• En el territorio de los pueblos ye’kwana y sanema en el estado Amazonas, al sur de Venezuela, hay 70 focos de minería ilegal que han deforestado 934 hectáreas de bosques, según un monitoreo satelital con fecha de mayo de 2023 de la organización de la sociedad civil venezolana Wataniba.
  • Según expertos, la minería ilegal en el estado Amazonas en territorio ye’kwana y sanemá viene en aumento desde la pandemia. Una posible causa, según ellos, son las expulsiones de mineros de otros focos como los brasileños expulsados del territorio yanomami por Lula Da Silva a principios de 2023. Los ye’kwana dicen a Mongabay Latam que estos mineros brasileños junto con colombianos son los que introducen la maquinaria que ha intensificado la activadidad extractiva.
  • Además, los ye’kwana y expertos han documentado información sobre al menos cuatro de los focos específicos de minería ilegal de oro. En uno de estos, la deforestación ya alcanza las 48 hectáreas. Hay dos pistas aéreas cerca de dos focos que pueden prestar servicios a las comunidades, pero también proveer insumos y logística para la minería ilegal, según información de expertos consultados.

“Hay muchos que no son indígenas que están entrando y están usando a algunos pobladores para penetrar la zona. Hemos pedido que respeten nuestra naturaleza y nuestro sitio sagrado. Esta minería contamina el agua, el río y destruye”, dice un líder indígena del pueblo ye’kwana que vive en el Estado de Amazonas, en Venezuela, y que prefiere hablar bajo anonimato por temas de seguridad.

El líder es testigo de cómo la minería ilegal sigue creciendo en territorio ye’kwana, un pueblo conformado por más de 5613 personas, según información oficial citada por la organización ambiental Wataniba. Tanto el líder ye’kwana como los expertos de Wataniba explican que la minería artesanal la han practicado históricamente las comunidades de la zona aunque a una escala muy pequeña, y que el cambio llegó cuando personas externas llevaron retroexcavadoras y dragas.

Las cifras respaldan su denuncia. A mayo de 2023, en el territorio compartido por el pueblo ye’kwana y sanema —una subfamilia de la comunidad yanomami con aproximadamente 1244 personas— se habían detectado 70 focos de minería ilegal que han generado una deforestación de 934 hectáreas, según información satelital generada por los expertos de Wataniba.

En algunos focos de minería ilegal de oro como el del río Cunucunuma, en el Alto Orinoco, el líder indígena del sector Cacurí —donde han resistido y logrado que no entre la minería con maquinaria— asegura que hay más de “77 máquinas y en tierra 25”. Además que las máquinas las llevan mineros ilegales colombianos y que “allí trabajan elenos y los de las FARC”. Se refiere a los miembros de las guerrillas colombianas Ejército de Liberación Nacional, también conocidos como elenos, y a las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Minería ilegal y pistas aéreas en territorio ye'kuana y sanema, de acuerdo con la investigación de la organización de la sociedad civil Wataniba. Crédito: Wataniba.
Minería ilegal y pistas aéreas en territorio ye’kuana y sanema, de acuerdo con la investigación de la organización de la sociedad civil Wataniba. Crédito: Wataniba.

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¿Dónde están los focos de minería ilegal?

El territorio ye’kwana y sanema ocupa 3 450 406 hectáreas en el estado Amazonas y al menos 934 hectáreas han sido arrasadas por la minería ilegal, según el último monitoreo satelital de Wataniba. Un punto a tomar en cuenta es que toda la actividad minera está prohibida en esa zona desde 1989.

El daño ambiental está distribuido en los dos municipios que se superponen con el territorio ye’kwana y sanema: Manapiare y Alto Orinoco. En el primero, donde se detectaron 48 focos de minería ilegal, se presentaron 612 de las 934 hectáreas deforestadas por minería ilegal a mayo de 2023; mientras que Alto Orinoco, en el que se identificaron 32 puntos de minería, se ha registrado una pérdida de 322 hectáreas. Wataniba además ha recibido denuncias recientes que apuntarían a la aparición de tres nuevos focos de minería ilegal más en Manapiare y 18 en Alto Orinoco. Todas estas cifras son parte del monitoreo satelital que realiza continuamente Wataniba en la zona.

Un ye'kwana y su curiara o balsa. Crédito: Luisovalles.
Un ye’kwana y su curiara o balsa. Crédito: Luisovalles.

En cuanto a la pérdida histórica de bosques, de acuerdo con datos de la plataforma Global Forest Watch (GFW) el municipio de Alto Orinoco perdió 57 500 hectáreas de bosque primario húmedo y Manapiare  31 500 hectáreas, entre el 2002 y el 2022. Pero, además, entre enero y julio de este año se registraron 109 955 alertas de deforestación en Alto Orinoco y 156 034 en Manapiare, lo que quiere decir que la amenaza persiste.

