El Mal Economista

Publicado el danialf90

De la Minería a la Hipocresía

 

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Durante los últimos años la minería a nivel nacional ha sufrido una crisis a la que muy pocos le han puesto atención. Después del auge minero creado desde el 2002-2003, el sector ha enfrentado cambios radicales en el ambiente económico, precios, apoyo gubernamental  y en las reglas impuestas por el estado, lo cual terminó ahuyentando la inversión tanto extranjera como nacional que se venía dando. Sin embargo, todos estos factores se han visto agravados por el constante ataque que ha sufrido la minería desde sus inicios por parte de las comunidades y de la humanidad en general. Es interesante ver como sociedades como la colombiana reacciona de manera agresiva frente a lo que no conoce, o simplemente toma una postura radicales basándose en primeras impresiones o al voz a voz de amigos y conocidos igual o menos informados.

Para el caso colombiano, el sector minero ha sufrido diferentes transformaciones a través del tiempo debido principalmente al conflicto social que atraviesa el país desde hace décadas y a la corrupción que afecta a toda la sociedad. Esto creó laxitud jurídica en una época en que el tema minero no estaba en la boca todos, situación que fue aprovechada para usar los minerales preciosos como el oro o las esmeraldas en el lavado de dinero o en el financiamiento de la guerra por parte de grupos ilegales. Adicional a esto, un código de minas ineficiente pensado únicamente para pequeña minería, creó brechas entre la formalidad y la ilegalidad donde la exploración y explotación podía hacerse por cualquier agente del mercado sin cumplir con los requerimientos actuales en temas ambientales, formando así una imagen poco favorable que al día de hoy prevalece en la mente de la sociedad colombiana. Este concepto es alimentado por la falta de conocimiento de lo que es verdad es un proyecto minero y cuáles son las etapas y estándares medioambientales que el mismo debe cumplir, un cambio en la cultura ambiental a nivel global, y un gobierno que a duras penas puede llamarse ineficiente al momento de ejecutar planes de acción para la regulación y el desarrollo.

Hoy por hoy el ambientalismo está en un momento de histeria a nivel mundial, y en Colombia esto no es una excepción. Cada día se puede leer “minería” en noticias relacionadas con alguna problemática ambiental o en recopilaciones históricas de enfrentamientos entre ambientalistas y empresas mineras, escritas únicamente para mantener el tema fresco en los lectores. Después de leer un sinfín de artículos donde la minería es siempre el villano, me pareció prudente ir más allá del estereotipo colombiano que no se informa sobre diferentes puntos de vista, sino que prefiere seguir la corriente “cool” del momento, la cual es en este momento, atacar cualquier cosa que en principio va en contra de la naturaleza. No me malinterpreten, creo que es vital tener un equilibrio con el medio ambiente, pero también sé que para mantener el estilo de vida moderno en el que incluso los ambientalistas están inmersos, es vital reacondicionar la palabra minería a su realidad.  Se ha vuelto un poco repetitivo que cuando se les pregunta a muchos jóvenes detractores de la minería el porqué de su posición, la respuesta común esté relacionada con la explotación de oro y carbón el cual, de alguna manera, solo relacionan con páramos o ríos, quedando el concepto de la minería en un 10% de lo que realmente es.

La hipocresía empieza cuando se aplica el viejo dicho de “la ignorancia es atrevida”, expresado en los estados de Facebook o tweets que aluden a la erradicación total de la minería, siendo irracional si se toma en cuenta el medio usado para su publicación. Oro, cobre o níquel son solo algunos de los minerales que se pueden encontrar en los celulares y computadores que a diario usamos y que, a pesar que no ser objetos vitales para sobrevivir, si son esenciales para no volver a una edad de piedra sin casas, bicicletas, videojuegos o carreteras.

