Durante los últimos años hemos visto como diversos movimientos sociales en Estados Unidos se han apresurado a derribar los monumentos y símbolos remanentes del Ejército confederado en la guerra de secesión americana. Objetos que traen a la memoria las disputas que dividieron a la sociedad norteamericana en el siglo XIX, y que siguen siendo fuente de tensión y discusión para la ciudadanía de hoy. Por supuesto, el mayor conflicto bélico luego de la guerra de independencia sigue despertando el interés de los intelectuales y académicos que continúan volviendo a él con nuevas aristas para abordar el tema. En medio de este renovado interés ha sido publicada la obra War stuff: the struggle for human and environmental resources in the american civil war de la historiadora Joan E. Cashin.

Una obra que, como su título lo indica, indaga sobre el uso del medio ambiente y los animales durante la guerra, una apuesta innovadora. Dicho trabajo recibió importantes premios y distinciones, entre ellas el Firebird Prize y el premio al mejor libro de la Academia de Historia de Ohio. Además, acaba de ser traducida al ruso, siendo la primera monografía sobre la guerra civil estadounidense traducida a ese idioma. Su autora, la profesora Cashin es una reconocida estudiosa del siglo XIX, y ha publicado varios libros, entre ellos A Family Venture: Men and Women on the Southern Frontier (1991); First Lady of the Confederacy: Varina Davis’s Civil War (2006) y War Stuff: The Struggle for Human and Environmental Resources in the American Civil War (2018). También ha sido conferencista en diversos eventos académicos y pedagógicos, así como editora de obras conjuntas como War Matters Material Culture in the Civil War Era entre otras.  Buscamos a la profesora Cashin para conversar sobre los retos que implica abordar el medio ambiente desde la historia como ciencia.

P:El libro War Stuff: The Struggle for Human and Environmental Resources in the American Civil War, es de lejos uno de los mejores trabajos sobre las guerras civiles en el siglo XIX, siendo la primera vez que se da cuenta de ambos bandos, tanto del ejército confederado como de la Unión con una perspectiva ambiental. ¿Cómo surgió la idea de esta obra?

R: A lo largo de los años, mientras investigaba para otros proyectos, encontré con frecuencia pruebas de mala conducta por parte de oficiales y soldados rasos durante la guerra civil. Se llevaban todo tipo de recursos sin autorización y sin completar la documentación adecuada. Con el tiempo decidí que este tema debía explorarse y publicarse en un libro. Así fue como surgió la idea de publicar War Stuff.

¿Qué fue lo que más le sorprendió en el proceso de investigación y redacción?

Lo que más me sorprendió en el proceso de investigación fue que los hombres de ambos ejércitos tomaban recursos de los civiles. Algunas personas que apenas comienzan a estudiar el tema, podrían suponer que los hombres blancos del Ejército confederado serían reacios a tomar recursos de los civiles blancos del Sur, incluso si eran unionistas, pero eso era incorrecto. Y me sorprendió que muchos oficiales de ambos ejércitos no sólo miraran hacia otro lado, sino que ellos mismos tenían el mismo comportamiento.  En cuanto a la redacción, lastimosamente, no pude usar todos los resultados de mi investigación por cuestiones de extensión, pero es algo que le sucede a muchos investigadores a la hora de escribir un libro o artículo.

Su libro reconstruye de manera detallada los recursos usados para el conflicto bélico como la tierra y los animales. En el caso latinoamericano, por ejemplo, los archivos históricos aún no están organizados por categorías animales y ambientales. Estas variables hay que buscarlas en la prensa generalmente. Cuéntenos por favor sobre las fuentes usadas en el libro War Stuff para dar cuenta de los recursos usados y qué tan difícil es encontrar fuentes ambientales y animales a la hora de estudiar las guerras.