Tina Oliveira, bióloga venezolana y coordinadora de Sistemas de información Socioambiental de Wataniba ―parte de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG)―, comenta que la minería ilegal viene en crecimiento desde 2016, pero que en 2020 con la pandemia se intensificó. “En los territorios Ye’kwana-Sanema del estado Amazonas la minería ilegal era prácticamente inexistente antes del año 2016, fecha de creación de la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco, la cual también coincidió con la agudización de la crisis económica en Venezuela y los elevados precios del oro”, dice.

María Teresa Quispe, directora de Wataniba, comenta que es clave que exista una planificación binacional en territorios fronterizos cuando se trata de delitos ambientales, considerando la violencia que ha traído la desmovilización de los miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). También señala el alza internacional del precio del oro como un factor importante, junto con la crisis económica venezolana y las sanciones internacionales contra el país, que ha incentivado el crecimiento de la minería aurífera.

Adicionalmente, las organizaciones SOS Orinoco y Wataniba junto con el antropólogo Tillett dieron detalles de cuatro de los focos de minería ilegal que están afectando a los ye’kwana. Se trata del foco de Yahanama (Yajanama o Yajanamaña) en el río Padamo, el del río Cunucunuma, el de simarowochi en el río Metacuni y por último, el del caño Iguapo todos en el municipio Alto Orinoco, del estado Amazonas.

Minas de Buena Vista y Yajanama (Yajanamaña), ambas con pistas aéreas relativamente cercanas. Al oeste se ven los focos mineros verificados con imágenes satelitales en julio de 2022. Crédito: Wataniba.
Minas de Buena Vista y Yajanama (Yajanamaña), ambas con pistas aéreas relativamente cercanas. Al oeste se ven los focos mineros verificados con imágenes satelitales en julio de 2022. Crédito: Wataniba.

En el sector Yahanama, en el río Padamo, hay presencia de mineros brasileños o garimpeiros expulsados de su país, probablemente, tras los operativos militares ordenados por el presidente Lula Da Silva a principios de 2023, según explica Aimé Tillett, antropólogo venezolano con experiencia de trabajo con pueblos indígenas en la Amazonía y que actualmente forma parte de la organización Wayamoutheri. “Allí han estado entrando garimpeiros a raíz de los desalojos en Brasil. De 40 a 50 garimpeiros se mudaron al Padamo, cerca a la comunidad yanomami de Yahanama y la ye’kwana de Buenavista. También en el sector Momoi, en el extremo norte de la sierra Parima en las cabeceras del río Ocamo”, explica Tillett.

El antropólogo venezolano considera que en el foco de Yahanama hay tres temas relevantes. El primero es que la presencia de garimpeiros en esta zona es nueva. Segundo, señala que esta vez, en el Yahanama en el río Padamo, los brasileños están más adentro del territorio venezolano —cuando históricamente habían estado cerca de la frontera—. Finalmente, destaca que la Policía Federal brasileña ha realizado operativos contra los garimpeiros en territorio venezolano, sin que sea claro si esas acciones han tenido permiso o colaboración de los cuerpos de seguridad venezolanos.

Oliveira agrega que “la minería está sobre el río Padamo y al oeste de la comunidad, según imágenes de satélite. Hay una pista aérea. Más al norte está la comunidad Buena Vista, que también tiene pista. Entre ambas hacen una especie de triángulo con la zona minera. Están dentro del Parque Nacional Duida-Marahuaka”.

Un segundo foco que está creciendo rápidamente es el del río Cunucunuma. El primero, según Tillett, está en el Alto Orinoco, en el río Cunucunuma, “muy cerca del cerro Huachamatare, sagrado para los ye’kwana. Son unas minas que ya tienen un tiempo. En el caño Marueta con nacientes muy cerca del Cunucunuma, por ahí suben las máquinas y lo que necesiten”, comenta.  E líder indígena ye’kwana añade que “algunas personas han sido amenazadas por oponerse, también hay divisiones y violencia entre nuestro pueblo”.

Foco del río Cunucunuma documentado por SOS Orinoco en marzo de 2023. Crédito: SOS Orinoco.
Foco del río Cunucunuma documentado por SOS Orinoco en marzo de 2023. La mina se expandió entre 2021 y 2022. Crédito: SOS Orinoco.

