Mercadeando

Publicado el Dagoberto Páramo Morales

Sin IVA, pero contagiados

No obstante que el presidente Iván Duque y sus desbocados adláteres han querido culpar a las personas del caos vivido en el primer día sin IVA que se le ocurrió decretar en medio de esta pandemia que cada vez nos tiene más angustiados por cuenta del incesante número de contagiados y fallecidos, sólo él es el responsable de tamaño desacierto.

No es posible que la insensatez haya primado sobre la prudencia y la responsabilidad estimulando a que la gente asistiera a las grandes cadenas de ventas al detal a aglomerarse de forma tan irracional. No se cansa uno de ver esas dantescas imágenes en las que las personas, como si no viviéramos momentos tan críticos a lo largo y ancho del país, se desbocaran en este tipo de negocios en búsqueda de un electrodoméstico para aprovechar el significativo descuento que implica no pagar el impuesto al valor agregado.

Nada justifica el manido cuento que se inventó el presidente diciendo que todo fue concebido con asepsia social y que se tomaron las debidas precauciones para evitar más contagios que agravaran más la bestial problemática que padecemos. Esta es una muestra más de que el presidente y sus asesores más cercanos no tienen ni idea de la idiosincrasia del colombiano, de su falta de disciplina social y, lo peor, de lo que significa el ahorro de casi un 20% en el precio de un producto. Claro está, si fue que los comerciantes jugaron limpio y no ajustaron los precios los días previos para que la gente se “tragara el cuento” de estar comprando sin IVA, como se denunció de manera intensa por las redes sociales, ante la impavidez del gobierno.

Produce desconsuelo -por decir lo menos- ver el desparpajo con que el presidente afrontó la catástrofe de ese primer día. En su despampanante rol de presentador del nuevo programa de variedades -que es en lo que se han convertido sus alocuciones diarias- y sin sonrojarse siquiera frente a la gravedad de lo ocurrido, inicialmente trató de justificarse afirmando que habían sido pocos los desmanes y las aglomeraciones para pasar después -cuando las imágenes lo contradijeron- a responsabilizar a los colombianos por no haber respetado los protocolos. Con cara gana él y con sello pierden los colombianos. ¿Cuándo aceptarán nuestros gobernantes que por mucho poder que acumulen siguen siendo seres terrenales y son susceptibles de equivocarse? Qué duro les es admitir que todos cometemos errores y que lo peor no es cometerlos, sino no “darse cuenta” de ellos porque de esa manera no se pueden enmendar. Claro que ello es cierto solo para los simples mortales porque quienes están ensoberbecidos de poder tienen el don de la infalibilidad; jamás se equivocan.

Y si eso es grave, lo es más aún saber que, a contrapelo de lo que afirmaron desde las altas esferas gubernamentales, la más beneficiada no fue la industria nacional, sino las empresas extranjeras que son las mayores fabricantes de los productos que más se tranzaron en ese fatídico día. Cuento aparte merece el recaudo de los ingresos estatales que se vieron sensiblemente menguados cuando más se requieren para hacer frente a esta dura crisis que vivimos en las que tantas personas han sido perjudicadas.

Lo más triste de esta historia es que cuando aparezcan las duras consecuencias, entonces nadie asumirá la responsabilidad que le corresponde. Ni el presidente, ni el ministro de salud y mucho menos, sus asesores lo harán. Seguramente esconderán sus colas cuando los contagios se disparen y la muerte nos siga rondando, implacable y arrasadora. A no ser que esa sea la perversa intención gubernamental de hacer que el virus se extienda más aún y ello le sirva de justificación al presidente para seguir reinando, sin control político alguno y continúe expidiendo decretos con fuerza de ley y siga reformando el Estado a su antojo y al de su partido político que, como sabemos, tampoco aceptará tener algún grado de responsabilidad por la mortalidad que crecerá, inevitablemente. ¡Qué dolor!

Es tan grotesco lo que se vive que todo esto parece el teatro de una pésima película que se repetirá en dos funciones más con similar reparto de actores cada vez más insensibles ante las penas y la tristeza.

¿Cuándo se acabará esta horrible noche que nos tocó con este gobernante que vive en otra galaxia y poco le importa el destino de la inmensa mayoría de los colombianos? ¿Despertaremos algún día para reversar esta catástrofe que padecemos en la actualidad? Si otros pueblos lo han logrado, ¿por qué nosotros no? ¡No hay derecho!     

[email protected]

https://dagobertoparamo.com

PD: Ya está disponible el sexto programa en mi canal de YouTube “Marketing y Sociedad”. Ahora reflexiono sobre la historia y insuficiencia del modelo de las 4 P’s (marketing mix)  precisando su comportamiento desde su creación.

https://www.youtube.com/watch?v=Z2uuT0RhlbM

 

 

 

Comentarios