Además de la importancia clara que tiene una explotación minería sostenible, es importante resaltar que la minería ilegal en países como Colombia alcanza casi el 70% de la explotación total a nivel nacional. Estas prácticas generalmente tienen los baches ambientales que finalmente son fotografiados y publicados en la mayoría de los artículos relacionados con la minería (la típica retroexcavadora al lado de una fuente hídrica). De la misma manera me parecen ilógicas las comparaciones echas en noticias mineras en donde se evidencia que para extraer un gramo de oro se usa más agua que para sembrar un gramo de arroz. Será trillado pero… ¡DESCUBRIERON QUE EL AGUA MOJA!, creo que para cualquier ser humano racional, será evidente que no se puede comparar los costos operacionales de extraer un mineral de una roca sólida y de sembrar ¡1 gramo de arroz!; es como decir que ambos tienen en mismo valor económico. Sin embargo y poniendo datos macro, es interesante que dichas noticias no publiquen también que en países como Perú y Chile (donde se tiene una minería tecnificada) el porcentaje de agua usado en el sector minero es únicamente el 3 y 4,5% del total del agua consumida a nivel nacional, siendo el sector agropecuario el que se lleva casi el 35% del agua total consumida. Claramente es muy difícil criticar a lo que nos da alimento, razón por la que es más fácil echar la culpa sobre lo que pocos defienden.

Colombia no es un país minero como muchos creen, aunque tenemos una capacidad para serlo, la gestión por parte del gobierno no ha sido buena para desarrollar el sector. El  desconocimiento causa inestabilidad en vez de apoyar un mejoramiento en tecnificación e innovación en los métodos de exploración y explotación ambientalmente amigables. Lo anterior forma parte de uno de los procesos necesarios para tener un mejoramiento en la competitividad del sector minero en el país donde el Estado debe ser un facilitador, gracias a normativas claras que brinden seguridad y estabilidad a las empresas tanto nacionales como extranjeras que busquen invertir en minería. El combatir la ilegalidad debe ser una de las prioridades para el gobierno colombiano y es aquí donde también se debe acabar la hipocresía de aquellos que dicen que la minería ilegal es minería artesanal y que simplemente se trata de un sustento que no se debe regularse, al contrario, el impacto sobre el medio ambiente de los mineros artesanales es mucho mayor del que podría causar una mina formal debido a la precaria educación que tienen estos individuos y a su fácil manipulación por parte de grupos ilegales, siendo esto una razón para empezar un proceso de formalización de los pequeños y medianos mineros para que se vinculen a los procesos de tecnificación todo en pro de mejorar la relación con la comunidad y el medio ambiente.

El comer entero de las noticias y el poco nivel analítico e investigativo que tiene la sociedad hoy en día, es algo que en verdad se debe erradicar. La curiosidad de saber si existe una manera de hacer minería sostenible debería ser uno de los temas importantes de los ambientalistas para no caer en la “hipocresía” que nace de vivir en este mundo y querer volver a una edad prehistórica.

Como un adicional, es para todos conocido el difícil momento que atraviesa el sector petrolero debido a los bajos precios del crudo, y el grito en el aire que ha pegado el gobierno nacional sin haberse cumplido 6 meses de esta crisis. Lo interesante acá es que, aunque evidentemente las regalías petroleras son vitales para las arcas nacionales (aunque no seamos un país minero si somos uno petrolero), el mismo gobierno no ha puesto ni el 5% de interés sobre la crisis minera de los últimos 4 años. Dicho sector también es un gran contribuyente económico para el país, pero a pesar de la crítica situación en la que está, no se ha visto un apoyo real pero si siguen llegando los cánones superficiales a mineros que diario pierden los títulos por no poder pagarlos. Es probable que la histeria sobre el sector minero haya afectado definitivamente el apoyo sobre él, siendo esto preocupante para el desarrollo de la nación en momentos críticos como este, donde la minería será vital si se quiere avanzar en competitividad por medio de proyectos que ya están en agenda nacional (vías 4G).

 

Lea también «La Colosa se pregunta: ¿Qué es el Bienestar?»: https://blogs.elespectador.com/el-mal-economista/2015/03/16/la-colosa-se-pregunta-que-es-el-bienestar/

 

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