortalecer la protección a defensoras y defensores del medioambiente. “Colombia es el país más violento para defender el ambiente. No solo por las cifras de Global Witness, que encontraron que hubo 64 asesinados en 2019, sino porque, solo en este año, en 2021, Indepaz ha publicado informes de 29 masacres, teniendo en cuenta que hasta ahora vamos en abril”.
La investigadora también comentó que, aunque en el papel Colombia sí tiene varias herramientas de participación ciudadana, en la práctica no se cumplen. “La consulta popular, por ejemplo, perdió lo vinculante y el poder de implementación. Y eso pasa con muchos mecanismos de participación, que se convierten más en un “check list” que en una participación real de las comunidades”.
Por su parte Lina Muñoz, directora de la especialización y maestría en Derecho y Gestión Ambiental de la Universidad del Rosario, dio una breve guía de qué significa que Escazú sea un acuerdo vinculante. “Si Colombia o cualquier país lo ratifica, quiere decir que su contenido es obligatorio, lo debe cumplir. Estoy diciéndole a otros países, frente a la ONU, que poco a poco organizaré mi casa para que instituciones, normas y políticas se alineen con el Acuerdo”. Debido a que el Acuerdo ya fue ratificado por 12 países, cuando la cuota mínima eran 11, ya entró en vigor.
Frente a qué significa esta situación para Colombia, que no lo ha ratificado, Muñoz dio una especie de parte de tranquilidad. “Colombia sí es signatario, entonces deberá asistir a la Conferencia de las Partes, que es el órgano máximo del Acuerdo. Además, Escazú sigue abierto para que los países que no lo han ratificado lo hagan y se unan cuando sea oportuno”.
De alguna manera, el Acuerdo de Escazú se ha hecho visible en Colombia no solo por sus contenidos, sino por los obstáculos que ha enfrentado en Congreso su ratificación. A pesar de que fue presentado con mensaje de urgencia por el mismo presidente Iván Duque el 20 de julio de 2020, ni siquiera ha superado los primeros debates.
“Como entró con mensaje de urgencia, las comisiones segundas de Cámara y Senado sesionan de manera conjunta para que sea más rápido. Pero los partidos de gobierno, como el Centro Democrático y el Conservador, han venido tejiendo una suerte de mitos para decirle que no”, señaló Carlos Ardila, representante a la Cámara por el departamento de Putumayo. “Hemos ratificado acuerdos con China, Reino Unido y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que ni tenían mensaje de urgencia y eran posteriores a Escazú. Y este, con mensaje de urgencia, lleva más de un año y aún no sale de las comisiones segundas de Senado y Cámara”.
Como lo mencionó Torres, Escazú está construido para fortalecer la democracia ambiental, un escenario que está directamente relacionado con las comunidades indígenas. Durante el foro Judy Jaqueline Jacanamejoy, mujer indígena Kamëntša, describió lo que significa para ellos ver qué Escazú no sale del Congreso. “Cuando vemos que su ratificación se dilata, preocupa, porque es cerrar la esperanza que tenemos en los territorios de lograr una mayor participación ciudadana en temas ambientales”, comentó. “Estamos en un país donde hablar o hacer una denuncia es un delito o hablar de la madre tierra es incoherente. Pero no lo es. Es el pensamiento vivo de nuestros mayores. Como comunidades esperamos no solo tener acceso a la información ambiental, sino que se nos pregunté qué pensamos y qué sentimos sobre los proyectos que vienen caminando a los territorios”.
Pero Escazú no solo traería beneficios para las comunidades en donde se realizan proyectos, sino para las empresas que los van a desarrollar, pues les da más seguridad jurídica. Esto lo recordó Torres, quien explicó que incluso organizaciones como el BID, se ha comprometido desde su nueva política socio ambiental, que aún está siendo revisada por el Banco, a incorporar el Acuerdo de Escazú como marco normativo. Colombia no puede quedarse en mora, porque los mismos que están financiando carteras tan importantes para el país, como la de infraestructura o cambio climático, también están impulsando Escazú.
Acuerdo de Escazú: siempre abierto para ser ratificado
Son varios los civiles, ONG, expertos, científicos y comunidades que han alzado su voz para que Colombia ratifique el Acuerdo de Escazú. Pero que este haya entrado en vigor el 22 de abril sin ser ratificado por nuestro país, no significa que nos vayamos a quedar por fuera. Y esas son buenas noticias.
“El hecho de que algunos países no lo ratifiquen o firmen, no los deja por fuera, porque el Acuerdo seguirá abierto”, comentó Muñoz. Los gobiernos no son eternos, cambian cada cuatro años. Los mandatarios son efímeros y cada vez que uno cambia, tendremos la oportunidad de rectificar el camino. El gobierno actual de Chile, por ejemplo, dijo que no le interesa ser parte de Escazú, pero el siguiente puede hacer lo contrario. De hecho, su Congreso ya dijo que está listo para ratificar. En Colombia la situación también puede cambiar y entraremos a Escazú en corto o mediano plazo”.
A su llamado se sumaron el de todos los invitados, quienes estuvieron de acuerdo con que demandar, desde la ciudadanía, que el Acuerdo sea ratificado, es un rol clave. Ardila, por ejemplo, mencionó tres estrategias: exigirles a los congresistas que cada uno eligió que cumplan el trámite, presionar a las comisiones conjuntas para que discutan Escazú y exigirle a la canciller, Claudia Blum, que siente una posición clara sobre el Acuerdo.
Jacanamejoy recordó, además, que “si la palabra queda escrita, está muerta si no hay acciones”. “Nuestra voz no es escuchada y el Acuerdo beneficiaría también las voces de mujeres que se dedican al campo y cultivan la tierra. Mujeres indígenas, campesinas y afro que han participado en procesos decisivos para proteger el medio ambiente, y esto no implica solo la naturaleza, sino el pensamiento, la cultura, la tradición y la vida misma de los pueblos”.
Finalmente Torres, de AAS, recordó que Escazú ha sido un proceso que ha involucrado a la participación ciudadana desde el día cero. “Si no se ha ratificado, como sociedad civil vamos a seguir insistiendo, en Congreso, en las calles, manifestándonos. Es un proceso que ya está vivo y nada lo va a parar”.
Escazú, además, tendrá la particularidad que las reuniones de la Conferencia de las Partes, en las que estará Colombia, se harán a puertas abiertas, todas seguirán siendo transmitidas por streaming. Ser parte de lo que se debate, discute y concilia será más fácil que nunca. Se trata de un proceso que todos podemos monitorear.