Comencé mi investigación examinando una colección de documentos conocidos en Estados Unidos como Official Records of the Civil War. Los investigadores estadounidenses especializados en este campo a menudo se refieren a ella como el “OR”. Se trata de una enorme colección de documentos compilados por el gobierno de los Estados Unidos y que fueron publicados durante un período de unos cuarenta años aproximadamente, desde finales del siglo XIX hasta el siglo XX. Dicha colección incluye, literalmente, miles de documentos generados por ambos ejércitos, informes militares y correspondencia entre oficiales. También, contiene algunas cartas escritas por civiles a oficiales militares. Algunas de estas fuentes fueron bastante sinceras sobre los acontecimientos en terreno. Verdaderamente es una mina de oro de información para los historiadores. Mientras trabajaba en este libro, la colección estaba disponible íntegramente en línea y era fácil de buscar. Esta fuente fue realmente la base del libro, aunque otras fuentes fueron importantes.

¿Cómo cuáles?

Leí muchos diarios escritos por hombres de ambos ejércitos. Los soldados a menudo plasmaban en sus diarios cosas que no le contarían a sus familiares y amigos en sus cartas. Pero, también, ocurrió con los diarios de los civiles. Una mujer blanca en una granja de Virginia podía consignar en su diario, acontecimientos que no le contaría a su marido que se encuentra sirviendo lejos de casa. Además, los periódicos de ambas regiones me parecieron útiles. Estas fuentes deben usarse con cuidado, debido a los obvios sesgos políticos que aparecen en los impresos del Norte y del Sur. No obstante, algunas veces los civiles escribieron cartas a los editores describiendo acontecimientos militares que de otro modo no hubieran quedado registrados.

En sus publicaciones más recientes, tanto en su libro War Stuff: The Struggle for Human and Environmental Resources in the American Civil War como en el capítulo de libro Canine Exploitation in the American Civil War ha renovado la investigación de un tema de estudio clásico para las ciencias sociales como lo es la guerra, abordando la perspectiva ambiental y animal. ¿Por qué dio este giro y cuál cree que es el potencial de cruzar variables como el contexto social, ambiental y animal para la comprensión de la historia?

Tomé la decisión de girar hacia la historia ambiental y los estudios animales porque entendí el potencial que tienen para comprender el pasado. En cuanto a la historia medioambiental, mi investigación puso de relieve la importancia del mundo físico en la manera en que las personas vivían sus vidas. Los seres humanos de todo el mundo han existido en el universo material, por supuesto, y siempre han tenido que lidiar con él de alguna manera, ya fuera intentando dominarlo, coexistir con él o destruirlo. Esto involucra a la población humana de cada generación. Ahora, sobre la historia animal, en mi investigación he prestado especial atención a cómo los seres humanos y los animales han tenido algún tipo de relación en todas las sociedades del pasado. Con frecuencia, las personas han intentado explotar a los animales, pero también han coexistido pacíficamente con ellos o han intentado protegerlos de cualquier daño.  Los animales también se han resistido a su explotación.  Entre estas dos poblaciones se ha construido una interacción profunda que los estudiosos apenas están empezando a explorar.

Creo que combinar la historia ambiental, los estudios animales y la historia social pueden conducir a nuevas perspectivas sobre cuestiones de larga data acerca de la guerra y la sociedad. Este enfoque también puede generar nuevos conocimientos sobre los seres humanos, los animales y el mundo en el que vivimos.

¿Qué consejos les daría a las personas que quieren investigar la perspectiva animal y ambiental en otras regiones como los procesos de independencia de América Latina en el XIX, o los conflictos de guerras civiles en el siglo XIX?

Las guerras por la independencia en América Latina son temas muy significativos, y lo mismo puede decirse de otros conflictos civiles del siglo XIX.  Si tuviera que dar un consejo a los estudiosos que investigan la historia animal o medioambiental sobre estos temas, sugeriría empezar por las fuentes primarias que he mencionado antes.   Los registros institucionales, por ejemplo.   Pueden estar llenos de material sorprendente o asombroso que los historiadores pueden indagar. Así es como he obtenido la mayoría de las ideas para mis libros y artículos. A medida que avance en su investigación, verá cómo sus hallazgos pueden o no encajar en las interpretaciones existentes, y eso determinará los siguientes pasos del proceso. No hay nada más emocionante ni más noble que contribuir al conocimiento del pasado.

