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Publicado el Dagoberto Páramo Morales

“Puente de la vida”: ¿Atractivo turístico?

Es desconcertante y cruel -por decir lo menos- lo que está pasando en Ibagué, nuestra Capital Musical de Colombia, ya no tan conocida por sus históricas manifestaciones artísticas y folclóricas, sino por una tragedia que nos carcome de pies a cabeza. El incremento de suicidios ya no solo es apabullante, sino que produce un inmenso dolor en el conjunto de la sociedad.

Es increíble que las autoridades locales que históricamente han estado al frente de los destinos de la ciudad y el departamento no hayan sido capaces de contener el reguero de suicidios que se han producido en el irónicamente llamado “Puente de la vida”. Ni las advertencias, ni los gritos desesperados de familiares y amigos de las víctimas han servido para que se tomen las medidas que detengan este trágico desangre que acobarda al más valiente de los mortales. Es inaceptable que las únicas medidas que se hayan tomado sean la de imponer absurdos eufemismos -puente de la vida Vs puente de la muerte- o, lo que es peor, que las instituciones del Estado sugieran que los ciudadanos deben encomendarse a las fuerzas divinas para que no se lancen al vacío. Es macondiano. Declararse incapaz -los hechos lo demuestran- de encontrarle soluciones a este angustiante hecho que enluta a tantas familias, es no solo indolente sino, hasta canallesco. Como si no hubiese medidas que desde la ciencia y el sentido común se puedan aplicar para ponerle la cara a la brisa que nos está arrasando sin piedad.

¿Cómo es posible que hasta el momento no se hayan tomado radicales decisiones que le pongan freno a este hecho que nos azota con todas sus fauces? ¿Cómo es posible que existan personas que afirman que nada se puede hacer porque el potencial suicida siempre encontrará el camino para irse al más allá y prefieran quedarse inermes solo lamentándose en la comodidad de sus propias vidas? De no creer.

Dirán algunos, como lo hacen ciertos individuos insensibles, que al fin y al cabo cada uno es responsable de sus propios actos y que las autoridades poco o nada pueden hacer ante la fatal decisión ya tomada. ¿Habrase visto tamaño nivel de egoísmo e insensibilidad humana frente a la grave situación que cada día padecemos? Por supuesto que cada uno de nosotros somos dueños de nuestro propio destino y podemos hacer lo que nos parezca con nuestra existencia. Es cierto, pero ese derecho tiene límites que el Estado debe vigilar para evitar que se desate la barbarie y la armonía social se rompa en mil pedazos. Si aceptamos esa peregrina tesis de insensibilidad social y humana, entonces, ¿debemos dejarnos llevar por los instintos que como seres humanos llevamos anidados en nuestro interior y debemos permitir que nuestros desenfrenos se desboquen y afecten a todo el mundo?

Lo más doloroso de esta atroz tragedia que cada día se agrava más, es que el “puente de la vida”, parece estarse convirtiendo en un “atractivo turístico” para que algunos suicidas viajen para cegar sus propias vidas. Es atortolante. La tragedia de las últimas dos víctimas -mujer joven con su hijo- es preocupante para la ciudad y su imagen nacional e internacional pues, incluso desde el exterior, se está viendo como una desesperada alternativa para solucionar los problemas psicológicos, familiares, sociales y económicos que las víctimas padecen en la cotidianidad de sus vidas. Viajar desde otra ciudad del país -Palmira- para arrojarse al vacío de esta infraestructura vial, no puede convertirse en un recurso turístico -morboso- que atraiga las miradas de quienes decidan cegar sus propias vidas y las de los suyos, sin que nadie lo pueda evitar. No, no puede ser.

Si esto es triste lo son más las respuestas del actual alcalde de Ibagué a quien se le ocurre la “brillante” idea de crear un “Escuadrón por la vida” dizque para evitar que los suicidios sigan. Se tiene que ser muy insensible para bautizar a un grupo que se supone luchará para defender la vida, con una expresión -escuadrón- que solo significa muerte y destrucción: algo así como crear -dirá que es una metáfora- un grupo -asociada a lo militar- para salvaguardar la vida. Tamaño desacierto.

Será que el tamaño de nuestra insensibilidad y despreocupación social es tan grande que nos impide presionar a las autoridades locales, departamentales y nacionales para que el “Puente de la vida”, ¿deje de ser el “Puente de la muerte” y se pueda evitar este desangre que tanto dolor y desasosiego producen? La lucha por defender la vida tiene que ser más grande que nuestro egoísmo e insensatez individual y colectiva.

 

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