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20 años sin un Plan de Manejo Ramsar para la Ciénaga Grande de Santa Marta

    • El Ministerio de Ambiente acaba de suspender temporalmente un gran proyecto arrocero que estaba rellenando y nivelando humedales para el establecimiento de cultivos en la Ciénaga. El problema es que los usos del suelo en la zona llevan años sin actualizarse.

(Mongabay Latam / Antonio José Paz Cardona)

El 21 de abril de este año el presidente Juan Manuel Santos anunció con emoción la declaración del Complejo Cenagoso de Zapatosa, en el departamento de Cesar, como nuevo sitio Ramsar. Sin embargo, la gran paradoja es que mientras eso ocurría, en la Ciénaga Grande de Santa Marta —ubicada en la costa Caribe colombiana, cerca de la desembocadura del río Magdalena y declarada humedal Ramsar el 2 de febrero de 1998— se escuchaban voces de protesta contra un gran proyecto tecnificado para sembrar arroz que al parecer estaría desecando humedales de este ecosistema. Un día antes de que el primer mandatario colombiano hiciera el anuncio de la nueva área protegida, el Ministerio de Ambiente suspendió temporalmente las obras de esta actividad agrícola en la Ciénaga Grande.

La salinización del agua de la Ciénaga ha matado a los manglares y con ellos han desaparecido varias especies de fauna de las que vivían los pescadores. Foto: Sandra Vilardy
La salinización del agua de la Ciénaga ha matado a los manglares y con ellos han desaparecido varias especies de fauna de las que vivían los pescadores. Foto: Sandra Vilardy

Las denuncias de la comunidad y los líderes ambientales, sumadas a la presión mediática, llevaron a que la autoridad ambiental nacional ordenara a principios de abril una inspección a la zona, comprobara los daños ambientales que se estaban causando y luego impusiera una medida preventiva a la sociedad Trupillos S.A.S por el relleno y nivelación de humedales para el establecimiento de cultivos en la Ciénaga Grande de Santa Marta.

Esa decisión suspendió las obras desarrolladas en el predio San Antonio, ubicado en la zona rural del municipio de Sitio Nuevo, en el departamento del Magdalena. “La medida es adoptada luego de la visita técnica que realizó el equipo del Ministerio de Ambiente a la zona el pasado 5 de abril, en la cual se evidenció una serie de intervenciones en un área considerable del complejo lagunar”, dice el informe generado por el Ministerio de Ambiente.
En el reporte suministrado por el equipo técnico se constató que el desarrollo de actividades en la zona, como compactación y relleno de las áreas para el establecimiento de cultivos, impide la normal circulación de agua entre el complejo de ciénagas que hacen parte del humedal Ramsar, “pues al compactar el suelo se afecta su porosidad y la del subsuelo, que permite el intercambio hídrico de la zona, impidiendo los flujos verticales y horizontales. Así mismo, se afecta la prestación de los servicios ecosistémicos como la captura de CO2 y se incrementa la salinización del suelo, lo que posteriormente lo reseca y repercute en su productividad”.

Adicionalmente, se indica que al eliminar las coberturas naturales se impide el ciclo de nutrientes típicos de estos ecosistemas; se pierde el aporte de nutrientes de la vegetación; se modifican las condiciones de humedad del suelo y se elimina el hábitat para el desarrollo de especies de fauna y de su alimento, como son caracoles, ostras, insectos y anélidos.

La Ciénaga Grande Santa Marta fue declarada humedal Ramsar en 1998. Foto: Sandra Vilardy
La Ciénaga Grande Santa Marta fue declarada humedal Ramsar en 1998. Foto: Sandra Vilardy

La actuación del Ministerio de Ambiente respondía a unas imágenes que mostraban cómo ya no había vegetación en cerca de 500 hectáreas en medio de la Ciénaga. Aníbal Roa y Hernando Solano, dueños de la empresa Trupillo S.A.S., registrada en el departamento del Huila, le dijeron al diario El Espectador que compraron su predio hace un año y entonces era una finca ganadera. “Acá nunca ha habido ciénaga. Es pura ignorancia. Hace siete meses la Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena (Cormagdalena) nos dio la autorización para usar las aguas del río para el cultivo de arroz. Todo está completamente legalizado y queremos montar una empresa con desarrollo tecnológico que le sirva de espejo a toda la zona”, le dijeron al diario colombiano.

Una fuente que pidió la reserva de su nombre le contó a Mongabay Latam que hay decenas de empresas haciendo labores como las de Trupillos S.A.S y que el gobierno nacional se enfrenta a un problema adicional y es que “la suspensión se hizo con base en la propuesta de zonificación de un plan de manejo que no está vigente. Es decir, un documento técnico pero no vinculante”.

