Mercadeando

Publicado el Dagoberto Páramo Morales

Paro nacional e imagen internacional

Duele, cómo no, el desquiciante sufrimiento que están viviendo miles de familias por cuenta de la violencia y la represión policial desatada de forma brutal contra quienes, desesperados, se baten por sobrevivir en este país lleno de hambre, inequidad e injusticia social. Duele, por supuesto, aunque haya desalmados e indiferentes que prefieren mirar para otro lado -como lo hemos hecho por décadas- para acusar a los marchantes con miradas de desprecio y más discriminación aún. Es verdaderamente caótico, triste y desesperante lo que a diario estamos padeciendo desde que grandes capas de la población decidieran, retando las escandalosas decisiones gubernamentales, salir a manifestarse en paz y repletos de entusiasmo. Con el sólido argumento de hacer frente a la macabra reforma tributaria concebida para esquilmar nuestros raquíticos bolsillos, la constancia y la convicción de los marchantes la transformaron en el “Florero de Llorente” dando rienda suelta a un angustiante grito de desesperanza que hemos traído entre pecho y espalda desde tiempos inmemorables.

La frenética violencia desatada por miembros de las fuerzas policiales y la sangre derramada ya sea por las muertes acaecidas o por los maltratos y las desapariciones que han sido documentadas y puestas a circular por miles de ciudadanos a través de las redes sociales y muchos medios alternativos de comunicación, son evidencia inocultable del desespero que cunde en las más altas esferas gubernamentales ansiosas de apagar -con gasolina- el fuego que desde el mismo poder cada día se alimenta. Para constatarlo, basta con quitarse la venda que produce la comodidad individual y asomarse a las imágenes que dantescas muestran el drama y el abuso que tanta indignación produce. Violencia que no solo es inadmisible dada la justeza de los reclamos populares y el desbalance de fuerzas, sino que, al ser convertida en una confrontación desigual, ha producido decenas de muertes y, como se avizora, a juzgar por lo que diariamente se ve, seguirán acumulándose más cadáveres en las desoladas calles de nuestras maltrechas ciudades.

Como inocua defensa de la sangrienta violencia ensalzada desde el gobierno, se argumenta -como siempre se ha hecho-, que los desmanes se han originado en el seno de los marchantes por la presencia de grupos irregulares -narcotraficantes y guerrilleros-, pero las evidencias los desmienten de forma categórica. Al presidente y sus inmediatos colaboradores se les está acabando la manida justificación de culpar al otro a fin de salir airosos de cada confrontación que desde las fuerzas del Estado se suscita. La prueba más fehaciente la señalan los hechos: allí donde ha habido marchas y la policía no ha hecho presencia, no ha habido brotes de violencia y agresión. La gente marcha en paz, con alegría, expresando su inconformismo.

Insistir, como lo masifican los medios tradicionales de comunicación apoyando la versión oficial de que la violencia es cuestión de unos vándalos y de unos cuantos desadaptados, ha contribuido de forma innegable al deterioro de la imagen ya no del gobierno solamente, sino del país en su conjunto. Ello no significa que no se hayan presentado innumerables actos de vandalismo y de pillaje, pero éstos deben ser vistos no como una expresa manifestación de los marchantes, sino como la oportunidad que está aprovechando la delincuencia común para cometer sus cotidianas fechorías. Algunas imágenes han mostrado cómo varios de estos hechos son desarrollados ya sea por gente profesional como una forma de desprestigiar la expresión popular de descontento, o en algunos casos, por gente que en el desespero de la falta de recursos para sostener a sus familias entran a almacenes de víveres y abarrotes a aprovisionarse. La pobreza es cruel.

Sea como sea, lo innegable, es que la imagen de la marca-país no solo se ha deslucido, sino que cada día pierde más y más valor. Y este deterioro de lo que somos como nacionalidad ya no solo es percibido por la institucionalidad internacional y por una buena parte de los gobiernos en el mundo, sino por la gente del común de otros países con quienes los millones de colombianos tenemos contacto. No hay día en que no se reciban mensajes del exterior indagando por nuestras vidas y nuestra cotidianidad. La angustia que se comparte en el exterior por los abusos y la injusticia que padecemos es inenarrable.

Ojalá el gobierno entienda el enorme daño que le está produciendo no solo a las generaciones futuras, sino a los mismos empresarios que operan en un país donde los derechos humanos son violentados de forma descarada y con pueriles argumentos que casi nadie admite con facilidad. Son macondianas las expresiones de algunos funcionarios del Estado como cuando la fiscalía general decide expropiar los camiones que participen en el paro -como si él lo pudiera hacer sin la participación de un juez- o, cuando la consejera para los derechos humanos afirma que para que éstos sean respetados todos debemos portarnos bien.

Ojalá el presidente y este régimen político dimensionen un hecho que se obstinan en negar:  están enfrentando una generación distinta que piensa, actúa y, sobre todo, se informa de manera distinta. Hoy vivimos tiempos distintos y los políticos no pueden seguir haciendo como si estuviéramos en el pasado. No pueden seguir despreciando las voces de millones de colombianos que se están haciendo sentir y menos aún, llamando a hacer pactos palaciegos con quienes no están protestando, e, incluso, no estaban de acuerdo con el paro nacional, o, lo que es peor, con los mismos de siempre.

 

 

 

 

Ya está disponible el nuevo video en mi canal de YouTube “Marketing y Sociedad”: “Intercambio y Marketing”. En este programa describimos las características esenciales del intercambio que, además de ser de beneficio mutuo, se presenta en 3 momentos distintos: antes, durante y después de la transacción que se da entre la empresa y los agentes de la demanda -consumidores, compradores, clientes-.

https://www.youtube.com/watch?v=k46wWwbfNdw&t=3s

https://dagobertoparamo.com

[email protected]

facebook.com/dagobertoparamo

Instagram: dagobertoparamo

Twitter: @dagobertoparamo

 

 

Comentarios