El líder indígena del pueblo baré Olnar Ortiz, conocedor de las problemáticas de los ye’kwana, comenta que la entrada de los grupos armados ilegales agrava la situación de derechos humanos de este pueblo. Señala que el gobierno también debería actuar en estos focos de minería ilegal, no solo en el Parque Nacional Yapacana donde, desde diciembre de 2022, se realizan operativos militares contra la actividad. “El gobierno no está haciendo nada en esa zona, solo actúa en Yapacana”.

Un tercer foco de minería ilegal es el de Simarowochi (Simarowoshe) en el río Metacuni, muy cerca de la frontera con Brasil. Tillett comenta que esta zona es territorio de los pueblos ye’kwana y sanema, mientras que Cristina Burelli, fundadora de la organización no gubernamental SOS Orinoco, agrega que este punto de minería no existía en septiembre de 2020, según sus sistemas de detección de imágenes satelitales. A marzo de 2023, según SOS Orinoco, este punto alcanzó las 48 hectáreas de deforestación a la altura del río Metacuni en la Reserva de la Biósfera Alto Orinoco – Casiquiare.

Mina y pista aérea informal cercana a Simarowochi en territorio ye'kwana y cerca de la frontera con Brasil. A septiembre de 2020 esta mina no era detectable por imágenes satelitales, en marzo de 2023 sí. Crédito: SOS Orinoco.
Mina y pista aérea informal cercana a Simarowochi en territorio ye’kwana y cerca de la frontera con Brasil. A septiembre de 2020 esta mina no era detectable por imágenes satelitales, en marzo de 2023 sí. Crédito: SOS Orinoco.

Burelli asegura que han recibido información sobre la presencia de más de 50 máquinas para minería en distintos sectores del territorio ye’kwana. A lo que Tina Oliveira de Wataniba añade que este foco se hizo visible en el 2022, a partir de las denuncias de líderes ye’kwana.

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Un especialista, que pidió protección de su identidad por temas de seguridad, señala que cerca de Simarowochi hay pistas aéreas informales o no autorizadas en las que llegan y salen vuelos hacia el estado Bolívar, lo que podría indicar que la minería está relacionada con actores en Venezuela, aunque haya presencia de mineros brasileños. Sobre la presencia de pistas aéreas, una segunda experta, que también pidió la protección de su identidad, agrega que estas “dan servicios a las comunidades”, pero que luego terminan usándolas externos “para ingresar insumos y sacar los productos de la minería”. El líder ye’kwana comenta que en el municipio Alto Orinoco, donde está Simarowochi, hay aviones y pistas aéreas clandestinas que usan los garimpeiros.

Churuatas o viviendas ye'kwanas. Crédito: Omacanda.
Churuatas o viviendas ye’kwanas. Crédito: Omacanda.

El cuarto foco de minería ilegal es el del caño Iguapo que nace en el cerro Marahuaca (Marahuaka), sagrado para el pueblo ye’kwana. Este foco está dentro del Parque Nacional Duida-Marahuaca. El antropólogo Tillett señala que aquí también están “metiendo más máquinas y gente”. Los ye’kwana que se oponen a la minería dicen que es importante proteger la naturaleza y sus lugares sagrados.

“El Parque Nacional Duida-Marahuaca es un sitio sagrado para nosotros. Ahí nace el oxígeno del que vivimos, donde todos los seres existen. Si no cuidamos la naturaleza, puede haber una inundación grande y enfermedades que no se pueden curar”, señala el líder ye’kwana con base en las creencias de su pueblo. Tanto él como el antropólogo Tillett denuncian que con la minería también ha llegado el consumo de droga que afecta a los jóvenes en unas comunidades que aún conservaban sus tradiciones.

Sobre la ruta de comercio y lavado del oro extraído, el líder ye’kwana comenta que este sale por Inírida y que el mercurio usado en la minería llega también desde esa ciudad colombiana y desde Ciudad Bolívar, en el estado Bolívar, Venezuela. Tillett señala que normalmente la ruta de la gasolina y la del mercurio van juntas, con frecuencia este último va en frascos escondidos dentro de los contenedores del combustible. Según dice, los insumos para las minas del estado Amazonas también provienen probablemente desde Inírida, ya que la ciudad colombiana “se convirtió en una gran venta de insumos mineros”.

Quispe analiza que la influencia de los presidentes Lula Da Silva y Gustavo Petro dan una esperanza para que el gobierno venezolano reduzca la minería, como está sucediendo en el Parque Nacional Cerro de Yapacana, donde hay operativos militares contra la actividad extractiva. Esta acción ha sido reconocida por Quispe y por el líder ye’kwana, que pide que se estas operaciones se realicen urgentemente en su territorio.

*Imagen principal: Imagen de mina de Simarowochi en territorio ye’kwana. Crédito: SOS Orinoco y Mongabay Latam.

El artículo original fue publicado por David Tarazonaen Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.

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