Además, la responsabilidad de lo que ocurre en términos ambientales no solo recaería sobre los arroceros, pues la corporación ambiental nunca informó a los empresarios que podían dedicarse al cultivo de arroz pero que estas tierras tenían unas limitaciones debido a que hacen parte de un sitio Ramsar. 

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UN PROBLEMA MÁS

El tema de los proyectos para grandes cultivos de arroz empezó hace unos tres o cuatro años, pero la Ciénaga Grande de Santa Marta también cuenta con extensas plantaciones de banano y palma africana. Y aquí viene uno de los grandes problemas ya que “existen múltiples distritos de riego para abastecer los cultivos que terminan reduciendo el caudal  de los ríos que bajan de la Sierra Nevada de Santa Marta y alimentan la Ciénaga. En casos como el del río Aracataca el caudal es prácticamente cero”, le dijo Sandra Vilardy, decana de la Facultad de Ciencias Básicas de la Universidad del Magdalena y doctora en Ecología y Medio Ambiente, a Mongabay Latam.

Vilardy es una de las personas que más ha denunciado la crítica situación que atraviesa este importante ecosistema colombiano. Según dice, hay muchísimas intervenciones ilegales que están desviando el agua de los ríos que vienen de la Sierra con agua muy oxigenada, una velocidad de caudal importante y que funcionan como un motor que moviliza los sedimentos de la Ciénaga y los hace circular.

La capacidad productiva de la Ciénaga antes de su deterioro era de 8000 toneladas al año. Foto: Sandra Vilardy
La capacidad productiva de la Ciénaga antes de su deterioro era de 8000 toneladas al año. Foto: Sandra Vilardy

Llegados a este punto es importante entender que la Ciénaga se alimenta de tres fuentes de agua: la que viene de los ríos de la Sierra Nevada, la que llega gracias al río Magdalena y la que entra del mar Caribe. Este intercambio de agua dulce y agua salada es el que le da riqueza al ecosistema, permite que los manglares crezcan (cientos de especies se reproducen en ellos) y que el agua circule permitiendo también la migración de peces.

“Hoy sabemos que solo la Ciénaga Grande produce más del triple de toda la pesca del Caribe continental colombiano. Aún con todos los problemas que tiene actualmente, sigue siendo clave para la sostenibilidad alimentaria de muchas familias”, asegura el capitán Francisco Arias, director del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar).

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LA BENDITA CARRETERA

El capitán Arias tiene claro cuál es su dolor de cabeza en este momento: la carretera Ciénaga-Barranquilla y la vía de la Prosperidad (paralela al río Magdalena). Estas vías se construyeron en los años sesenta y eran indispensables para los intereses estratégicos de Colombia, pero como dice Arias, “en esa época no había ni la sensibilidad ambiental, ni el conocimiento, ni el capital para hacer obras mejor diseñadas”. Y es que en ese momento lo que Colombia hizo fue crear un dique y pavimentar encima de él. Esto cortó el flujo de agua de mar con el agua de la Ciénaga  —en el caso de la vía Ciénaga-Barranquilla— y entre la Ciénaga y el agua del río Magdalena —en el caso de la vía de la Prosperidad—. “Hoy en día sabemos que esas dos carreteras se debieron construir básicamente como viaductos”, añade Arias.

El gran problema ahora, que es algo que ni Sandra Vilardy ni el director del Invemar logran comprender, es: ¿cómo las recientes propuestas de ampliación de la vía Ciénaga-Barranquilla insisten en proponer una construcción tipo dique igual a la de hace casi 60 años, la cual ha demostrado ser un completo fracaso?

La salinización de la Ciénaga Grande de Santa Marta pone en peligro el sustento de los pescadores, una de las poblaciones más pobres y vulnerables del país. Foto: Sandra Vilardy.
La salinización de la Ciénaga Grande de Santa Marta pone en peligro el sustento de los pescadores, una de las poblaciones más pobres y vulnerables del país. Foto: Sandra Vilardy.

Hace tan solo 10 días el gobierno nacional tuvo que proponer medidas ante la emergencia por erosión costera en un tramo de esta carretera y sugirió declarar la calamidad pública. “Lo que se está recomendando es que se construya una vía adaptada al cambio climático que permita salvar la Ciénaga Grande de Santa Marta y a la vez proteger esa zona costera”, afirmó el ministro de Ambiente Luis Gilberto Murillo. Por su parte, el ministro de Transporte, Germán Cardona, aseguró que “la vía Ciénaga-Barranquilla es muy importante para el país y debe tener una solución definitiva. Dependemos del apoyo del Ministerio de Hacienda para gestionar el proyecto”.

Por fin parece que los dos ministerios se pusieron de acuerdo, pero “a este gobierno le quedan menos de 100 días, ¿quedará solucionado el asunto antes de que cambie el mandato?”, se cuestiona la bióloga Sandra Vilardy.

Una versión ampliada de este informe fue publicada en Mongabay Latam. Puedes leerla aquí.

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