- Los Lagos de Tarapoto, un complejo de 22 lagos ubicados en el departamento de Amazonas, recibieron la máxima categoría internacional para la conservación de estos ecosistemas. Más de 45 000 hectáreas serán protegidas y su uso sostenible beneficiará a 22 comunidades indígenas que dependen de estos humedales amazónicos.
(Mongabay Latam / Eliana Garzón)
Los Lagos de Tarapoto son el primer complejo de humedales de la Amazonía colombiana que reciben la designación de sitio Ramsar, la máxima medida internacional para la protección de estos ecosistemas. Esa es la buena noticia con la que despertaron hoy los colombianos.
La declaración de los Lagos de Tarapoto, ubicados en el departamento de Amazonas, al sur del país, se hizo realidad a través del Decreto 1573 firmado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Por eso a partir de hoy, 45 463 hectáreas serán protegidas, tendrán además un uso sostenible y así se evitará la degradación de un ecosistema muy sensible, que es hábitat de más de 76 especies de aves migratorias, que llegan estacionalmente a la zona, según el Sistema de Información Ambiental de Colombia.

Para el Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Luis Gilberto Murillo, “esto nos ayuda a mantener unos ecosistemas con oferta natural, a conservar el agua en esas zonas que son prioridad en el país y a que las comunidades tengan acceso al recurso indefinidamente”. Y agregó que “allí tenemos un banco genético y oferta de biodiversidad endémica, un activo natural que puede disfrutar toda la humanidad”.
Los lagos de Tarapoto están conformados por alrededor de 45 humedales, un complejo de 22 lagos, que forman parte de la cuenca del río Loretoyacu, tributario del Amazonas, del cual dependen 22 comunidades indígenas de las etnias tikuna, cocama y yagua.
Este humedal gigante de la Amazonía colombiana está integrado por el lago Tarapoto Largo, el Tarapoto Redondo, por lagos satelitales de tres cabeceras y lagos de gran extensión como el Cacha Larga, Chepeten, Igarapeguazu, Calzón Cacha, Garza Cacha y Charapa Cacha.
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“Esta designación blinda de explotaciones intensivas, pues allí solo se permitirá uso y aprovechamiento acorde con su categoría de conservación. Además nos asegura acompañamiento institucional y entrada de recursos de cooperación internacional para la zona y sus habitantes”, aseveró Murillo.
Fernando Trujillo, Director Científico de la Fundación Omacha, institución que lleva más de 30 años trabajando en la Amazonia colombiana y que participó en el proceso para la designación de los Lagos de Tarapoto como sitio Ramsar, señaló que entre el 2005 y el 2006 lograron elaborar “un plan de manejo con Corpoamazonia y la Universidad Nacional, pero aún hacía falta una denominación que realmente tuviera una visión de ecosistemas acuáticos y sin lugar a dudas era la designación de un sitio Ramsar”.
En este proceso, que ha tardado alrededor de cuatro años, ha participado la Secretaría Ramsar; entidades del Estado como el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Corpoamazonia y el Instituto Sinchi; además de organizaciones ambientales como Fundación Omacha, WWF Colombia y el Resguardo Ticoya.

Durante el proceso, las organizaciones involucradas les explicaron a las comunidades de Puerto Nariño lo que significaba la designación de esta zona como sitio Ramsar. Trujillo señaló que existía el imaginario de que se iba a convertir en un parque, que les iban a expropiar sus tierras y que no iban a poder desarrollar sus actividades productivas, pero “realmente un sitio Ramsar es un reconocimiento internacional de que esos humedales son importantes y genera la responsabilidad del gobierno nacional de fortalecer la presencia internacional, y generar recursos para inversión en estas zonas”. Y agregó que se realizó una consulta previa con las comunidades indígenas antes de aprobar esta medida internacional de protección.
La importancia ecológica de los Lagos de Tarapoto
La convención Ramsar es un acuerdo sobre medio ambiente que fue firmado, el 18 de enero de 1971, por representantes de 18 naciones preocupados por la degradación de los humedales, ecosistemas sensibles que son hábitat de diversas aves migratorias.
Actualmente Colombia alberga siete sitios Ramsar, incluyendo los Lagos de Tarapoto, que ocupan una extensión de más de 750 000 hectáreas: la laguna de la Cocha, la estrella fluvial del Inírida, el delta del río Baudó, la Ciénaga Grande de Santa Marta, el sistema de Chingaza y el complejo de la laguna de Otún.
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La lista de humedales de importancia internacional reúne a aquellos hábitats que cumplen funciones ecológicas fundamentales y que representan un valor económico, cultural, científico y recreativo para las comunidades donde se encuentran. Para la designación de un nuevo sitio Ramsar se toman en cuenta cuatro características: ecología, botánica, zoología e hidrología.
El valor de estos ecosistemas radica en sus beneficios ecológicos y biológicos. Son fuente de agua dulce, alimento y recursos naturales. Además, se encargan de controlar las aguas altas, recargan las subterráneas y ayudan a mitigar el cambio climático. Colombia, como lo mencionó Luis Gilberto Murillo, “es un país de humedales y tiene cerca de 25 a 30 millones de hectáreas”.
En el caso específico de los Lagos de Tarapoto, con esta designación lo que se está consiguiendo es proteger el agua, sin contar que estos ecosistemas son reservorios de una gran diversidad de peces, por lo que se está protegiendo la seguridad alimentaria de varios miles de indígenas que habitan en esta zona. También cabe mencionar el turismo, recordemos que Puerto Nariño es el primer destino de naturaleza certificado en Colombia y alberga precisamente a este complejo de humedales. “Es un sitio estratégico de conservación”, explicó Fernando Trujillo.

Si bien este extenso complejo de lagos está situado en un área baja, en temporada de lluvias sus aguas pueden alcanzar hasta unos 14 metros de altura. La dinámica hídrica de esta zona se divide en cuatro momentos importantes: aguas altas (febrero a abril), aguas en descenso (mayo a julio), aguas bajas (agosto a octubre) y aguas en ascenso (noviembre a enero).
Las inundaciones son importantes para estos ecosistemas, ya que funcionan como guarderías para delfines, manatíes y alevines de peces. La biota presente en la zona se adapta al pulso del agua, por lo que amplía sus posibilidades de éxito en cuanto a alimentación, reproducción y crianza.
La actividad económica más común en la zona es la pesca y la mitad de la población depende de ella. Y es principalmente en los Lagos de Tarapoto y El Correo, y en los ríos Amazonas y Loretoyacu, donde se desarrollan las faenas de pesca. Pero también se desarrollan otras actividades como la extracción de madera y de otros productos forestales, el turismo y el comercio.
Es decir que la zona tiene “atributos ecológicos que lo hicieron merecedor de esta designación. Reúne una alta riqueza de especies entre las que se destacan algunas carismáticas con alto grado de amenaza en Colombia, como el caimán negro del Amazonas (Melanosuchus niger), los delfines rosados (Inia geoffrensis) y el Pirarucú (Arapaima gigas). Igualmente, este complejo de lagos sostiene la economía local al ser fuente de pesca comercial y atractivo ecoturístico”, señaló Saulo Usma, Coordinador del programa de agua dulce de WWF Colombia.
Una versión ampliada de este informe fue publicada en Mongabay Latam. Puedes leerla aquí.
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