Algo fundamental que algunos investigadores omiten es preguntar a los archiveros si conocen colecciones particulares que puedan cubrir la historia ambiental y animal. A veces conocen muy bien los fondos, con más detalles de los que alguien podría encontrar examinando el catálogo de fichas. Muchos de ellos son felices al compartir sus conocimientos con los académicos. Y no se olvide de las sociedades históricas locales. El personal de estas instituciones también puede tener un conocimiento profundo de manuscritos que otros escritores quizás no hayan explorado.

En la actualidad, la historia militar y bélica tiene muchos adeptos. Desde militares retirados hasta personas aficionadas a los avances tecnológicos. ¿Qué diferencia las investigaciones de los profesionales de la historia de aquellos libros elaborados por militares retirados y expertos en estrategias?

Por supuesto, escritores con diferentes especialidades pueden escribir muy buenas obras de historia. Pero, he observado que los que tienen una formación puramente militar -sin formación de posgrado en historia- tienden a centrarse en el campo de batalla, excluyendo casi todo lo demás.   A menudo no se interesan por la política de la guerra, la diplomacia, la interacción de los civiles con los ejércitos o la vida en el frente interno. El resultado es una visión muy reducida de la guerra. Estas obras también tienden a subestimar el caos absoluto de la guerra, el papel de la contingencia, incluidos los accidentes y errores que ocurren en todos los conflictos. Lo mismo sucede con los escritores que se concentran en la tecnología a veces pueden adoptar una visión bastante reducida de la guerra. El elemento humano puede perderse, casi como si la guerra fuera una máquina y se moviera por sí sola.

La guerra no para en el mundo. Ahora, el mundo sufre las consecuencias de la guerra en Ucrania. ¿De qué sirve la historia de la guerra en tiempos de crisis?

En efecto, las guerras han formado parte de la historia de la humanidad desde que los historiadores tienen registro. También es cierto que los historiadores han escrito mucho sobre la guerra, por lo que creo que es posible extraer algunas lecciones generales para el mundo en que vivimos hoy. En primer lugar, es importante darse cuenta de que las guerras suelen ser imposibles de controlar una vez que comienzan. La guerra real a menudo difiere de los objetivos oficiales de la guerra, y los líderes políticos pueden descubrir que es difícil moldear la “forma” en que se libra la guerra, sin importar sus intenciones. La historia de la guerra está llena de consecuencias inesperadas una vez que comienza el tiroteo. En segundo lugar, las guerras suelen implicar a civiles. El conflicto casi nunca se limita únicamente a los militares. La historia demuestra que los ejércitos han tratado de controlar a los civiles, aunque sólo fuera para mantenerlos fuera del camino, pero los no combatientes suelen verse arrastrados a la guerra de todos modos.  Muchos civiles pueden perder sus bienes, y pueden perder la vida, a veces en gran número. Las figuras políticas no siempre son conscientes de que las guerras pueden cambiar sociedades enteras de forma impredecible.

En tercer lugar, las guerras suelen dañar el entorno físico. Los ejércitos pueden consumir enormes cantidades de recursos naturales, como madera y agua, y pueden acabar con las poblaciones animales.  A menudo dañan el entorno construido, en la ciudad o en el campo. Las guerras pueden cambiar el paisaje de formas que los seres humanos no pueden prever o comprender, y el medio ambiente puede tardar años en recuperarse.

En resumen, la guerra es un asunto muy serio, obviamente un asunto mortal, que no debe emprenderse a la ligera.   Pero también hay momentos en la historia en los que la guerra puede ser inevitable. Si la supervivencia de una nación está en juego o ideales fundamentales como la democracia se enfrentan a una amenaza mortal, entonces las acciones militares pueden ser necesarias.  Por ello, los responsables de la toma de decisiones deben ser realistas sobre lo que puede ocurrir si deciden declarar la guerra.  Esperamos que el estudio de la historia genere algo de humildad, algo de conciencia y algo de sabiduría.

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